A propósito de ser ciego

Las prostitutas de la gasolina

No existe ningún antídoto que "inmunice" de manera radical contra la deformación burocrática del centralismo. Se trata en verdad de un principio que opera con una extraordinaria fragilidad. Basta una simple relación aritmética mayoría-minoría para poner a funcionar el centralismo de manera aberrante. En nombre del centralismo Stalin convirtió el Partido bolchevique en la negación del marxismo y la revolución. Es no es causalidad.

Si no hay libertad de discusión el centralismo opera simplemente como un mecanismo negador del Partido. Si no existe un ambiente auspiciante para el debate interno, de libre y fecunda disensión, el centralismo funciona como pretexto para imponer decisiones y opiniones.

Cuando el proceso de descomposición interna ha avanzado se generan las más increíbles barbaridades políticas en nombre del centralismo.

Rigoberto Lanz

***

Son elocuentes las palabras de Rigoberto Lanz para definir lo que ocurre dentro del madurismo. En nombre del "Estado", una cúpula perversa y maloliente de bazofia burocrática y centralista, ha llevado al país hasta los niveles más miserables de vida que gobierno alguno haya podido generar en su existencia.

Es más, para comprender el cómo se ha llegado a la quiebra de la industria petrolera nacional, bastaría comparar la Venezuela que tenemos con aquella que nos relata Miguel Acosta Saignes en su obra Latifundio¹ escrita desde la clandestinidad en 1937, en donde incluso nos devela la realidad que vivíamos hace un siglo, y que pudiéramos decir, a pesar de que Venezuela logró superar parte de aquellos males sociales, como en pleno siglo XXI con el madurismo desde Miraflores hemos regresado hasta esa parte de pobreza, hambre y muerte de nuestra historia.

De hecho, hace 100 años, - según nos explica Acosta Saignes - los latifundistas eran los generadores de la explotación que recaía sobre la mayoría de los trabajadores y campesinos venezolanos. En la actualidad, tenemos un gobierno peor que aquellos "dueños de la tierra", no solamente porque se ha apoderado de miles y miles de hectáreas con el propósito de continuar explotando a nuestros agricultores, sino que además desde el poder controlan políticamente al pueblo, imponiéndoles sus decisiones desde una malévola forma de gobernar, al punto que además de que la cúpula madurista se ha convertido en la dueña de la tierra, impone a los productores de cacao, azúcar, café, arroz, pescado o cualquier rubro alimenticio, el monopolio en la compra de sus producciones, las cuales les paga con precios irrisorios, mientras ellos se convierten en vulgares explotadores capitalistas, quienes incluso exportan algunos de esos rubros – como por ejemplo el cacao o las sardinas - por los cuales reciben divisas, mientras pagan a los agricultores y pescadores unos bolívares que son fulminados por la hiperinflación.

¿Y qué ocurre si nuestra gente del campo o mar se niega a entregar sus respectivas producciones a Héctor Rodríguez quien controla a los agricultores del cacao², o sobre Dante Rivas quien domina a los pescadores, y en el caso de producción de sardinas y otras especies marinas le insta a "cumplir" con un registro³, o sea, una disfrazado contrato de esclavitud moderna? Simple. Se quedarían sin tierras para la siembra o sin motores para la pesca, además de ser excluidos y perseguidos en lo social y político. En tal sentido ¿Por qué no se realizan diversas asambleas en cada sector, abiertas al pueblo, así como para los productores y pescadores, y que sean ellos quienes nos digan si están o no de acuerdo en que el madurismo monopolice las compras de sus productos? ¿Podrá alguno de semejantes maduristas, representados en el "gobernador" de Miranda o el ministrillo de "pesca", atreverse a desmentirme?

Por ello, Cuando Acosta Saignes (ob. cit) nos define el hambre como aquella que "nace del régimen de trabajo en el cual devengan los trabajadores salarios míseros" (P. 95) (…) pero que además morirse de hambre no sólo es caer en el medio de una calle por inanición, sino que el hambre significa contraer tuberculosis por una pésima alimentación o morir de paludismo al carecer de defensas orgánicas, estamos en la obligación de preguntarnos ¿En qué difiere aquella Venezuela rural de comienzos del siglo XX, sobre la que nos hace reflexionar el autor de Latifundio en relación con la que confrontamos los venezolanos bajo el régimen de Maduro?

