Una y otra vez, a pesar de las denuncias y exhortos, la oposición sigue empecinada en el golpe de Estado. Sabotean a través de los medios y su mayoría circunstancial en la Asamblea Nacional, la firme decisión del presidente Maduro, por avanzar en el plan para elevar los niveles de productividad y superar el modelo rentista. Jugando a la política del desgaste, para atizar el descontento, trabajan de manera incesante para minar las bases populares de la Revolución bolivariana, inventando problemas donde no los hay y agravándolos donde existen.
Para desgracia, su arsenal conspirativo se compone de mucho más que las charlatanerías, chillidos y lamentos que nos abruman desde hace años. Públicos son sus llamados a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas para desobedecer el orden constitucional, el frente internacional antipatria que conforman con nuestros enemigos en el exterior, con Estados Unidos a la cabeza como corsario mayor, del cual los politiqueros reaccionarios criollos como María Corina Machado, Henrique Capriles, Diego Arria y ahora Ramos Allup, entre otros, sirven como mandaderos, con tristes figuras como el presidente argentino Mauricio Macri, en el papel de mayordomo componedor de la agresión contra nuestra soberanía que se intenta gestar en la OEA.
No nos cansaremos de develar la componenda contrarrevolucionaria para generar violencia y desórdenes públicos, aprovechando los problemas de desabastecimiento y especulación que estamos afrontando. De esto hay pruebas suficientes y cotidianas en las declaraciones opositoras que parecieran regocijarse de las dificultades que vivimos, a la vez que pretenden sacar ganancia política a costa de la criticadera obsesiva y malintencionada. En meses, no le hemos escuchado a algún dirigente de la oposición una sola propuesta o idea para mejorar las cifras de productividad agrícola o contribuir al ahorro energético. No esperemos otra cosa, pues como dije anteriormente, no les interesan solucionar los problemas, al contrario buscan agravarlos, fomentando la quiebra y el fracaso del gobierno. A diferencia del golpe clásico militar, que no pueden aplicarnos porque no tienen como ni con quienes, se proponen la derrota de las fuerzas revolucionarias y el derrumbamiento del Estado.
De lo anterior tenemos evidencias inobjetables. Vale la pena escuchar el "discursos" de la diputada por el estado Zulia a la Asamblea Nacional, representante de AD, Daniela Parra, en la cual da muestras de su vocación por los caminos antidemocráticos para solventar la crisis.
Cualquiera pudiera pensar que Parra, por lengüetera e imprudente, dijo lo que dijo en un arranque de entusiasmo antichavista, pero no es así. Comprobó claramente de viva voz, como ficha confiable de la MUD y de su mandamás Ramos Allup, la intención reaccionaria de crear focos de violencia para "demostrar" la ingobernabilidad del país y los supuestos extremos a los que nos lleva la "crisis humanitaria", todo esto enmarcado en la estrategia del golpe suave dirigida por el Departamento de Estado norteamericano.
Se trama un golpe contra nuestra patria. Desde los editoriales del Washington Post hasta las conversaciones familiares telefónicas de los personeros de la MUD, así lo anuncian. Es "guerra avisada…", como dice el refrán popular. Estamos avisados y no moriremos en la contienda, como tampoco permitiremos que el país se hunda por nuestro descuido. Es otro de los aprendizajes que le debemos al comandante Chávez. Bueno que lo sepan quienes nos adversan y se embarcaron en esa mala apuesta.