¿Por qué la gasolina ahora nos luce tan barata? Su precio también ha sido clasista

Esa baratura tiene que ver con los antiguos “dueños” de este país, o sea, con las concesionarias petroleras y sus lacayos de Juan Vicente Gómez y sucesores hasta hoy, inclusive, bien  enraizados  durante tantas décadas de dominio y privilegios clasistas y hasta reservados a unas pocas familias.

El personal gerencial petrolero, algunos empelados altos y medios, y los ricachones hacendados y algunos cuantos comerciantes importados, ya ricos desde entonces, lograron que el precio de este combustible fuera casi regalado. Eran pocos como mercado de gasolina.

La gerencia petrolera de entonces se despachó y dio su vuelto porque esas pocas personas fueron los primeros en comparar automóviles y  camiones, además de ganarse así el apoyo de los venezolanos que pudieron adquirir vehículos como señal de progreso social.

Los vehículos usados por esa tecnocracia cada año eran renovados, y ya usados  se los revendían al personal venezolano, a pusilánimes y alienados desde entonces. Estos trabajadores de las petroleras marcaron la fundación de los hoy llamados pitiyanquis.

Fue desde entonces que los actuales escuálidos se encopetaron y terminaron creyéndose mejor que los demás.

Los pobres, las subclases proletarias medias y bajas vinieron a tener vehículos a partir de Pérez Jiménez.

Su adquisición se disparó durante los 40 años del Puntofijismo cuando adecos y copeyanos de alto poder político robaba y dejaba robar a sus adulones de siempre.

Hoy la demanda de  vehículos se nos presenta como popular, y como ahora los principales  consumidores de gasolina son los pendejos, a estos ya no  se les puede seguir regalando ese combustible porque numéricamente son un importante mercado de consumo, aunque todavía los marginados de la 4ta. República  no son demandantes de gasolina como sí lo son los escuálidos pobres y proletarios.

Desde luego, el factor  o la coyuntura actual han dilatado los ajustes de precio, pero sólo estamos buscándole una explicación a este precio actual, más allá de pensar que se ha tratado de que somos productor petrolero y los habitantes merecerían estos privilegios; no, los privilegios actuales, como antes, son y han sido discriminatorios.

El empoderamiento del pendejo apenas tiene unos tres lustros, con la particularidad de que  la mayoría de los usuarios de gasolina están resultando antigobierno   que pertenecen a la subclase mediocre conocida como escuálida.

Los pendejos de siempre, los marginados de ayer, apenas están empezando a tener vivienda, atener servicios públicos ,a comer varias veces diarias, a usar papel tualé,  etc. Esta porción de venezolanos no sufriría mucho y hasta serían los primeros en entender que ese combustible barato no beneficia a nadie y sí mucho a quienes lo contrabandean hacia Colombia y El Caribe.



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Manuel C. Martínez


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