No es poca cosa la amenaza que representa la situación actual de PDVSA. Una amenaza que rebosa el tamaño de nuestro país. Un plan que sin duda alguna ha venido ejecutándose minuciosamente con el fin predeterminado de minar la flexibilidad operativa y el poder financiero de Petróleos de Venezuela; de descapitalizarla lenta pero sostenidamente para hacerse de ella. Lo advertimos consistentemente desde 2008; particularmente desde la entrada de Eulogio del Pino a exploración y producción, la implementación del plan siembra petrolera y desde el inconveniente avance y arraigo de intereses foráneos en nuestro país. No por la mera presencia de sus capitales, sino por la manera poco ortodoxa y poco conveniente, como fueron negociados e implementados esas empresas, negocio y acuerdos. Por la manera poco previsiva como el ejecutivo empeño al país y sus instituciones, basados en la esperanza de un crecimiento en la producción que nunca ocurrió. De la promoción de un barril que a la postre no han podido ni menos aun sabido aprovechar.
Para Junio’2018 la porción PDVSA se abatía hacia los 550.000 B/D de un crudo costoso e ineficientemente producido. De un barril cuyo costo de producción promedio para el cierre de 2018 en el mejor de los casos fácilmente rondará los US$20-US$22. Nuestra proyección de producción futura basados en big data indica que para el cierre de Julio, esta se ubicará entre 1.459/1.290 MBD (OPEP directo/secundaria), con lo cual la producción propia PDVSA para entonces estaría cediendo hacia 515.000 B/D @ 530.000 B/D, representando en el mejor de los casos alrededor del 40% de volumen total nación.
Más allá de sus intentos fallidos por manipular la verdad, la administración actual de PDVSA ha sido inocua e incapaz de generar algún valor, de detener el agudo deterioro de la producción y menos aun de añadir un solo barril adicional. La tasa de variación de la declinación observada de producción ha cedido hacia unos 25.000 @ 35.000 B/D por mes, como resultado del considerable aumento en el volumen importado de nafta diluente, el cual estaría siendo activamente reciclado.
La oferta del millón de barriles de Quevedo luego de haber llegado a PDVSA a finales de Noviembre’2017, solo va a quedar en eso; en una oferta vacía más [http://www.el-nacional.com/noticias/petroleo/quevedo-promete-subir-produccion-pdvsa_214560].
Risible que un funcionario del ministerio haya intentado salirle al frente a la OPEP para tratar de desmentir el deterioro de una producción que es más que evidente, real; sobretodo cuando ese mismo funcionario ha sido testigo presencial y co responsable de esa catástrofe que inició en 2008.
A ese peligroso y generalizado derrumbe de la producción, se suma la asfixia de los ingresos por concepto de las decadentes exportaciones. En el mediano y largo plazo el crecimiento del consumo de energía fósil a nivel global se visualiza principalmente concentrado en India, el cual estaría literalmente duplicando su nivel actual con visión a 2030-2040. Desafortunadamente, entre 2016 y lo que va de 2018, PDVSA se ha visto forzada a reducir en cerca de 43% sus envíos a dicho destino, habiendo cedido desde unos 440.000 B/D en 2016 a alrededor de 250.000 B/D proyectados para el mes de Julio’2018, forzados por sus compromisos con China y Rusia. Ante la persistente caída de la producción, dichos compromisos terminaran irremediablemente por asfixiarla y eso lo saben sus socios.
Ese "gap" en suministros ha sido ya absorbido por Iraq e Irán, sin embargo y según reportes de inteligencia, las recientes tensiones entre oriente y occidente han forzado a India a considerar contingencias para los suministros Iraníes.
A todas estas, pareciera no existir nadie en esa junta directiva capaz de prever estrategias y acciones de contingencia para salirle al frente a la inevitable catástrofe que ha sido creada por ellos mismos y que amenaza con enterrar con ellos a nuestra maltrecha Venezuela. Las expectativas de ingresos brutos para el cierre de 2018 señalan un nivel cercano entre US$21.500 @ US$ 19.000 millones. Bajo el entendido de un barril criollo y una producción promedios para el año de US$60.2 y 1.460 MBD respectivamente, la perspectiva de ingresos netos podría ubicarse entre un máximo de US$1.150 millones y un mínimo de US$570 millones, dependiendo de que tanto peso le ponga PDVSA a los versátiles y oportunos "ingresos cambiarios/financieros".
Si no reaccionan de inmediato, el problema se agudizara crecientemente hasta desembocar en el callejón sin salida hacia donde han estado siendo guiados como ovejas; vender por segmentos, por pedazos a PDVSA. Ya lo hemos venido advirtiendo desde 2010. Hoy no estamos muy seguros que quede algo por hacer, sin pasar obligatoriamente por el sacrificio profundo de todo un país que lo tiene todo, menos el amor y la devoción de sus propios ciudadanos.
Si antes asegurábamos que es posible rescatar la industria con un plan estructurado a 72 meses, sin necesidad de privatizar, hoy no lo tenemos del todo claro. La aguda desprofesionalización, el desprecio por el conocimiento y la experticia para dar paso al servilismo y la genuflexión, la irracional "dogmatización", la penetración de elementos sin principios ni valores y la indiscutible presencia de un nefasto "mecanismo integrado" de corrupción y corruptelas, hace difícil visualizar una salida natural a esa compleja coyuntura sin el apoyo de los más altos niveles del ejecutivo y de instituciones imparciales e independientes, y eso hoy día en ese país es utopia y realidad virtual.
De acá en lo adelante, no existe ruta más critica para PDVSA que la que se esta recorriendo de manos de su actual directiva. Una espiral compresiva, que por un lado posee una componente de deterioro de producción e ingresos y por el otro lado, el irremediable componente del severo endeudamiento.
Lo más triste de todo, es que esos que tomaron por asalto a PDVSA luego de 2008 para destruirla y enriquecerse, terminaran por darle la razón a aquellos que al menos en apariencia tanto criticaron y combatieron, para llevarse al barranco con ellos a todo un proyecto que tuvo en sus manos la posibilidad clara de éxito consigo y que nunca jamás volverá a repetirse.