Orar parece ser el recurso al cual el presidente-ministro impuesto en Noviembre de 2017, apela para lograr revertir el estado de destrucción sostenido al que ha llevado a PDVSA. Ante la ausencia del talento, conocimiento y experticia necesarios para poder cristalizar y poner en ejecución un plan sensato y coordinado para hacer frente a esa crítica realidad, Quevedo opta por rezar. Una realidad que no solo involucra el desplome de la producción, sino la destrucción sistemática de toda la cadena de valor de una empresa, que tanto ayer como hoy representa la Columna Vertebral de Venezuela y que inexplicablemente el ejecutivo insiste en colocar en manos inexpertas y sin ninguna preparación.
Durante el mes de Junio, ese mismo personaje que en tan solo 6 meses de desafortunada gestión, ha originado la merma de más de 550.000 B/D de producción de petróleo y 800 millones de pie cúbicos (MMPCD) de producción de gas, anuncia un plan de reactivación e intervención de pozos, con miras a incorporar cerca de 1.400.000 B/D de producción fresca [http://www.elimpulso.com/noticias/economia/quevedo-pdvsa-recuperara-23-319-pozos-petroleros-para-producir-14-mmbd-adicionales-jun6]. Señala haber identificado en occidente unos 13.435 pozos para añadir 655.000 B/D, mientras que en oriente unos 9.500, para generar cerca de 700.000 B/D adicionales.
Según estadísticas disponibles, cerca del 67% de dichos pozos requieren intervención mecánica. Las cifras suplidas por PDVSA presuponen una producción objetivo promedio por pozo de unos 60 B/D, con lo cual a un costo-conservador de intervención unitario de entre US$1.0 y US$1.5 millones, aun considerando que las operaciones a ser ejecutadas sean exitosas en un 100%, lo cual es muy poco probable, el costo marginal de cada barril generado rondaría los US$35 @ US$40 influenciado por el bajo caudal. Desafortunadamente, al considerar el record operacional que ha ostentado PDVSA desde 2008 de menos de 35% @ 40% de efectividad, dicho costo se elevaría sustancialmente, haciendo antieconómico dicho plan. Aun aceptando el supuesto de 100% de éxito, esos barriles no estarían entrando en 2018, sino hasta bien avanzado el 2019. Ya para entonces a la tasa de merma actual, dicha producción estaría estrangulada, como también lo estaría la capacidad de exportación y en consecuencia el acceso de divisas.
Inconcebible que los opinadores petroleros de oficio que abundan en Venezuela, hablen de pozos como si fuesen entidades independientes y no atinen a pensar que no es el pozo realmente lo que importa, sino el yacimiento lo que ciertamente merece la atención. Máxime en una empresa donde desde 2008 no ha existido la política necesaria de monitoreo y correcta gerencia de sus activos, donde los que dirigen las riendas de Exploración no tienen la menor noción del negocio. Lo mismo aplica en todas las otras áreas medulares.
Usted puede tener el mejor pozo perforado y completado del mundo y no producirle un centímetro cúbico de fluido. Un pozo es un "ser" dependiente y "mutante" que incluso recién perforado, completado y puesto a producir puede fallar. Con mayor razón un pozo cerrado por largo periodo de tiempo y envejecido como lo son particularmente los pozos de occidente. Intervenir cualquier pozo presupone un trabajo previo de evaluación que no parece haber sido considerado.
El 04/07/2018 Quevedo anuncia que concentraría la actividad meramente en los activos de occidente, apalancándose en 11 acuerdos firmados con 9 empresas prácticamente desconocidas [http://www.pdvsa.com/index.php?option=com_content&view=article&id=8895:ministro-quevedo-firmo-11-acuerdos-de-servicios-para-impulso-de-la-produccion&catid=10:noticias&Itemid=5&lang=es] de servicios integrales a pozos. Ese supuesto plan de Quevedo no es otra cosa que un refrito fallido de Eulogio del Pino, anunciado en múltiples ocasiones entre 2014 y 2017 [http://www.elimpulso.com/noticias/economia/pdvsa-se-propone-recuperar-1-000-pozos-petroleros-inactivos] y tomado a su vez de la antigua "meritocracia", quienes durante la segunda mitad de la década de los 90, intentaron también sin éxito algo similar, con empresas de servicio multinacionales como Schlumberger y Halliburton. Por supuesto que quienes salieron beneficiados entonces fueron las empresas de servicio, empresas por definición orientadas primariamente a suplir e introducir sus servicios, equipos y personal; es decir su orientación primaria genera "sobrecosto".
En cuanto al caso actual, de las 9 empresas signatarias de esos 11 acuerdos, la mayoría de las mismas no posee tecnología propia, experticia, ni son todas empresas de reconocida trayectoria en el área de intervención, reactivación y estimulación de pozos. Con ese viento en contra, Quevedo embarca a nuestra industria en una aventura muy peligrosa, con poca o ninguna posibilidad real de éxito. Empresas hasta ahora desconocidas, muchas de ellas de maletín, otras sin experiencia alguna en operaciones. La probabilidad de que varias sino la mayoría de esas empresas involucradas caigan en entuertos operacionales, accidentes e ilícitos ambientales es sumamente elevada, sobretodo ante la potencial ausencia de coordinación, supervisión, equipos, conocimiento y cultura de seguridad, higiene y ambiente (SHA) que convive y expande en esa decadente PDVSA.
Nuestras proyecciones han cotejado por un margen de error cercano al 1%, el perfil futuro de la producción de PDVSA basados en "big data". Las mismas indican que de ahora en lo adelante y al menos hasta finales de 2018, dicha producción entraría en un periodo de oscilación alrededor de 1.29 y 1.46 MMBD, siendo el rango superior la cifra según fuentes directas y el inferior la de fuentes secundarias reflejadas normalmente por la OPEP. El margen superior de dicho rango en consecuencia fluctúa en función del volumen importado de crudo y derivados.
Bajo ese entendido, los barriles-mes perdidos estaría en el orden de unos [25 @ 35 MBD] a partir de Julio, siendo esa en consecuencia, la tasa de producción necesaria a ser generada por cada mes, para compensar la caída de producción a partir de entonces y mantener el nivel de producción de 1.29 @ 1.46 MMBD. A la tasa de producción promedio de 60 B/D por pozo reflejada según el plan de Quevedo, ello se traduciría en la necesaria entrada de unos 500 pozos por mes, solo para compensar declinación y mantener producción en dicho nivel.
De manera que además de risible, resulta sumamente extraña, improcedente y anacrónica la propuesta de Quevedo. No existe solución sencilla para el caso de PDVSA. Lo que si es cierto es que hay que expulsar cuanto antes a Quevedo y su directiva. El problema de PDVSA se escapa de las manos. Ha dejado de ser un problema interno, para pasar a ser un problema estructural y de fondo. Quien diga que dicho problema tiene solución fácil y probable en el corto plazo, no solo desconoce la materia, sino que estaría también engañando al país.