Caracas, 29 de septiembre de 2015
Respetados compañeros de la Asociación de Profesores de la UCV:
Anoche, un poco tarde, me enteré de esta noticia y sobre la marcha estoy escribiendo algunas reflexiones.
Creo que el pueblo venezolano en su conjunto tiene legítimas preocupaciones sobre el futuro del país y que si hablamos del pueblo como la unión de quienes sufrimos las injusticias del sistema dominante, es decir, la dominación en sus distintas formas (económica, social, del pensamiento, de género, étnica, cultural, etc.), esas preocupaciones son comunes.
Una de esas preocupaciones es que nuestras universidades estén abiertas, bien dotadas, bien atendidas presupuestariamente, con autoridades legitimadas mediante elecciones democráticas, con sus profesores bien pagados y dedicados íntegramente al servicio de la sociedad, de la naturaleza, del planeta; con estudiantes comprometidos con la patria, con la humanidad, con la naturaleza, con el planeta; con trabajadores y empleados igualmente comprometidos, participativos y respetados como miembros de pleno derecho de la comunidad universitaria.
Creo, en síntesis, que podemos trabajar con un programa que una a toda la comunidad universitaria. Un programa que todos podamos defender ante la sociedad venezolana, ante el gobierno, ante instituciones internacionales, etc.
Un programa con raíces profundas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la Ley de Universidades y en general en el ordenamiento jurídico de nuestra Nación. Un programa que no tenga la inmediatez sólo del problema salarial, reconociendo que él es de una sustantiva urgencia.
Uno de los puntos de partida de ese programa debe ser que la Universidad (con mayúscula), no es una institución comprometida con el gobierno o con la oposición. La Universidad es una institución del Estado venezolano. En consecuencia, no puede ser base de operaciones ni del gobierno ni de la oposición. Ni del gobierno para violar la autonomía universitaria, ni de la oposición para tratar de derrocar al gobierno.
Es de esta manera como la Universidad puede cumplir con los fines superiores contenidos en el siguiente mandato de la Ley de Universidades: "La Universidad es una comunidad de intereses espirituales en búsqueda de la verdad". Debería decir de las verdades, me parece, pero eso es parte del dialogo que debemos desarrollar.
La Universidad no puede someterse al gobierno ni el gobierno puede esperar eso. Ahora bien, la Universidad como institución del Estado está obligada a regirse por los planes de la Nación, por las políticas sustantivas que adelante el gobierno como representante del Estado. Este es un diálogo abierto.
En consecuencia, sin restarle importancia al tema salarial, creo que dicho tema está cruzado con los problemas anteriores y que desvincularlo de ellos no nos conducirá por buen camino. No será la vía para negociar con el gobierno ante el país y muy especialmente, ante los estudiantes.
No podemos olvidar que somos, creo, esencialmente docentes, independientemente de la dedicación o la categoría que tengamos. Todos nuestros actos son actos pedagógicos. Hasta cuando reclamamos incrementos salariales, no podemos ni debemos olvidar que somos docentes y eso nos confiere una responsabilidad diferente ante la sociedad, ante el pueblo venezolano y muy especialmente ante ese pueblo conformado por los estudiantes. No podemos afectarlo a menos que lo expliquemos y razonemos muy bien.
Por ejemplo, ¿está cerrada la negociación con el gobierno? No lo creo y eso no ha sido explicado ni demostrado fehacientemente.
La esencia de la universidad son los estudiantes. Sin estudiantes todos los demás miembros de la comunidad universitario somos superfluos, absolutamente prescindibles.
Sobre el referéndum convocado para mañana miércoles
Aplaudo la decisión de convocar un referéndum y no solamente una asamblea más. Ahora bien, un referéndum son palabras mayores. El ausentismo le quitaría legitimidad y haría sus resultados cuestionables.
Entonces, propongo lo siguiente:
1) Que aplacemos su realización, al menos, por una semana, es decir, hasta el miércoles 07 de octubre. Esto facilitaría una mejor organización de la convocatoria y le daría mayor legitimidad. Para nuestra dirección universitaria sería una muestra de flexibilidad y tolerancia, propias del mundo académico.
2) Colocar mesas de votación en cada una de las facultades de nuestra Universidad y no sólo en las instalaciones del IPP.
3) Solicitar apoyo logístico al Consejo Nacional Electoral (CNE) para colocar máquinas de votación que den un resultado inmediato y confiable.
4) Nombrar una Comisión Electoral que cuente con el reconocimiento de la comunidad universitaria. Esto es muy importante pues un paro profesoral afectará este semestre, que ya viene afectado por paros anteriores, actos de graduación que ya están programados, en fin, afectará intereses y derechos de terceros. Por tanto, un paro como este, debe estar suficientemente legitimado y fundamentado.
5) Debemos estimular que los organismos estudiantiles y de los trabajadores universitarios convoquen consultas similares. Si este paro está realmente justificado no deberíamos temer por el pronunciamiento de otros sectores de la comunidad universitaria.
La legitimidad de este referéndum debe ser cuidada con toda seriedad. Por tanto, no se debe improvisar y generar bases para una impugnación que nos dividiría aún más y debilitaría la fuerza de cualquier resultado. No hay por qué temerle a la democracia.
Esta carta es absolutamente personal. No represento a nadie más que a mí mismo. Hago votos porque podamos resolver esta situación para bien de la Universidad y de nuestra patria. Si no los proponemos, este referéndum podría ser el principio de un reverdecimiento que supere la apatía, principal enemigo de cualquier lucha justa.
Respetuosamente,
Prof. Julio Escalona