Latifundio también nos habla sobre la despoblación de la época, que en ese entonces era un éxodo en lo interno del país, cuando nuestro pueblo abandonaba los espacios rurales para ir hasta la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, como producto de una explotación inmisericorde que se originaba en el campo. En ese contexto, el autor de la obra, después de apuntalar un pensamiento de Rauchberg (ob. cit) cuando afirmó: "lo que ahuyenta a los más, no es hastío del campo y el ansia de vivir en la ciudad sino la falta de esperanza en su anhelo por la tierra (p. 104), sobre lo cual Acosta Saignes reafirma que es el hambre la principal causa que incide en el desplazamiento del pueblo. Entonces, ¿será que el actual éxodo, en esta oportunidad hacía del exterior, que viven millones de venezolanos bajo el régimen de Maduro está asociado por ser un "excelente gobierno", o por el contrario, porque nunca habían vivido una situación tan vulnerable de pobreza, miseria y desesperanza?

Y sobre el petróleo ¿qué nos decía Acosta Saignes? Pues bien, el "aceite" como lo definía en su más importante texto escrito, no titubeaba para decir que las compañías productoras de petróleo, eran las más interesadas, a quienes les convenía la devaluación de la moneda nacional, porque mientras ellos recibían en moneda extranjera el pago por el también llamado oro negro, terminaban pagando los salarios de sus "trabajadores" con un devaluado signo monetario, que sólo permitía acrecentar las ganancias capitalistas.

Así tenemos, que cuando el madurismo una vez que ha arrasado con lo poco que nos quedaba para trabajar la tierra o multiplicar los peces en altamar, y ha destruido a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), para llevarnos nuevamente hasta los tiempos en que Acosta Saignes nos narró y alertó en Latifundio, llega hasta el último nivel de depauperación en la producción de crudo y sus derivados, cuando no sólo se hace inminente un aumento en el precio de la gasolina hasta niveles internacionales, sino que con el "carnet de la patria" alcanza el clímax de un apartheid social, cuando el propio Nicolás Maduro asegura que "el que no se registre en el censo nacional de transporte queda por fuera, lamentablemente" -en lo personal, puede anotarme de primero en la lista de (auto)excluidos, como eufemísticamente llamarán a quienes no acudan a tal "censo" – es decir, para el madurismo ahora la gasolina será vendida sólo a los maduristas.

Ignoro si aquellos quienes van a "censarse" para poder comprar gasolina con el mal llamado "carnet de la patria", ven tal relación con el madurismo, como aquellas parejas que van a la cama porque se gustan en lo físico y personal sin esperar nada a cambio, salvo obtener amor y placer, pero en el caso de quienes rechazamos estas prácticas, es obvio que este gobierno pretende convertirnos en las prostitutas maduristas de la gasolina, razón por la cual esa relación para la inmensa mayoría de los venezolanos que cuentan con alguna propiedad vehicular, resulta por lo demás inaceptable.

Las únicas prostitutas maduristas de la gasolina están perfectamente identificadas. Son aquellas quienes controlan por las distintas fronteras del país – terrestres y marítimas – los miles y miles de litros que con o sin “carnet de la patria” continuarán desangrando a Venezuela con la complicidad de quienes vendidos(as) al mejor postor, pretenden seguir lucrándose con cifras millonarias a costa del hambre del pueblo.

En síntesis, el madurismo ha hecho de Venezuela un gran latifundio sobre el cual explota a millones de venezolanos, pero donde también permite que deambulen las prostitutas de la gasolina con total impunidad, en especial aquellas que se vistan no sólo con el sensual y sexy color rojo, sino también con el color verde. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

 

***

 

¹ http://www.elperroylarana.gob.ve/images/libros-pdfs/Latifundio.pdf - No es casualidad que luego que ese texto era posible encontrarlo en su versión digital desde ese portal, inexplicablemente la claque madurista lo elimina de la biblioteca digital, luego que desde su cuenta @perroyranalibro invitaban a descargarlo (ver: https://twitter.com/perroyranalibro/status/686913203897561090). La única explicación de una aberración de ese tipo, es que el gobierno de Maduro repite con mayor intensidad los males que vivían dos millones de venezolanos - dos tercios - , de tres millones que era la población de ese entonces, y esa es la causa por la cual no le interesa que los venezolanos establezcan las comparaciones respectivas.

 

² https://armando.info/Reportajes/DemoPublico/2472

 

³http://www.correodelorinoco.gob.ve/dante-rivas-insto-a-pescadores-a-cumplir-con-el-registro/

 

http://efectococuyo.com/principales/maduro-confirma-que-subsidiaran-gasolina-con-el-carnet-de-la-patria/

 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

 jvivassantana@gmail.com      @_jvivassantana

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