Con estricto respeto de la burguesísima propiedad privada de los medios de producción, los países que hasta ahora han sido etiquetados-desde Pablo Pérez Alfonso[1] para acá-como meros países "intermediarios", y por consiguiente se les ha negado su carácter de productores y dueños privados del petróleo, es hora de que se pongan las cosas en su lugar.
Resulta que siempre hemos sido los dueños del petróleo que otros venden porque nos lo compran a precios que ellos mismos han fijado en nombre del mercado que ellos mismos autocontrolan. Digamos que durante más de 100 años se han despachado, como concesionarios, y dado el vuelto como intermediarios guiados por dichos precios de mercado sin tomar en consideración los costes de producción de estos recursos exportables en uno de cuyos costes están los daños al entorno del ecosistema y el valor mismo del petróleo como mercancía, porque los tributos o regalías[2] no son más que tributos nacionales a los que está obligado todo comerciante autorizado para ejercer el comercio en nuestros territorios.
Vemos que hasta ahora la OPEP ha traducido, vendido y sembrado la perversa idea de que apenas somos unos exportadores, una especie de compradores o recolectores de petróleo y minerales varios, y que en esa condición de compradores nos convertimos en revendedores. En consecuencia, como tales comerciantes, que nos consideran y así nos han etiquetado, debemos sujetarnos a los precios de mercado.
Ahora bien, en ese mercado los precios suelen fijarlos los capitalistas con mayor capital internacional[3], así como las fábricas de mayor composición orgánica, a pesar de que operan con menores tasas de plusvalía y ganancia "propia", no obstante, decimos, terminan llevándose la mayor parte de la explotación o plusvalía de todas las generadas en el resto de las demás empresas de menor composición de capital.
Lo mismo ocurre con los intermediarios que compran nuestro petróleo a precios fijados por ellos mismos, como si esa mercancía les perteneciera por haberla producido. Sólo la compran y deberían atenerse a los precios que unilateralmente fijemos los productores, y al margen de lo que esta ya obsoleta OPEP-desviada y parcializada desde su nacimiento-ya que ella ni ninguno de sus países miembros jamás han participado en la formación de esos precios.
Tales intermediarios (nuestros compradores y revendedores, serían los que fijarían sus PRECIOS de REVENTA, según los precios del mercado formado por ellos con sus pujas comerciales, pero siempre a unos precios superiores a los que los países productores les fijemos a ellos como nuestros compradores.
Es luego de que la OPPEPS (Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo Solidario) les venda a precios fijados por nosotros en condición de PRODUCTORES cuando ellos podrían revender a otros precios y hasta los regalen, pero eso sería asunto de ellos.
La demanda de petróleo suele ser mayor que su oferta y, según la respetabilísima ley de la oferta-demanda o, más bien, demanda-oferta, en estos casos siempre los precios tienden y deben tender a la suba porque este recurso es agotable, mientras que su demanda es renovada con cada ejercicio, máxime con el despilfarro que mantienen los industriales de la burguesía sobre la base de pagar precios irrisorios por un recurso tan invalorable como es el petróleo que innegablemente es el recurso energético más seguro, expedito y de regular suministro.
No tiene la culpa un productor que sus compradores sufran pérdidas por no haber estimado esos precios y sus correspondientes esas cuotas de compra, y hay más:
Ante la esperada complicidad y entreguismo de esos países opepistas y perezalfoncistas que ahora se niegan a ajustar hacia arriba los precios del petróleo como una manifestación más del entreguismo y servilismo de esos gobernantes petroleros- títeres desde siempre-como antes lo fueron los gobiernos prechavistas, los países que se sientan o hallan declarado sus irreversible cualidad de ser países soberanos están en libertad soberana de fijar unilateralmente los precios más razonables y solidarios para el petróleo, siempre por encima de los antojos y arbitrariedades políticas de los actuales intermediarios burgueses de este recurso. Lo podrán hacer con la constitución de una nueva organización que proponemos se llame OPPEPS.
[1] No podía esperarse otra cosa del supuesto logro del tan loado adeco Alfonso Pérez Alfonso, "fundador de la OPEP", ya que esa OPEP sido un una organización de países sumisos y entreguistas al servicios de los intereses de EEUU y de otras potencias de la OTAN. Esos países no votarán contra esos intereses, y porque, además, allá el petróleo no es del pueblo como lo es aquí en Venezuela, país que al fin está despertando y empieza a valorar sus propios recursos naturales como algo privado de la nación , de todo el pueblo venezolano.
[2] En vez de regalía, proponemos precio de venta autónomamente fijado por nosotros por aquello de las ventajas relativas comparativas: estamos a sólo 4 días de EEUU, por ejemplo. Esto no da derecho a la fijación de precios sin pasar por competidores.
[3] Concretamente, los comerciantes revendedores del petróleo a nivel internacional.