No es ninguna sorpresa para nadie que una vez que el Gobierno Bolivariano hiciera pública su propuesta curricular para el llamado Sistema Educativo Bolivariano se desatarían todas las fuerzas de la oposición para oponerse, de antemano, y criticarla luego. Si así es. Primero se oponen sin tener razón alguna que esgrimir. Luego leen un poco y comienzan a criticar fragmentos del documento y a develar lo que llaman las trampas, lo que está por debajo de cuerda o, como lo denominan últimamente los “caramelos de cianuro”.
Los expertos pedagogos de la derecha adoptan la teoría de la conspiración como única explicación para las políticas y prácticas educativas del Gobierno Bolivariano. Para ellos nada es como es, ninguna palabra significa lo que significa, ninguna oración expresa lo que expresa, y así sucesivamente. Para ellos siempre hay un significado oculto, una intención oculta, un concepto opaco, para ellos el Gobierno, leáse Chávez, siempre está conspirando contra los ciudadanos.
En la discusión que ha planteado recientemente la oposición en los medios de comunicación, tanto sobre el Currículo Nacional Bolivariano (CNB) como sobre el Sistema Nacional de Ingreso a la Educación Superior (SNIES), se mezclan la ignorancia y la postura de oposición a ultranza, y se revela un pobre discurso pedagógico. La pobreza de ese discurso en buena medida se debe a que está subordinado a lo ideológico, a la intención de oponerse a todo lo que propone el Gobierno. Realmente no les interesa discutir sobre la propuesta curricular, su única motivación es tratar de producir espacios en los que parezca que se está derrotando políticamente a Chávez. Como muestra tenemos que la primera reacción a la propuesta de Chávez de dar más tiempo a la discusión y abrir más espacios para la misma, la ven como una derrota política, como un signo de debilidad y como un triunfo de la sociedad civil.
La discusión es entorno al currículo. Pero, tenemos claro qué es el currículo. Pareciera que no. El currículo no se reduce a los contenidos que se expresan en los documentos oficiales. Algunos autores ni siquiera reconocen esos documentos como currículo. Si bien no hay un acuerdo entre los pedagogos acerca de qué es el currículo, si hay una caracterización de éste que es ampliamente aceptada. Se trata del reconocimiento de la existencia de varios currículos simultáneos. Por ejemplo, Posner sostiene que hay cinco currículos que operan simultáneamente: 1) currículo oficial, 2) currículo operacional, 3) currículo oculto, 4) currículo nulo y 5) extracurrículo. Otro ejemplo es la caracterización que hace el Instituto Internacional de Evaluación, en la cual reconoce cuatro currículos: 1) currículo intencional, 2) currículo enseñado, 3) currículo evaluado y 4) currículo aprendido. Escapa del fin de este artículo explicar cada uno de estos currículos. Me interesa destacar que, dada la diversidad de currículos, es estéril centrar la discusión en sólo uno de ellos. Además, hay otras consideraciones que podrían incorporarse a la discusión como las ideas de Bourdieu sobre las pedagogías invisibles y el posicionamiento de clase. También podríamos agregar la consideración del currículo como conversación. Le dedicaré otro artículo a este último asunto. Para otros, desde la perspectiva constructivista, el currículo es aquello que hace el profesor en el aula con los estudiantes. El punto que me interesa resaltar es: aclaremos qué es el currículo y empecemos la discusión de los asuntos de fondo.
Los socialistas no podemos caer en el plano de la oposición y discutir sobre banalidades. A la derecha no le interesa la discusión de fondo, ellos son buenos nadando en la superficie y muy malos en las profundidades. Porque la derecha siempre tiene que ocultar sus verdaderas intenciones, no por que estén conspirando, sino porque no tienen alternativa. Los socialistas no tenemos nada que ocultar y si podemos discutir sobre el fondo del currículo. Discutir en los términos de la oposición sería hacerles el juego, desviar la atención hacia lo político y no centrarse en el fondo de la discusión pedagógica, en la reforma curricular.
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