El presidente Nicolás Maduro Moros, ha desplegado una titánica lucha en contra de la guerra económica, auspiciada por la derecha externa, y por los apátridas nacionales. Ha sido una batalla intensa, a partir de que él ganó, en buena lid, la presidencia. Ha sido sometido a los más cruentos ataques, culminando el pasado 4 de agosto con un atentado criminal y terrorista, que afortunadamente fue frustrado por las fuerzas protectoras del presidente. Es decir, por los militares afecto a nuestra revolución. Todo fue planificado para que no Maduro no llegara al 20 de agosto, fecha del comienzo de la reconversión monetaria, como paso definitivo a la recuperación económica de nuestro país. De eso se trata. No es poca cosa.
Ahora más que nunca Nicolás Maduro, nuestro presidente, requiere del apoyo y de la acción rápida y contundente por parte de los gobernadores y alcaldes chavistas. Tienen que remar parejo con Maduro en torno a las medidas económicas que están en marcha. Sólo tiene que ponerse las botas e irse a la calle. Tienen que abandonar los cómodos sillones. Y junto a sus policías y demás organismos gubernamentales tienen que darles duro a los comerciantes inescrupulosos que quieren seguir haciendo lo que siempre han hecho, sin que nadie les dé un parado. Basta de abuso. Basta de robo al pueblo. Y, por ende, basta de multas. Eso no sirve para un carajo. Las multas, ellos, los comerciantes, se las cobran al pueblo, a la gente que va a comprar a sus establecimientos.
Tienen que irse a la calle. Tienen que inspeccionar bien a los comercios. Aquí, en Guayana, muchos sólo ha rebajo tres ceros a los precios. Y siguen como si nada, apretándole el cuello al consumidor.
Son unos verdaderos pillos, atracadores y hambreadores. ¿Qué tienen que hacer los gobernadores y alcaldes para frenar esta ola de especulación? Al culpable hay que retirarle la patente de comercio y punto. Con esta acción frenaran la avaricia de los demás. Y estarán prestándole un gran apoyo al pueblo, y, por ende, al presidente Nicolás Maduro Moros. ¿Qué hacer con los funcionarios que se dejan comprar? Sencillo: ponerles los hierros y nadarlos a vacacionar a una cárcel. Y punto. La revolución no se para. Se crece en las dificultades.
Pero, una cosa, es cierta, señores gobernadores y alcaldes, tienen que ayudar al chófer presidente, con todos los hierros. Él se lo merece más que nadie. Ustedes lo saben…