En lo que parece ser la etapa terminal de PDVSA, lo que queda del ejecutivo nacional, ha dado carta blanca al principiante rechazado por las empresas mixtas por incapaz. El mismo que funge como presidente de la industria petrolera nacional; la más importante del país e irónicamente la más pervertida y lastimada.
De acuerdo a dicho instrumento publicado en gaceta oficial, la nueva modalidad en PDVSA es hacer negocios sin licitación, sin control alguno, al antojo de un equipo que no tiene idea de las consecuencias de sus propias decisiones y sin rendimiento de cuentas. El "cocktail" perfecto de la destrucción en momentos en que el país esta sediento de recursos.
El país honesto si es que existe, debe reaccionar ante esta barbarie y ante lo que podría constituirse en un nuevo saqueo de la presente y moribunda PDVSA. Estaría por consolidarse algo similar a los múltiples y masivos casos de corrupción que tomaron efecto durante la nefasta emergencia eléctrica, de donde surgió una casta de millonarios; unos regados por el mundo y otros escondidos detrás de sus testaferros.
Pero a diferencia del caso anterior, la PDVSA de hoy por su famélico estado no resistiría esta nueva embestida, dejándola ineludiblemente a la merced de capitales desconocidos; quizá ilegales y cuestionados, para su fácil adquisición a precio de gallina flaca. Es como llevar con conocimiento de causa a la quiebra a PDVSA, para su compra a precio de gallina flaca.
Es que acaso PDVSA es del gobierno o es ese gobierno el encargado de velar por la integridad financiera y operativa de esa; nuestra fundamental industria?
Porque el país toma por sentado, que cualquiera que se siente en Miraflores, puede hacer y deshacer con los recursos, las riquezas y las industrias que por naturaleza y por derecho deben ser protegidas para el bienestar de Venezuela y de los Venezolanos?
No es que esos recursos e industrias sean de todos como erróneamente se les ha hecho creer al sector menos educado y más necesitado de Venezuela. La realidad es que esos recursos e industrias son para producir riqueza, que debe ser luego puesta al servicio del país y de sus ciudadanos, quienes deben ser vigilantes de su buena salud, de su buen estado y funcionamiento.
PDVSA posee ya de por si según sus propios estatutos y normativa, los mecanismos necesarios para acelerar todo tipo de procesos licitatorios y para facilitar reorganizaciones. La activación de tales mecanismos es potestad tanto del presidente en ejercicio, como de sus vicepresidentes y directores ejecutivos. Solo hace falta activar los mecanismos para tal efecto. Para ello debe haber un acto motivado, una propuesta técnica sustentada y sustentable, una emergencia operativa, funcional y financiera.
Es todo un secreto a voces y bien sabido que no existe en esa directiva de PDVSA capacidad alguna para producir, procesar, refinar, ni comercializar; menos aun para negociaciones de alto relieve. Lo que hace falta allí dentro es saber gerenciar la emergencia y por supuesto conocer el negocio por dentro. Es allí donde estos jerarcas no logran dar pie con bola.
De manera que no es ni era imperiosa la nueva facultad recién publicada en gaceta, sino el tener la exposición necesaria, la calificación técnica requerida, conocer sus facultades y la normativa interna, cosa que evidentemente están muy lejos de ser y de hacer.