Llegado el momento donde para PDVSA la sangre ha llegado al río, donde sobran las excusas, las mentiras disfrazadas de vil dogmatismo y donde lo que esta en juego es nada menos que el futuro de ese hermoso y malquerido país, es hora de llamar las cosas por su nombre, pero también es hora de hacer abiertamente planteamientos para su rescate, de las manos de la despiadada y profunda destrucción de la que ha sido objeto y en la que se ha visto envuelta desde el arribo del clan Ramírez/Del Pino y más recientemente, desde la imposición de la ineficaz y desorientada directiva actual.
No atinamos a comprender, como no solo desde el alto gobierno, sino desde las entrañas de la oposición misma, se ha permitido que haya ocurrido semejante catástrofe, y además se permita su depravación continuada.
Nuestra proyección basada en “big data analysis” y no en información privilegiada, ha marcado una tendencia similar en cuanto a paralelismo, aunque por encima en unos 70.000 B/D de las cifras reales, para un error neto en el entorno del 5% respecto al escenario más pesimista.
Esa misma proyección apunta para mayo hacia un promedio de 1.46 MMBD y para el mes de Agosto hacia un promedio-mes de 1.41 MMBD. Suponiendo que la misma desviación en dichos estimados (70.000 B/D) se conserve, estaríamos hablando de una producción promedio para dicho mes, de alrededor de 1.34 MMBD en el peor de los casos, según dichos cálculos y sin considerar los efectos de las recientes sanciones impuestas por el norte, así como del “affaire” PDVSA-Conoco.
Las implicaciones que se pudiesen derivar de estos dos nuevos elementos en la salud financiera de PDVSA son complejas y delicadas. Sin incluir el avance del deterioro en sus operaciones y su degenerada salud organizacional, en el corto plazo podría significar un impacto adverso adicional en los ingresos netos de PDVSA, sin sumar lo derivado de las confiscaciones en especie en sus facilidades de almacenamiento y mezcla ubicadas en ultramar. Aun con un barril promedio que para fin de 2018 se pudiera acercar a los US$60-65, los ingresos brutos proyectados para el ejercicio actual escasamente podrían llegar a los US$36.000 millones, cuando en 2016 con un barril tan solo a US$35.15 (55.5% o 1.8 veces menos) dichos ingresos superaron los US$48.000.
Tomando Diciembre’2013 como referencia, la caída en el ingreso total acumulado desde entonces excedería los US62.000 millones de dólares. Sin embargo para 2018 como producto de los recientes episodios con EEUU y Conoco, la cosa parece complicarse y predice una merma adicional en el ingreso bruto de unos US$5.900 millones para lo que queda de 2018 y en caso de ser sostenida dicha sanción, en una perdida anualizada que excedería los US$11.800 millones.
En cuanto a producción se refiere, al impedir el acceso a nafta diluente, equipos, repuestos y tecnología necesaria para “afianzar” procesos y operaciones, algunas rutinarias y otras esporádicas, la porción de la producción que estaría más expuesta a sufrir consecuencias de muy corto plazo seria precisamente la de la Faja del Orinoco y Costa Afuera por lo elevado de su ciclo operacional, que podría poner en jaque entre unos 200 a 300 MBD adicionales respecto al nivel actual de producción de 1.5 MMBD. Ello sin contar con una eventual estrangulación de la producción como consecuencia de impedimentos en la exportación y acceso a las facilidades de almacenamiento costa afuera.
Es decir; mas allá del pronostico natural antes mencionado de 1.34 MMBD, estaríamos hablando de un rango de exposición de entre 1.3 a 1.2 MMBD como resultado de los recientes impasses con EEUU.
Venezuela y PDVSA tienen alternativas posibles. Pero ameritaría rescatar la confianza institucional, política, económica y social. Dado lo critico e imperante de la situación para imponer por la vía del impacto acciones contundentes e inmediatas, nos preguntamos si será eso posible en el corto plazo; si estaría el gobierno de turno dispuesto a sacrificar votos, popularidad y sobretodo a eliminar el clientelismo, el dogmatismo, la corrupción y la presencia militar y política redundante en PDVSA y demás empresas medulares para salvar la patria?
De ser ese el caso, la mesa estaría servida para de una vez eyectar la maldad, la incompetencia, la corrupción y el desgano, para imponer el requerido talento para el necesario rescate de PDVSA y del país.
Muchos están al acecho de PDVSA; sobretodo sesudos economistas foráneos o maquillados como foráneos; de esos que sobran en Venezuela. No hace falta privatizar lo medular, no hace falta empeñarse con ningún organismo multinacional para tener acceso a capital. Existen alternativas que están alcance; a la mano ahora mismo, como también existe el recurso natural y la oportunidad de mercado. Solo hace falta la voluntad y comprender que es el momento de Venezuela y no de ningún partido o corriente política.