El ex presidente de PDVSA y ex ministro de Petróleo y Minería Rafael Ramírez desde Nueva York, escribe recientemente un artículo por Aporre.org (https://www.aporrea.org/energia/a252423.html), en donde destaca el siguiente párrafo:

"Lo que ha pasado en PDVSA debe llamarnos a una profunda discusión. Siempre se habló de que nuestra empresa y nuestra política petrolera era uno de los pilares de nuestra Revolución, independientemente del precio, siempre va a ser el pilar de cualquier proceso de transformación por la cantidad extraordinaria de recursos que puede captar para beneficio del pueblo, del país, un factor fundamental para salir de la crisis económica. Ahora resulta que la producción ha caído casi un millón de barriles desde el año 2014. ¿Cómo puede suceder eso? Nosotros entregamos la dirección de la Empresa en agosto de 2014 con una producción de 3 millones de barriles día y un aporte de divisas del orden de 43 mil millones de dólares, el precio cerró en 97 dólares el. Ahora la situación se ha deteriorado mucho, ha caído el precio a 42 dólares el barril, pero esto no explica la caída."

La verdad, es que no termino de salir de mi asombro ante las afirmaciones que hace Ramírez. Parece olvidarse que el asumió la dirección de PDVSA en 2005 y ciertamente la entregó en Septiembre de 2014 a Del Pino. Revisando las cifras oficiales reportadas en los informes de gestión de PDVSA durante dicho periodo, nos encontramos con lo siguiente:

Entre 2005-2006 PDVSA, ya bajo la dirección de Ramírez, aprueba el plan siembra petrolera propuesto por Del Pino. Reconociendo el valor que tienen tanto la FPO como Costa Afuera para el país, particularmente por lo estratégico de su ubicación, ambos proyectos fueron también propuestos con anterioridad por la PDVSA "meritocratica" y desfasados por inconvenientes.

Sin embargo, en medio del frenesí del alza de un barril que tenia estampado en la frente su pronto desplome, Ramírez y su equipo llevaron adelante el mismo sin tomar las previsiones debidas en cuanto a la estrategia de negociación y lo errático de los precios del barril y más aun de su sostenimiento. Los resultados luego de más de 10 años de su implementación indican que se descuidaron los activos tradicionales, en donde se dejaron de producir entre 2006 y 2014 unos 650.000 B/D de crudo Premium Condensado/Livianos/Medianos (C/L/M), mientras que la producción nación paso de 3.274.000 B/D en 2005 a 2.899.000n B/D en 2014, significando un derrumbe acumulado de 375.000 B/D.

En el caso de PDVSA GAS ANACO la situación luce aun más dolorosa. Un activo que se llevó en hombros hacia el éxito luego del paro petrolero, al haber rescatado su producción desde 856 MMPCD en 2002 a más de 1.700 MMPCD en 2007 se dejó perder prácticamente. Específicamente durante la gestión de Ramírez, PDVSA GAS ANACO pasó de producir unos 1.665 MMPCD en 2005, a producir solo 750 MMPCD en 2014. Una caída de producción del orden de 910 MMPCD.

Si se observan detalladamente las cifras de importación de crudo y derivados desde los EEUU, resulta fácil comprender de donde nace el decaimiento de nuestra capacidad instalada de refinación de crudo y producción de derivados. (https://www.eia.gov/dnav/pet/hist/LeafHandler.ashx?n=PET&s=MTTEXVE2&f=M).

En esencia tiene dos componentes; el primero es el cambio de la dieta de crudos al haber un menor volumen de crudos C/L/M por el descuido de dichos activos tradicionales y por el otro lado, los sucesos registrados en Amuay durante 2012 y del cual aun no hay responsables y extrañamente no ha habido resarcimiento de parte de empresa aseguradora alguna.

Mientras antes de 2012, PDVSA importaba en promedio unos 20.000 a 25.000 B/D de crudo y derivados, a partir de 2012 dicha importación se incrementó drásticamente incluso por encima de los 75.000 B/D.

Por el lado financiero los resultados mostrados durante la gestión de Rafael Ramírez, tampoco resultaron halagadores. A pesar que su gestión galopó sobre un barril que varió de US$45.7 en 2005, a más de US$103 en 2012, la ganancia neta integral durante dicho periodo se derrumbó notoriamente al pasar de US$6.483 millones en 2005 a US$4.215 millones en 2012. Es decir, una caída en el ingreso neto de más de US$2.200 millones a pesar de estar en medio de un alza sostenida y notoria del barril.

PDVSA durante la gestión de Ramírez también acusó un notorio incremento en sus pasivos al pasar de US$23.270 millones en 2005, a más de US$127.600 millones al cierre de 2014. Por el otro lado, los activos pasaron de unos US$70.365 millones en 2005, a US$217.418 millones en 2014. Sin embargo, dichos activos a juzgar por las cifras mostradas a continuación, no generaron valor alguno a PDVSA en cuanto a mejoramiento de su capacidad de producción, ni de la productividad de sus activos, ni tampoco de su capacidad de exportación, ya que la generación de barriles producto de dichas inversiones fue negativa, al pasar de 50 B/D por cada millón de dólares invertidos en activos durante 2005, a menos de 14 B/D por cada millón de dólares expuestos en activo al cierre de 2014.

Expongo estas cifras y resultados con el ánimo de aclarar, más no de señalar. No podría tildarme Ramírez de apartida, ni mucho menos aun de escuálido porque en esencia fui parte del equipo que durante los acontecimientos de 2002 participó activamente en el rescate de PDVSA dando resultados irrebatibles y a tiempo y sin ser ni haber sido señalado nunca por nadie.

Einstein Millán Arcia : Petróleo y Gas Upstream - Aguas Arriba/ Estudios de Especialización a nivel de doctorado en flujo de fluido en medios porosos – The University of Oklahoma, 1991 / Master of Science Petroleum Engineering – The University of Oklahoma, 1990 / Ingeniero de Petróleo Universidad de Oriente, 1979. Ha publicado y presentado en diversas revistas y conferencias internacionales más de 12 trabajos especializados en materia de Petróleo y Gas. Ha Publicado más de un centenar de artículos de opinión y sido citado en materia de petróleo y gas en: Soberania.org, aporrea.org, NoticiasVenezuela.org, Plattsblog, Oilpro.com, las armas de coronel, The Slush Pit (Oklahoma Oil & Gas News) Energy Economist y Los Ángeles Times.

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