En artículo reciente [https://www.aporrea.org/energia/a264106.html] mostramos nuestra proyección sobre la producción esperada para el cierre de Mayo basada en "big data", posicionándola en un rango entre 1.460 y 1.390 MBD. Dicha proyección resultó muy similar a los resultados reportados por OPEP de 1.533 Vs. 1.392 MBD (directo Vs. Secundario), con un error menor al 1%. La causa de dicha dispersión recae sobre el desbalance entre el volumen importado de nafta y otros productos, y los remanentes almacenados en ultramar. PDVSA parece estar activamente reciclando y contabilizando dichos volúmenes como propios producidos, en un intento absurdo por ocultar su atroz desastre.
Si algo podemos decirle a Nicolás Maduro es que actúe y que lo haga pronto. Que si la guerra viene desde algún imperio, es desde el imperio de la corrupción, de la incompetencia y desde el imperio del antinacionalismo.
Bajo la batuta actual PDVSA se encuentra en etapa terminal, habiendo acusado desde el ingreso de M. Quevedo el 27 de Noviembre de 2017, cuando registraba un nivel puntal de producción de 1.919.000 B/D hasta el cierre de Mayo, un desplome neto que excede los 500.000 B/D. Al ver reducido peligrosamente su nivel de actividad, los grados de libertad, maniobra y flexibilidad operativa se tornan cada vez más disfuncionales, amenazando con llevar la producción a cifras insospechadas entre los meses de Agosto y Septiembre.
Todos los indicadores sugieren que el desplome de producción seguirá agudizándose, esperando para el mes de Junio un rango probable de producción nación entre un máximo de 1.505 y un mínimo de 1.334 MBD. De continuar bajo la dirección actual, la producción seguirá su tendencia a la baja, hasta oscilar alrededor de un punto mínimo en el entorno de 1.22 @ 1.29 MMBD muy probablemente entre los meses de Agosto y Septiembre. El mayor deterioro de producción proviene y seguirá originándose desde la Faja Petrolífera del Orinoco, dado su elevado nivel de requerimiento de actividad operacional, procesamiento y considerable costo marginal.
Ello ha ocasionado un impacto negativo y severo en la topografía de exportación, habiéndola forzado a importar cantidades cada vez más masivas de crudo y productos, a ceder mercados ya conquistados y a poner en jaque el cabal suministro al mercado interno de Venezuela.
Ha arribado el mes de Junio y aun el informe de gestión 2017 no ha sido publicado. Las expectativas sobre los ingresos totales 2017 se presentan en el gráfico anterior y sugieren cifras en el entorno de los US$25.7 millardo, mientras que para la gestión actual de 2018, estos podrían ceder a cerca de US$18.9 millardo.
Sin embargo, no hay que perder de vista que entre los ingresos reportados por PDVSA se incluye el "loop reciclado" de crudo y productos que se han venido incrementalmente importando y que representan erogación, más no ingresos netos. En dicho caso al descontar dichos costos, los ingresos totales 2017 podrían ceder hasta US$24.4 millardo, mientras que los relativos a 2018 estarían por el rango de US$16.3 millardo según cálculos conservadores.
Si excluimos artificios cambiarios y la proporción neto/total se conserva dentro del promedio histórico normalizado por precios estabilizados del barril, la ganancia neta podría ubicarse entre un máximo de US$1.720 y US$970 millardo para 2017, mientras que para 2018 se esperaría un desplome hacia los US$1.110 y US$630 millardo; un escenario financieramente de pronóstico verdaderamente reservado para Venezuela en general y particularmente para el gobierno de turno.
Del abanico de nuestras exportaciones han venido desapareciendo consistentemente destinos que representan ingreso seguro y confiable, mientras que el porcentaje que ocupa el volumen dedicado a cumplimiento de compromisos de pago en especie, que no genera ingreso de caja ha venido peligrosamente incrementando.
En pocas palabras, mientras los gastos aumentan de manera exponencial, PDVSA y por ende Venezuela se esta quedando sin fuentes de ingreso y peor aun, reduciendo paulatinamente el margen y disponibilidad para cumplir cabalmente con el mercado interno. Aun así, mantienen al frente de PDVSA, a individuos que no tienen idea de cómo responder ante tales retos.
Que nadie se equivoque, PDVSA jamás va a levantar cabeza mientras estén al frente demagogos, directivos paracaidistas improvisados, "sindicaleros" y proselitistas. Elementos que genuinamente piensan que obreros pueden por si solos llevar el peso de las decisiones estratégicas de PDVSA sobre sus hombros; nada menos que en una corporación donde un mal paso representa miles de millones de dólares y muchas vidas en juego.
PDVSA no es ni debe ser el espacio natural para dar asiento a esa clase de demagogia y falsa politiquería. Por el contrario, debe ser un templo sagrado protegido a toda costa por cualquier gobierno de turno, ya que allí respira y reposa la esencia de la subsistencia del país entero y porque no decirlo, de una porción importante del orbe. Su protección no puede ser malinterpretada como el secuestro de si para ser utilizada como instrumento de dominio político, sino de construcción de país, ya que PDVSA debe prevalecer más allá de cualquier gobierno y de cualquier individualidad.
Como reflexión de cierre; Venezuela se ha convertido en la tierra en donde se admira y emula al ladrón, al corrupto, al tracalero, al déspota y mal educado. A todo aquel civil o militar que hace fortuna mediante la filosofía, la prédica y la práctica del robo y asalto al patrimonio público, la destrucción del país y la conducta rapaz. No se cuestiona que un funcionario con un modesto salario que haya arribado a un puesto en la administración pública, entes u organismos del estado, con una mano atrás y otra adelante, de pronto el, sus familiares, o sus cercanos "colaboradores", ostenten incalculables riquezas y poder; por el contrario, se celebra. Mientras en Venezuela subsista esa conducta y ese patrón social, no habrá esperanza alguna para su recuperación, por el contrario, la destrucción se hará masiva e incontenible.