Todo lo que está escrito en este artículo sobre las características del socialismo, no tiene nada que ver con situaciones particulares, y está referido a publicaciones reconocidas sobre la materia; las comparaciones que cada uno de ustedes quiera hacer con la situación venezolana son de su libre albedrío.
Cuando un gobierno cualquiera decide establecer una economía socialista, obtendrá rápidamente éxitos momentáneos asociados con mejoras en la calidad de vida de los más necesitados. Este éxito inicial seduce al gobierno de turno, el cual decide incrementar o acelerar las políticas socialistas; pero más temprano que tarde, las deficiencias de la planificación centralizada, piedra angular en este sistema, mostrarán su peor rostro, diluyendo rápidamente las modestas mejoras logradas. El socialismo, como ha sido probado muchas veces en diferentes épocas, llevará en el largo plazo a la represión y la miseria.
El socialismo es una doctrina basada en principios que atentan contra la conducta natural del ser humano; es un sistema que ignora los incentivos, que son la motivación natural de las personas para su progreso y desarrollo social y económico. El socialismo promueve el colectivismo que ha probado ser un fracaso una y otra vez.
La Fundación Internacional Para el Estudio de la Economía lo define así:
Bajo el socialismo, los incentivos o bien juegan un papel mínimo o se ignoran totalmente. Una economía de planificación centralizada y sin precios de mercado o beneficios, donde la propiedad es del estado, es un sistema sin un mecanismo de incentivos eficaces para dirigir la actividad económica. Al no hacer hincapié en los incentivos, el socialismo es una teoría inconsistente con la naturaleza humana y, por tanto, está condenado al fracaso.
El mundo no es perfecto, no hay abundancia de recursos para solventar todas las necesidades humanas; en un mundo perfecto sin escasez de ninguna naturaleza cualquier sistema económico, político o social funcionaría también a la perfección, pero lamentablemente ese no es el caso.
La escasez se puede solventar con mayor producción y productividad, para lo cual los incentivos son primordiales, algo que como ya dijimos no contempla o minimiza el socialismo.
Un ejemplo claro del fracaso de las políticas socialistas y la planificación centralizada, es el control de precios, lo cual resulta en caos, escasez, ineficiencia y corrupción. El control de los precios es un factor importante en el colapso del socialismo en todos los casos estudiados.
Así mismo, el socialismo promueve una política empresarial de cero o mínimas ganancias, lo cual concluye con empresas quebradas e improductivas, al eliminarse el incentivo de la competencia y el buen servicio.
Otro defecto básico del socialismo es el desprecio por el sector privado como factor del crecimiento económico. La propiedad es parte de la conducta humana que parecen compartir hasta los perros, que ladran cuando alguien quiere furtivamente entrar en una finca o una casa. Esta última frase es de un Economista peruano, Hernando Soto.
Esto fue escrito en 1995: La abundancia de recursos naturales jamás puede compensar a un país por la falta de un eficiente sistema de incentivos. Rusia, por ejemplo, es uno de los países más ricos del mundo en términos de recursos naturales; tiene algunas de las mayores reservas mundiales de petróleo, gas natural, diamantes y oro. Sus valiosas tierras agrícolas, lagos, ríos y arroyos se extienden por una superficie que abarca 11 zonas horarias. Sin embargo, Rusia sigue siendo pobre.
Programas como la medicina socializada, la seguridad social y las leyes de salario mínimo continuarán tentando a los gobiernos porque en la superficie parecen ser convenientes y beneficiosos. Esos programas, al igual que todos los programas socialistas, fallarán en el largo plazo, independientemente de las apariencias iniciales, porque ellos ignoran el importante papel de los incentivos.