Hacia finales de Noviembre de 2017 M. Quevedo fue impuesto por decisión presidencial al frente de PDVSA y del Ministerio de Petróleo. Tan pronto tomó posesión del cargo, se comprometió a levantar la producción y mejorar capacidad de refinación, [http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/economia/manuel-quevedo-compromiso-sera-levantar-la-produccion-pdvsa/] así como también a sanear las finanzas de PDVSA.
Con esas declaraciones por delante, sin haber hecho un análisis del entorno y sin conocer absolutamente nada de la industria petrolera, se comprometía nada más y nada menos que a remontar [http://wtcradio.net/quevedo-espera-aumentar-produccion-pdvsa-millon-barriles-diarios/] un millón de barriles por día de producción en cuestión de 12 meses, algo que a excepción de los años post-sabotaje petrolero 2003 y 2004, ni en sus mejores días PDVSA ha logrado cristalizar.
Quevedo se rodeó de un equipo ajeno a las funciones medulares de la industria, aunque por el conocido desde sus andanzas previas. Ante lo inocultablemente grave de la situación, se prevén cambios inmediatos en la directiva, aunque por sustitutos cuyas credenciales son aun más deficientes, lo cual ya es mucho decir. Pero el fondo del problema; Manuel Quevedo, aun quedaría al frente. Desde su inicio y hasta el momento, no ha dado una sola declaración con profundidad técnica, ni menos aun con sentido gerencial. Su gestión a grandes rasgos, ha estado tipificada por la decadencia en todos los eslabones de la cadena de valor de PDVSA, el ocultamiento de cifras oficiales, la poca sensatez y una impresionante falta de coherencia [https://www.laprensalara.com.ve/2018/09/venezuela-aumentara-produccion-de-petroleo/] en sus apreciaciones, que pone en entredicho lo que queda de nuestra industria.
EL PRIMER COMPROMISO: La Producción
Aun con superpoderes jamás otorgados a presidente alguno en la historia de PDVSA y faltando algo unos pocos días para completar su primer año al frente de dicha empresa, su gestión ha sido por demás desastrosa y funesta. La producción con un nivel de deterioro sin precedentes (bajo operación regular) en nuestra industria, presenta una caída neta del 36.1%, resumiéndose en una perdida de 679.000 B/D desde su llegada, al haber pasado de producir 1.876 MBD en Octubre’2017 @ 1.197 MBD al cierre de Septiembre’2018.
En medio del desespero y en un intento por ganar tiempo, ese mismo personaje entrega activos medulares a empresas desconocidas; empresas de maletín, con nefastas implicaciones en materia de costos de producción, seguridad, eficiencia e integridad operacional. Negocia activos gasíferos costa afuera con su vecino Trinidad, bajo condiciones dudosas y muy posiblemente desventajosas para Venezuela, que podrían significar en el corto y mediano plazo, una clara amenaza para [https://www.aporrea.org/energia/a268396.html] el país, por la elevada potencialidad de incumplimiento de los compromisos adquiridos, ameritando la urgente y profunda revisión de dichos acuerdos, tanto por la asamblea nacional, como por entes verdaderamente calificados en la materia.
A nuestro entender la producción nación ha tocada fondo bajo el nivel de actividad actual y como hemos venido advirtiendo desde inicios de 2018, de acá en lo adelante se mantendrá oscilando dentro de un rango de +/- 30.000 B/D alrededor de 1.220.000 B/D hasta que se ejecuten acciones de fondo.
EL SEGUNDO COMPROMISO: La Capacidad de Refinación
En PDVSA, la infraestructura instalada aguas abajo ha sufrido los rigores de un descuido no solo continuo, sino preocupantemente creciente, promovido por la desprofesionalización y desmoralización de su menguado capital humano, la cual ha llevado el factor de utilización promedio a niveles antes insospechados de entre 29% @ 33%. Como consecuencia de la perdida masiva de producción aunada al notorio deterioro de la capacidad de refinación, el volumen de importación de crudo y productos, durante el breve pero destructivo paso de Quevedo, ha escalado en un alarmante 278%.
Bajo la gestión actual, nuestra industria ha visto perder oportunidades de mercados apetecidos, como India y norteamérica. Mercados cedidos hacia Irak y Saudí Arabia, mientras que las exportaciones a China también se han visto debilitadas sustancialmente, producto de un sinnúmero de cuellos de botella que van desde problemas de producción, operación y disponibilidad de segregaciones, hasta problemas de ajuste a especificación.
El nivel de accidentalidad, incidentes e ilícitos ambientales en la cadena de producción, refinación y procesos se ha elevado consistentemente a un promedio de entre 4 @ 6 accidentes, incidentes y/o ilícitos por semana. El hermetismo alrededor de los ilícitos ambientales es tal, que hace prácticamente incuantificable los barriles que a diario se derraman en el entorno de los activos de PDVSA.
TERCER COMPROMISO: Sanear las Finanzas
Inédita e inauditamente, aun con una cesta que ha remontado su valor en cerca del 40% con referencia al barril de Octubre’2017, PDVSA esta perdiendo dinero masivamente. Si proyectamos el impacto conjunto de la perdida acumulada de producción, con el valor en el mercado ocasional de ese creciente volumen de crudo y productos que se ha visto obligada a importar, tomando como referencia los promedios al cierre de Q3’2017, el daño patrimonial causado a la nación acumularía conservadoramente al cierre de 2018 la colosal cifra de cerca de US$26.000 millones, de los cuales unos US$22.600 corresponden a producción perdida, mientras que unos US$3.400 al valor forzoso de dichas importaciones.
Con esa debilitada posición producto del desconocimiento, desaciertos y peores decisiones, el flujo de ingreso bruto ya faltando unos pocos días para el cierre contable de la corporación, predice cifras preocupantes en el entorno de US$18.9 millardo. Como consecuencia, la expectativa de ingreso neto es de verdadero pronostico reservado, amenazando con batir el record hasta ahora ostentado por el "meritocrata" L. Giusti de US$663 millones, para llegar a un "H/L" de entre U$925/US$365 millones, sin contabilizar los artificios cambiarios y eventual aprovechamiento de la reciente reconversión allí suscitada.
En resumen, es evidente que la empresa le quedo grande y se le fue de las manos a Quevedo. Se ha probado más allá de dudas, que ese "slogan demagogo" de recuperar PDVSA con la clase obrera, aunque no exista talento, madurez gerencial y experticia, no ha conllevado a ningún resultado positivo. Por el contrario, ha puesto a nuestra industria en una posición de riesgo real y tangible; la ha asomado a una verdadera catástrofe financiera, amen de operacional que amerita acción inmediata.