No hay la menor duda, el precio
de la gasolina en Venezuela es un regalo del Estado a los consumidores.
La sola comparación de los precios de venta de combustibles en nuestro
país, con los de los países donde se expende la gasolina más barata,
como Saudi Arabia, por ejemplo, deja pasmado a cualquiera. En Venezuela
el galón de gasolina vale aproximadamente 6 centavos de dólar, En
Arabia Saudita 46 centavos de dólar. Ni que decir en USA. donde el
precio ronda los 3 dólares por galón.
Sin entrar en consideraciones
políticas, que puedan resultar del enorme subsidio que PDVSA le otorga
a los venezolanos cada vez que compran un litro de gasolina o
de diesel, y que pudiera interpretarse como populismo, o como lo que
analistas de oposición denominan petropopulismo, es obvio que a esa
empresa, le cuesta una gran cantidad de dinero mantener estable el precio
actual de los combustibles que se expenden en el país. Dinero que si
bien es un alivio al bolsillo de los venezolanos más pobres, también
es un regalo para los que pueden pagar mejores precios sin mayores sacrificios
económicos.
Pero también es cierto que
ese enorme caudal de dinero, que significa el subsidio a los combustibles,
pudiera estarse utilizando en obras sociales, o bien en inversiones
para mantener o incrementar los niveles de producción de PDVSA.
Los bajos precios de venta
nacionales del combustible tienen otros efectos colaterales, como son
el despilfarro, el contrabando de extracción y la disminución de los
ingresos por exportación de derivados, al aumentar el consumo interno.
Con el contrabando de extracción
el pecado es doble, porque no solo subsidiamos a los habitantes de los
países fronterizos con dinero de PDVSA, como Colombia, Brasil e islas
cercanas, sino que auspiciamos el enriquecimiento ilegal de delincuentes
y mafias dedicadas al tráfico de combustible en ambos lados de las
fronteras.
En mi opinión, el racionamiento
no resuelve el problema, por el contrario generará costos extras
por el enorme control que requiere esta actividad a lo largo y ancho
del territorio nacional, que incluye carreteras, puertos y aeropuertos.
El aumento violento de los
precios de venta seguramente que generará una gran inestabilidad
social, sobre todos entre los menos pudientes, transportistas de alimentos,
transporte de pasajeros, etc. por el aumento de costos resultante de
una acción de esa naturaleza.
Ayer el Presidente de PDVSA
negó ambas acciones: racionamiento y aumento de precios están descartados
señalo en la interpelación ante la Asamblea Nacional. Pero no hay
duda, el aumento de los precios internacionales del combustible, el
incremento del contrabando de extracción y del despilfarró, llevará
al gobierno más temprano que tarde a tomar medidas en este sentido.
No es fácil, es una papa caliente, sobre todo en período pre-electoral.
Puerto La Cruz 17 de febrero de 2011
cjcarpio44@hotmail.com