¿Qué le falta al oficialismo? ¿Qué le falta a la oposición?

Si analizamos los resultados electorales del pasado 08 de diciembre, donde el país eligió a sus Alcaldes y Concejales, podemos observar con mucha claridad algunos aspectos resaltantes en el comportamiento electoral y político del venezolano en estos momentos.

En este sentido, se destaca la preponderancia del oficialismo en la Venezuela adentro, la Venezuela rural, en los pequeños centros poblados, las medianas capitales, las barriadas cercanas a Caracas y a las grandes capitales de estado; ahí, donde el esfuerzo de Chávez por ayudar a los más deprimidos económicamente, los más olvidados del reparto de la renta petrolera, se hizo sentir con más fuerza durante los 14 años de su mandato, esfuerzo que de alguna manera el Presidente Maduro trata de continuar con recursos económicos cada vez más exiguos.

Por lo tanto, no es de extrañar, que el oficialismo, es decir el PSUV y sus aliados, lograran mantener una votación que les permitió ganar la mayoría de las Alcaldías del país y mantener la preferencia política de la mitad de los venezolanos, por cuanto esas zonas rurales, esas pequeñas capitales de estado, esos barrios populares, constituyen la mitad de Venezuela.

Sería injusto no cuantificar las preferencias de algunos venezolanos de las clases sociales y económicas más pudientes, por el chavismo. Muchos partidarios del oficialismo han surgido de una nueva clase media que durante estos últimos 14 años ha logrado tomar posiciones bien sea como burócratas del gobierno, como empleados y gerentes de empresas del Estado o como comerciantes e industriales que se han formado al amparo de las medidas económicas y las preferencias partidistas, práctica usual en todos los gobiernos. Ellos también suman.

Un ejemplo es Lechería en el Estado Anzoátegui, donde una simpática, bonita y bien posicionada socialmente, Ingeniero de Pdvsa, logró la mayor cantidad de votos que el oficialismo haya sacado en esta ciudad eminentemente opositora, aun cuando perdió las elecciones. O Caracas, donde pretendía ganarse a la clase media con candidatos famosos y ricachones.

También suma Vargas, donde a los partidos de la MUD les ha sido imposible penetrar ni un poquito, una entidad donde el 90 % de los empleos los produce el gobierno, bien sea por la vía de la Gobernación, la Alcaldía, El aeropuerto de Maiquetía, o el puerto de La Guaira. Pero vamos, eso también es válido.

Muy hondo ha calado el mensaje de Chávez en algunas entidades como el Estado Bolívar por ejemplo, donde sus habitantes enfrentan la peor crisis de los servicios públicos desde la creación de Ciudad Guayana, donde la criminalidad es altísima y las empresas básicas, su principal actividad económica, están al borde de la quiebra y la paralización. La MUD logró solo unas pocas victorias en esa región.

También en Barcelona y Puerto La Cruz el mensaje del socialismo y el chavismo parece un pensamiento político preponderante, estas dos ciudades convertidas en estercoleros por sus Alcaldes anteriores, vuelven a votar masivamente por candidatos del PSUV y sus aliados. Eso también suma por supuesto.

Otra de las conclusiones que pueden sacarse del resultado electoral del 08 de diciembre, es que los candidatos impuestos a dedo, los paracaidista como se les llama popularmente, no son una opción válida para ninguna alternativa política, y si no mirémonos en el espejo de Maracaibo, Chacao, Baruta y Sucre en Caracas.

Así mismo, el apabullamiento publicitario, el silencio mediático y las violaciones a la ley electoral que el CNE dejó pasar con su cara muy lavada, tampoco parecieran ser ya un factor decisivo en las elecciones. Candidatos con muy pocos recursos les ganaron a derrochadores de un dinero que nunca sabremos de donde salió.

El oficialismo no logró arrastrar seguidores suficientes para asegurar una cómoda victoria electoral por número de votantes, ni siquiera apelando a su carta más valiosa, el sentimiento popular por el expresidente Chávez que los llevó a decretar el 08 de diciembre como el día de la lealtad hacia el fallecido líder popular. Si bien uno pudiera atreverse a decir, que ese sentimiento, explotado hasta la saciedad durante la campaña electoral, y la sincera lealtad de los más humildes hacia Chávez, habría salvado al oficialismo de una derrota contundente.

No sirvió para aumentar considerablemente la votación oficialista, los decretos que rebajaron precios de electrodomésticos, muchos compraron su plasma y se abstuvieron o votaron en contra. Si fueron medidas para atraerse a la golpeada clase media, su efecto no fue decisivo y el PSUV y sus aliados a duras penas mantienen sus cifras electorales.

La situación en la oposición no es más halagadora, aun cuando reclaman territorios nuevos y consolidan algunas posiciones, como Caracas y Maracaibo su mensaje no ha logrado llegar a lo profundo de las masas, ni motivar a los abstencionistas e indiferentes políticamente. Dice un axioma político que partido en el gobierno pierde votos, y otro, que me acabo de inventar, que líder de la oposición vencida, también. Enchufarse en el gobierno o en la oposición no puede ser bueno, a menos que los resultados sean excelentes, y en la oposición no lo son. En 14 años de luchas, marchas y contramarchas, errores y aciertos los líderes actuales no han logrado avanzar más de la mitad del país y les ha costado mucho acercarse a los más humildes para convencerlos que hay otras formas más eficientes y productivas de manejar un país.

Parece que no saben vender que tenemos el país con la mayor inflación del mundo, que tenemos las ciudades más peligrosas, que nuestras reservas en divisas ya no existen, que estamos endeudados hasta la saciedad, y que el populismo es popular, pero que tan solo es pan para hoy y hambre para mañana. Que no podemos seguir regalando nuestros recursos a otros países y que la gasolina hay que pagarla. Que hay escasez porque el país está mal administrado y que el socialismo es muy bonito en teoría pero que en la práctica es ruinoso y su aplicación traumática.

Así estamos: al gobierno le será muy difícil aplicar sus teorías socialistas y convertir al país en una sociedad de Comunas, mientras el otro 50 % se niegue a eso, a menos que utilice la fuerza y la represión; y a la oposición, con lo métodos utilizados hasta ahora, le costará, sin un cambio radical, ganar suficientes adeptos para ser una clara opción verdaderamente mayoritaria.

Claro, si las cosas siguen como van y no aprendemos de los resultados electorales, nos sentaremos todos a ver como se concreta la ruina económica y social del país en lugar de unir esfuerzos creadores y constructivos. Ah, y a ver cómo llega el Fondo Monetario Internacional a salvarnos.



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Carlos Carpio


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