En junio de 2011, la revista colombiana Semana, reseñaba en un artículo titulado Llegaron los venezolanos, lo siguiente: "...llegaron a Colombia, primero Luis Giusti (presidente de Pdvsa 1994-1999), luego Ronald Pantin (el segundo de la petrolera hasta 2000) y Humberto Calderón Berti (quien había sido presidente de Pdvsa, canciller de Venezuela y presidente de la OPEP). Ellos crearon las tres firmas que han sacudido el mundo de los hidrocarburos en Colombia: Pacific Rubiales, Alange y Vectra". Ya en ese momento, estas joyas se habían erigido como unos auténticos magnates energéticos bajo el manto cómplice de Alvaro Uribe, dirigiendo un enorme emporio petrolero en el hermano país, que ha servido -no tengamos la menor duda- como plataforma conspirativa y financiera contra el gobierno bolivariano.
Sin hablar de sus posiciones políticas, notoria y acérrimamente adversas a la Revolución venezolana, los mencionados personajes son extremadamente peligrosos para los intereses patrios. Para tener una idea de su catadura, pongamos por ejemplo a Luis Giusti, quien se ha convertido en los últimos 10 años en propietario de campos petroleros en el Catatumbo colombiano que linda con el Zulia, zona azotada por el paramilitarismo. Giusti fue uno de los principales artífices de la demanda de la Exxon contra Venezuela, así como asesor directo del gobierno uribista en materia de explotación del crudo. También es o fue asesor, en temas relacionados con materia de energía, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington D.C. y director externo, desde el 2000 y hasta 2005, del grupo Royal Ducht Shell, uno de los mayores consorcios petroleros del mundo. En su gestión al frente de PDVSA, en 1996, entregó la plataforma infórmática de nuestra industria petrolera a SAIC, empresa estrechamente ligada al alto nivel de los servicios de inteligencia norteamericanos.
Creo necesario reiterar lo que se viene denunciando desde hace tiempo. LO QUE SUCEDE EN LA FRONTERA ES PARTE DE UNA EXTENSA CONSPIRACIÓN POLÍTICA QUE INVOLUCRA A LA OPOSICIÓN VENEZOLANA . Cito parcialmente, un valioso artículo del compatriota Feijoo Colomine (2014), titulado: La "Joint Venture’s" de los ex-gerentes de PDVSA con Álvaro Uribe Vélez que podemos encontrar en varios portales de internet, en el cual resume de manera precisa lo que sucedió desde el 2004: "...Uribe decide la Join Venture -o alianza- con los ex gerentes de PDVSA, instalando a unos 1300 operadores venezolanos ya transformados en mercenarios de la industria petrolera, para operar con Alange Energy y Petro-Magdalena (Luis Giusti) los campos gasíferos colombianos de La Creciente, Tibú y Barrancabermeja en el Magdalena Medio. Otorga en concesión a Pacific Rubiales (Ronald Pantin, José Francisco Arata, Luis Andrés Rojas y Daniel Loureiro) los campos de Caño Limón, Rubiales, La Ceiba y Quifa en el Departamento del Meta y los campos de Cravo Norte y Llano 5 a Vetra (Humberto Calderón Berti, Ignacio Layrisse y Alfredo Gruber) en el Arauca. Su objetivo: continuar su labor destructiva contra PDVSA, sustrayéndole activos, reservas y organizando a gran escala, el contrabandeo de gasolina, lubricantes y gas, recientemente, a partir del 2010, también de oro y coltán, pues varios de los gerentes dueños de Pacific Rubiales (Francisco Arata y Peter Volk, son expertos en el negocio de la minería del oro)".
El actual problema fronterizo no es solo el contrabando menudo de los desplazados por la miseria y violencia que han generado los malos gobiernos y la oligarquía colombiana, sino también una danza multimillonaria que, orientada políticamente, involucra a las transnacionales y que, a través del soborno, corrompió el resguardo de nuestras fronteras, teniendo al paramilitarismo como ejército de operadores inmediatos.
Esta batalla requiere cerrar filas en torno a las acciones que toma el gobierno nacional, encabezado por el presidente Maduro. La Gente de Petróleo, derrotada en los años 2002 y 2003, hoy nos sigue dando guerra desde otra trinchera. Seguro estoy de que nuevamente perderán.
