El actual cuadro político y económico del país no está para polemizar, sin tomar en cuenta la situación que vivimos los venezolanos. Analizar realidades y defender teorías sin tomar en cuenta la vivencia del país no enseña que nos distancia del pueblo de a pie.
Los venezolanos entendemos que estamos ante una agresión imperialista su génesis que cuenta en Venezuela con el apoyo de mercenarios, apátridas, factores empresariales y hasta enchufados en el propio Estado.
Quienes viven de su propio trabajo ven como el empresario mueve los precios de los productos diariamente, mientras que los beneficios de la fuerza laboral cada día pierden su poder adquisitivo. Tenemos economistas, vinculados incluso al gobierno que viven de la utopía y no se percatan de la realidad que padecemos los trabajadores, o se hacen los locos. La sociedad de cómplices que agreden al pueblo e impulsan por todos los medios una guerra sin cuartel contra el gobierno de Nicolás Maduro; nunca vista en los anales de la historia contra presidente alguno; que hasta pagan por asesinarlo. Defendamos pues este momento histórico, como una encrucijada en la lucha, de ideas y acción para tomar el camino correcto en defensa de la soberanía nacional; no es el momento para coquetear con el enemigo de clase que a diario busca corromper, incluso a funcionarios del gobierno para obtener beneficios económicos y debilitar el proyecto bolivariano. Los mejores economistas están en el seno del pueblo; dígame si consultamos a los pensionados y jubilados que cobran mensualidades de 400.000,00 Bs, o un obrero tenga un salario igual al que tenía hace seis meses. En medio de este maremágnum la burguesía es la gran ganadora de la inflación inducida. Al obrero se le ha vuelto trizas el salario, al caer en un 36% en los años 2014 al 2017; mientras que la burguesía se le ha incrementado en un 247% el grado de explotación durante ese periodo. Actualmente los ricos son más ricos y los pobres mas pobres
