La manipulación burda del gobierno y del fiscal, el silencio de los obreros petroleros, la dispersión y complicidad ocultan bajo una avalancha de mentiras la verdad de la industria petrolera, que ayer producía tres millones y hoy no se sabe cuánto, sólo se supone que sean menos de uno.
¿Qué pasó, cuál es la verdad de la industria? No es posible saberla, las mentiras vuelan a conveniencia, el gobierno ataca y culpa a los gerentes presos y a otros huyendo, exiliados, todos sin capacidad de respuesta, todos censurados. Muchas interrogantes produce la situación. Veamos.
¿Por qué en los medios no declaran los imputados, los perseguidos?
¿Por qué no les dan derecho a la defensa?
¿Por qué José Vicente no los entrevista, ni siquiera a un familiar, por qué no habla de ellos?
¿Por qué Diosdado ni los nombra?
¿Hay un pacto de silencio?
¿Por que el presidente sólo insinúa?
¿Por qué el ataque es unánime?
¿Por qué nadie discrepa, basta que el fiscal que fue poeta acuse, para que sea una sentencia?
¿Por qué no los pasan a los tribunales?
¿Cómo hicieron esos gerentes para tumbar la producción si estaban presos?
Todo es raro, muy raro. Es el canto de los castrati.
El país, el mundo precisa una explicación, todo no puede quedar en los gritos del presidente, en la piedras que tira el fiscal. Nosotros proponemos un gran foro, en cadena nacional, donde participen voceros de lado y lado, de muy alto nivel, presidido por el presidente de la República, con la participación del fiscal, del presidente de PDVSA, representantes de los obreros, de la burocracia sindical, de la FANB, de expertos petroleros de todos los signos, de los imputados como culpables. De allí, de ese foro debe salir un libro que será histórico, aflorará la verdad.
Otra variante sería un debate cara a cara entre el presidente (que tanto inculpa a los gerentes de la caída de la producción y sin juicio previo los califica de pillos, de delincuentes) y el Ministro Rafael Ramírez, que según el presidente es el mayor culpable. Sería justo que se le diera el derecho a defenderse, pero sobre todo el país tiene derecho a saber la verdad. Para dar más oportunidad a que se dé el careo, se podrían consultar asesores, o si quieren más reflexión, podría ser por escrito en una pagina web, quizá en Aporrea, sería una lección para todos. En ultima instancia, podría levantarse la censura al Ministro Rafael Ramírez, permitirle que declarara en los medios, que sea entrevistado de manera imparcial.
Está claro que el sólo anuncio asustará a más de uno, se cumple el axioma de que la verdad es revolucionaria, y aterra a los usurpadores. Por supuesto que no lo harán, no pueden someterse a este tribunal de la verdad.
La verdad quedará sepultada, seguirá imperando la mentira hasta que llegue un nuevo gobierno, o en el futuro algún historiador desentrañe la historia de la petrolera.
Por ahora, la negación a ventilar la verdad, a hacer un foro, un debate con estas características nos indica claramente que el fiscal y el presidente, el gobierno, la dirección del PSUV, los programas de opinión de radio y televisión, todos son cómplices, unos por mentirosos y otros por omisión.
Sólo queda la esperanza de que la verdad siempre sale a flote y más vale tarde que nunca.