Los efectos del crédito

En los últimos 12 meses, el precio del dólar en bolívares se incrementó en 20,42 %. El dólar superó los 40 bolívares, según la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV), produciéndose una devaluación del bolívar en más de 15 % solamente en el mes de octubre. Atrás quedaron los casi nueve meses de estabilidad cambiaria en que el dólar se mantuvo entre los 34 y 37 bolívares. De esta manera, desde que se produjo la última reconversión monetaria, y el dólar quedó en un precio de 4,17 bolívares, hay una devaluación acumulada de casi 880 %.

A pesar de ello, este repunte es menor a los registrados anteriormente en esta etapa en que se implementaron las mesas cambiarias en los bancos privados y del Estado. Para septiembre de 2022 el dólar ya había aumentado poco más de 91 % y en febrero de 2023 el aumento sumó más de 206 %, luego de aquella huelga de maestros y docentes que obligó al gobierno a emitir dinero para hacer pagos correspondientes a deudas con el sector educativo. El incremento continuó hasta enero de 2024, al subir nuevamente un poco más de 49 %, hasta lograr la estabilidad concedida por el ingreso de divisas a través del intercambio petrolero, con una distensión de las sanciones de Estados Unidos contra Pdvsa, el BCV y el gobierno.

Todo el marco electoral que se desarrolló para las elecciones presidenciales, tuvo como epicentro negociaciones entre la Casa Blanca y Miraflores, en un interés mutuo de restablecer el intercambio petrolero y la eliminación de sanciones petroleras. Sin embargo, al producirse las elecciones surgió una controversia con los resultados que hoy son señalados de fraude por los sectores de oposición y de un ataque cibernético a la infraestructura informática del Poder Electoral, por parte del gobierno. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó como ganador de las elecciones a Nicolás Maduro, mientras que los sectores de oposición alegan que ellos obtuvieron el triunfo.

La situación electoral derivó en que actualmente, para países de Occidente, no hay un ganador claro para reconocer como presidente legítimo. Sin embargo, previo a esa situación, Estados Unidos había blindado las relaciones petroleras con Venezuela, aunque inclinadas a su favor, al sustituir las sanciones generales, con la Licencia 41. Al final, Washington y Caracas siguen en un entendimiento pragmático, de intercambio petrolero y de divisas. Los ingresos que obtuvo Venezuela en los nueve meses señalados, sirvieron para mantener la estabilidad cambiaria que se señaló. Sin embargo, el repunte actual es menor porcentualmente a los tres primeros mencionados desde que se inició el actual ciclo.

Es preciso señalar que, debido a la situación política, la confianza de los inversores merma y esto resta también que haya inversiones extranjeras. En el Indicador de Optimistas y Pesimistas sobre la Economía Venezolana que este autor hace mensualmente, en octubre de este año el mismo estuvo en 26,75 puntos o en la zona de "PESIMISTAS". Eso indica que en la percepción de los venezolanos se anticipa desaceleración económica, con pesimismo en el futuro, del empleo y los ingresos. Esto último se traduce en menor inversión, en contracción económica y reducción del gasto de los consumidores.

Pero en el mundo hay una crisis global, que involucra directamente al petróleo y al dólar. Washington defiende su posición con el aumento de las tasas de interés de su divisa, lo que produjo una caída del precio del petróleo desde junio de 2022. También, en el último mes, se produjo una fuerte demanda de dólares previo a las elecciones de Estados Unidos. El índice DXY que mide al dólar contra seis de las principales divisas mundiales, aumentó de 100,17 puntos a máximos de 104.54 puntos. Los especuladores evadieron el riesgo durante todo octubre, lo que también generó presión a la baja del petróleo.

Venezuela apenas logra rozar los 950 millones de barriles de petróleo en producción y todavía tiene deudas por pagar. La todavía baja producción petrolera y la merma del precio del barril, reduce el ingreso de divisas al país, lo que genera presión cambiaria al aumentar la escasez de dólares disponibles en la banca. Esto refuerza la desconfianza señalada anteriormente.

Esta caída de ingresos se trata de combatir desde Miraflores, empleando una nueva herramienta y es la de reducir el encaje legal. En los últimos meses, hay mayor disposición de créditos para empresas y personas. Aunque a tasas de interés reales y ya no aquellos créditos que permitían a muchos hacerse de buena cantidad de divisas, financiados por los bancos con tasas de interés por debajo de la inflación, lo que contribuyó a la hiperinflación en 2018, que pagaron los que no tuvieron acceso a créditos.

Hay un aspecto a tomar en cuenta. Después de la hiperinflación, Venezuela se convirtió prácticamente en un mercado virgen en materia de deuda, en el actual entorno. Cuando se produce la última reconversión monetaria, al eliminarse cinco ceros de las cifras del bolívar, estos también fueron eliminados de la deuda de empresas y personas. Es decir, alguien que en 2018 tenía una deuda de 1 millón de bolívares en su tarjeta de crédito, quedó debiendo apenas 10 bolívares. De esa manera, el mercado de deuda en Venezuela quedó prácticamente reseteado y la morosidad se desplomó.

Actualmente, la apertura de los créditos podría estar siendo vista por el gobierno, como una oportunidad para apuntalar el crecimiento. Pero esto también está contribuyendo a aumentar la liquidez monetaria y en un país que todavía importa mucho, se genera presión en el precio del dólar debido a la demanda. Los reportes de aumento de carteras crediticias en los bancos son abrumadores, pero esta inyección de liquidez, que tiene como objetivo hacer crecer la economía, tiene sus costos y es el que se está viendo en el alza reciente del dólar.



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Alex Vallenilla


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