El gobierno acaba de decretar, en uso de su soberanía, la nacionalización de la empresa vidriera yanqui Owens Illinois por estar inmersa en actividades monopólicas violadoras de la propia Constitución Bolivariana, de afectar los intereses económicos del país y su desarrollo dentro del modelo socialista, amén de la explotación inmisericorde de los trabajadores, véase el caso de los trabajadores tercerizados.
Pero esa expropiación que acertadamente hoy se produce, tiene una historia, dramática, cruel, con una estela de muertes, de revolucionarios torturados, condenados a largos años de prisión. Porque la Owens Illinois es una empresa trasnacional de capital norteamericano vinculada a los organismos de inteligencia norteamericanos. Su voracidad monopólica atentó permanentemente, desde su llegada a Venezuela, contra los intereses de nuestro pueblo; precisamente en el marco del enfrentamiento de los revolucionarios y sectores de la izquierda venezolana a la voracidad imperialista, en la lucha por nuestra soberanía e independencia, se produjo en 1976 el secuestro político del agente de la CIA y alto funcionario de la Owens en Venezuela, William Frank Niehous por partidos y grupos alzados en armas en esa época.
Producto de esa acción pagó con su vida el joven líder de la Liga Socialista, Jorge Rodríguez, brutalmente torturado por los sicarios de la Disip. David Nieves, Iván Padilla, Marelis Pérez, Carlos Lanz Rodríguez y muchos otros revolucionarios sufrieron los terribles tormentos de las despiadadas torturas, persecuciones y crueldades del régimen entreguista y vende patria de Carlos Andrés Pérez y Acción Democrática.
Finalmente el año 1979 el agente imperialista salió de su cautiverio, los revolucionarios pagaron un altísimo costo político y humano y la empresa que en Venezuela monopolizó la hechura de los envases de vidrio, siguió tan campante, con el apoyo irrestricto de los gobernantes de turno y de todos los que vinieron después pero, sobre todo, de la oligarquía explotadora, del venal, corrupto y entreguista empresariado monopolista criollo.
La empresa aumentó los ritmos de explotación de los más de 1000 trabajadores y del saqueo de nuestras riquezas, produjo incalculables destrozos al medio ambiente en el estado Trujillo, afectó el equilibrio ecológico, afectó la salud de muchos trabajadores ante la mirada impasible de los gobiernos regionales (Trujillo, Carabobo).
La medida de expropiación supuestamente sorprendió a los propietarios de la empresa en Venezuela, cosa que dudamos, sobre todo si se tiene en cuenta la decisión revolucionaria del gobierno de ir enfrentando el latifundismo y de ir eliminando los monopolios. Es una medida propia de la agudización de la lucha de clases, el poder lo tienen en las manos las fuerzas revolucionarias liderizadas por el presidente Hugo Chávez. Pero es imprescindible que el movimiento obrero que allí labora y todo el entorno productivo asuma, desde una posición clasista, revolucionaria, una medida que encarna absoluta y totalmente sus intereses, que defiende sus intereses como clase. No es sólo la garantía laboral, el contrato colectivo, que, evidentemente, con el control obrero/estatal de la empresa esas garantías sufrirán una sensible mejora, el HCM por ejemplo, una cesta ticket que eleve la tasa de compra. El problema es político, del poder de la clase obrera sobre ese poderosos y estratégico instrumento de producción. La revolución no puede caerle del cielo a los trabajadores y éstos quedar sorprendidos, como si no vivieran en un país en revolución y actúen de manera incomprensible, apegándose exclusivamente al economicismo, a las prácticas sindicalistas tradicionales que pueden generar algún beneficio económico, incluso que algunos sectores obreros vean a la empresa como buena, generosa y, lo peor, necesaria y su cortedad de visión política no les permita ver el carácter monopolista, imperialista de la empresa nacionalizada y el inmenso daño que por años le ha causado al país.
La clase obrera está obligada a avanzar en pos de objetivos superiores; hay que dejar atrás a los más inconscientes, a los que por no tener conciencia de clase, concilian, dudan, vacilan, le hacen el juego a la contrarrevolución fascista que trata de pescar en río revuelto, juegan al guarimbeo e, incluso, tratan de imponer la posición de la oligarquía de Fedecamaras que es revertir la medida gubernamental y producirle una derrota política al gobierno.
La medida ha sido un shock para la oligarquía, para el imperialismo, no es que no la esperaban, no la creían posible por la osado de la misma. Para los trabajadores de la Owens Illinios no puede ser más oportuna desde el punto de vista del fortalecimiento de sus intereses de clase, tienen en sus manos la inmensa posibilidad de comenzar a construir el poder obrero, de dar sus inestimables aportes para la construcción de la economía socialista. Sintonizarse con las políticas gubernamentales es fundamental, fortalecer la revolución con el poder obrero es imprescindible.
Digamos, en el recuerdo del insigne líder revolucionario Valdimir Ilich Lenin, ¡todo el poder para los trabajadores! Este es el momento, trabajadores de la Owens Illinois, de dar el gran salto, de tomar en sus manos el control de la empresa, como una primera vía para tomar el poder y la conducción de la revolución social bolivariana.
(humbertocaracola@gmail.com)