Política económica y reactivación del crecimiento

El gobierno del presidente Maduro ha adoptado medidas en el ámbito político que contribuyen a generar expectativas positivas en la población y en el extranjero. Por otro lado, la oposición al gobierno, sobre todo, el sector que alentó las sanciones y medidas criminales contra el pueblo venezolano, en alianza con factores extranjeros imperialistas, aparece hoy derrotado y luce más cadavérico que un enfermo crónico con Covid-19 y complicaciones múltiples. Su desaparición y sustitución por una oposición democrática sería, sin duda, un desenlace que esta oposición fascista y autoritaria merece.

Sin embargo, la situación en el ámbito económico no luce igual de optimista. Son siete años continuos de estancamiento económico; una política económica que puede mostrar pocos logros positivos y que está generando gran sufrimiento social, convirtiéndose en un obstáculo a la estabilización política, económica y social del país.

La gestión económica luce excesivamente confiada en una política que se sustenta principalmente en la promoción de la inversión del sector privado, para ello, ha ofrecido a los empresarios privados: bajas tasas de interés negativas, una moneda muy devaluada, y un mercado de consumidores cautivo, debido a las sanciones y a las restricciones de divisas; también, les ha otorgado disminuciones, moras y exenciones en los impuestos y en tarifas de servicios públicos, aunque en este último caso, las ventajas se pierden por las fallas en la continuidad y calidad de estos servicios… Y se ha llegado aún al extremo de asegurarles, también, el salario más bajo del mundo (o al menos, uno de los más bajos del mundo) y hasta contribuir con su pago (¡!). Es decir, no puedo imaginar un paquete de incentivos más completo y favorable para el sector privado.

Aún así, percibimos un sector privado reticente a reiniciar las inversiones y a traer sus divisas, que aspira además (increíblemente) a que el Estado les siga otorgando las pocas divisas que logra captar. ¿Se olvidan, acaso, que exigieron la apertura del mercado cambiario (contra toda lógica de prudencia económica) con la excusa de que únicamente de esta manera, el sector privado estaría dispuesto a traer las divisas, que previamente extrajo de la economía nacional a precio subsidiado?

Pensamos que el sector privado no tiene la disposición suficiente de convertirse en factor para el reinicio del crecimiento económico nacional, y que apoyarse exclusivamente en éste impone un elevado costo, medido en términos de inflación, limitado crecimiento económico, devaluación de la moneda y desigualdad social. Por el contrario, creemos que el sector estatal venezolano tiene fortalezas evidentes, pues, entre otras, es dueño de industrias muy importantes, que cuentan con gran capacidad exportadora; y es propietario de cuantiosos recursos naturales, contando además con una importante fuerza laboral y productiva. Por ello, el sector estatal está llamado en nuestro país a ejercer un liderazgo y servir de guía en materia económica. Ceder este liderazgo produce una transferencia indebida de recursos hacia un sector privado ahíto de dinero y reticente a invertir.

No estamos invocando ninguna política de expropiación ni estatización; al contrario, estamos aconsejando el aprovechamiento de las ventajas que el sector estatal ya posee dentro de una economía de mercado global. Y la adopción de una política nacional estratégica que reinicie el crecimiento económico, ofreciendo además garantías y estabilidad a toda la sociedad.

Es necesario concertar un plan de crecimiento y reactivación económica que ofrezca garantías a todos y que no cargue exclusivamente sobre los trabajadores el costo del ajuste. Una estrategia que incorpore responsablemente el papel de orientador y guía estratégico que puede tener el Estado, además de reconocer las obligaciones sociales que tal Estado debe tener también en una sociedad capitalista, demanda por las contradicciones sociales y las exigencias de legitimidad política y social.

Por último, en este momento tal estrategia es la que nos luce más viable. Empeñarse en continuar degradando los salarios produce una gran tensión y resulta una medida injusta e ineficiente en términos de su capacidad para reactivar la economía. Empeñarse en esta política económica genera un gran costo y una deuda social que se transmite por generaciones, limitando el crecimiento futuro y progreso de los venezolanos.

No podemos equivocarnos nuevamente. Aún tenemos oportunidad para corregir la política. Con las elecciones parlamentarias esto luce, más que una oportunidad, como una necesidad.

Este 6 de Diciembre, no te olvides de votar. Vota por la Venezuela que tú quieres. Este 6 de Diciembre defiende Venezuela de sus enemigos. Este 6 de Diciembre vota.



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Rodolfo Magallanes

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la UCV

 magallanucv@gmail.com

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