Antiguamente pasábamos por ese gran edificio en Los Chaguaramos que albergaba a la empresa Creole. Ahí solo veíamos a hombres y mujeres muy bien vestidito que se paseaban por la entrada de la edificación con la característica propia de esos a los que el pueblo les dice “que se las dan de mucho”, Miraban de soslayo como en las novelas de Ágata Christie a quienes visitaban ese lugar: la realeza petrolera en plena efervescencia. Después pasó a ser de Pdvsa y un día, un sagrado día, el Presidente y el gobierno revolucionario decidieron que ese gran monumento al cemento sería la UBV, la Universidad del pueblo. Y a ese lugar entraron casi trescientos mil mujeres y hombres que eran segregados por la UCV, la Casa que Vence la Sombra y que ahora es pertenencia de la oligarquía que no le da cupo a los pobres-
La bulla, la alegría, el perenne diálogo de muchachas y muchachos, la emoción de los padres de éstos, de los familiares que orgullosamente acudieron al lugar a acompañar a sus vástagos, a sus sobrinos, a sus nietos y nietas era de una emoción indescriptible. Cuando los muchachos se gradúan los padres lloran y hablan y hablan como loritos atrapados por el orgullo de ver a sus proles acudiendo a la historia, a la educación, al progreso. Que cantidad de jóvenes emocionados, luciendo sus togas y sus birretes, tomándose la foto de ley, bromeando y contagiando fe y dicha, alcanzó la cima de nuestras emociones.
La Revolución cumplía con sus jóvenes, con quienes un día tomarán las riendas de la patria para seguir sembrando la semilla al futuro en medio de las transformaciones sociales, humanas, educativas, científicas que siempre ha de requerir la patria Bolivariana. Cuando estuvimos dentro del Salón Simón Bolívar y comenzó a llenarse de graduandos y profesores, les dimos las gracias a aquel “por ahora”, porque para la IV.R estos jóvenes que vieron culminadas en parte su formación, no existían, eran sombras olvidadas, tapiadas por la indiferencia; solo ellos podían educarse para después explotar a sus congéneres o irse al exterior después de haberles sacado la educación a la patria.
En la línea central de gran salón, se sentaron ellos, los que iban a recibir sus diplomas en el Acto Solemne de Grado de la promoción Simón Bolívar cohorte 2911-1- Los vestidos de azul que sonreían, que dialogan entre si, que llevaba con orgullo la boina de la UBV, escuchaban al Profesor José Berrios que suplió al rector Prudencia Chacón, quien lanzó al viento esas humildes palabras que en boca de los revolucionarios penetran nuestro oídos para expandirse en nuestro cerebro con orgullo; la sencillez del Presidente Hugo Chávez estaba en el pensamiento del Profesor José Berrios y nos emocionamos al ver a tantos muchachos y muchachas desfilando para recibir sus diplomas, ¡ gracias revolución!
Agroecolgía, Arquitectura, Comunicación Social, estudios Políticos, Educación, gestión Ambiental, Salud Pública, Gestión Social de Desarrollo Local, Informática, Estudios Jurídicos.
Los rostros de esos venezolanos se tatuaron en nuestros recuerdos y, vamos Presidente Chávez, no pudimos detener las lágrimas, al observar, al palpar que entre ese núcleo hiperkinético de jóvenes y no tan jóvenes, con el mismo rostro que me iluminó el día en que nació, iba mi hija, mi adorada negrita, mi amor interminable a recibir su galardón en Comunicación Social, Viva la UBV, vivan sus trabajadores, el personal que la mueve, que la agiliza, vivan sus profesores, vivan sus alumnos, viva la revolución que les abrió las puertas al estudio, viva Venezuela por tener esta hermosa juventud que la llevará a cabalgar las sabanas de la inmortalidad por siempre
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