Cerró el 2018 habiendo transcurrido unos 13 meses desde la imposición de Quevedo y su funesta directiva al frente de PDVSA. Meses en los que la corporación que genera en exceso el 96% del ingreso en divisa de la nación, fue puesta en manos evidentemente irresponsables y que a juzgar por los resultados, no poseen el mínimo nivel de conocimiento, experticia, ni destrezas necesarias para tan importante cargo. La industria ha sido objeto de una flagelación sin precedentes durante ese periplo. Extraño, inaceptable e incoherente que desde un gobierno que se haga llamar revolucionario y patriota, se haya permitido tal nivel de destrucción, corrupción y catástrofe, en la industria más estratégica y medular del país.
Desde los primeros meses de gestión, Quevedo daba señales claras de que el cargo le quedaba grande. Para Octubre’2017 PDVSA producía 1.955.000 B/D e importaba 71.000 B/D de crudo y productos. Nelson Martínez había logrado estabilizar la caída de producción y reducir significativamente el nivel de importación de crudo y productos en un 45%, cerrando con ello por primera vez, la brecha entre las cifras de producción OPEP directa/secundaria. Ya para Marzo’2018, la gestión de Quevedo había logrado abatir la producción a 1.509.000 B/D habiendo cedido en 446.000 (-23%), mientras que el nivel de importación se elevaba en 140% a 171.000 B/D (+140%).
Será coincidencia que mientras Nelson procuraba parar la caída de producción estimulando el crecimiento de las áreas tradicionales, procuraba cerrar la brecha OPEP, reducir importaciones y procuraba también tomar acciones para reemplazar los mas altos niveles de PDVSA, al otro lado de Caracas se cocinaba su "abrupta remoción"?
REALIDAD PRODUCCIÓN-INGRESOS:
Nuestras estimaciones del comportamiento futuro de producción, a partir de Agosto’2017 vía "big data", han mostrado un nivel de exactitud que ha excedido el 95%. Ello nos ha permitido proyectar estimados de producción promedio de cierre para 2018 en 1.51/1.34 MMBD. Bajo esa premisa, la caída de producción del mismo ejercicio comparativamente al 2017 cuando cerró en 2.02 MMBD, seria 505.000 B/D (25%) al considerar fuentes directas, versus 680.000 B/D (33%) al considerar fuentes secundarias.
La figura anterior refleja el perfil de ingreso bruto para el trienio 2017-2019, así como la diferencia de dicha variable, al contabilizar la producción según fuentes directas versus secundarias. Si consideramos las fuentes secundarias, la expectativa de ingreso bruto para 2018 se estarían ubicando en US$17.800 millones, mientras que al considerar las fuentes directas, en US$21.200 millones. Si PDVSA hubiese sostenido el mismo nivel de producción obtenido al cierre de 2016 de 2.57 MMBD, la nación hubiese dejado de perder, como en efecto hizo, unos ingresos acumulados por el orden de US$38 mil millones al considerar las fuentes secundarias, versus 33 mil millones al considerar fuentes directas.
Desde el punto de vista de expectativas de desempeño de PDVSA, así como del entorno energético global, el 2019 será un año mucho más complicado que 2018. Un año donde la proyección del barril criollo, lo ubican durante los dos primeros trimestres, por debajo de US$44 promedio y donde la producción en el mejor de los casos se verá estancada con pequeñas oscilaciones retrogradas. De continuar colocando esperanzas en una OPEP ineficiente y desarticulada, de pensar que la renta petrolera es la vía, en lugar de la rentabilidad y la productividad, y de continuar creyendo en la viabilidad de una PDVSA en manos de improvisados y aprendices, la catástrofe para la economía criolla y la agudización de la conflictividad social estarían aseguradas para 2019.
Como antes advertimos [https://www.aporrea.org/energia/a271730.html], la economía mundial retrocederá durante 2019, incluidas Occidente, Japón e incluso China. La unión europea ha dejado entrever su preocupación por la baja en la previsión de crecimiento de la eurozona y advierte de una creciente incertidumbre a nivel mundial. Rusia, KSA, UEA, Libia e Irak por su parte incrementan producción y violan las cuotas de exportación más allá de los acuerdos dentro de la OPEP. Mientras tanto, PDVSA continúa su ya acelerado "ciclo de destrucción sistémica"; ciclo que no pareciera tener vuelta atrás mientras esté bajo la directiva actual. La posibilidad de arribo de inversiones significativas de parte de esos socios que hoy poseen control sobre el 60% de la producción nacional, es reducida y por ende el estancamiento de la producción local se visualiza que se extienda a lo largo de 2019.
A menos que ocurra un evento de alto impacto en el ámbito geopolítico tal que impida el normal flujo de crudo y productos desde las zonas del MENA y/o GOM; a menos que ocurra un cambio radical de enfoque en el manejo de PDVSA, nuestros cálculos y proyecciones sustentadas en "big data", indican que la producción promedio para 2019 se estaría ubicando en el entorno de 1.460/1.190 MBD según formato OPEP directo/secundario.
Con lo anterior en mente y basados en el más reciente comportamiento de precios del barril proyectado para el 2019, el flujo de ingresos provenientes de las ya disminuidas y a menudo inexistentes exportaciones criollas, se estaría ubicando en el entorno de US$15.600/11.400 millones.
Aclaramos que el modelo predictivo no es estable a partir de Agosto/Septiembre 2019, ya que las variables externas (OPEP/Clima) no están aun definidas para más allá de dicho periodo. Sin embargo, aun considerando un error del 33% (caso extremo), las implicaciones que dicho nivel de ingresos tendría sobre la economía local sería catastrófico, augurando mayor escasez de divisas, mayor escasez de productos, mayor conflictividad social y mayor necesidad de importaciones. El escenario financiero Venezolano luce sumamente complicado para 2019 y de ello están bien claros en el gobierno central.
RUIDOS DE CAMBIO EN PDVSA:
Ante esa inocultable calamidad producto de esos 13 meses de destrucción sistémica de la mano de Quevedo y su directiva, se escuchan nuevamente rumores de cambio en PDVSA. Desafortunadamente, parece ser que aun a pesar de la calamidad que ha vivido la industria desde la defenestración y traición sufrida por Nelson Martínez, no parecen haber aprendido, ya que entre los candidatos a reemplazar al actual germen destructivo, se mencionan nuevamente a individuos sin calificación ni experiencia alguna en el sector petrolero y energético. Es decir se esperaría más de lo mismo.
Ya no queda mucha esperanza para esa industria en manos de aprendices, arengadores y politiqueros. Pareciera que lo que todos buscan es asaltarla y llevarse parte del botín. Nunca antes había existido en la historia de PDVSA, tanto saqueo y penetración de la corrupción a todo nivel. En esa PDVSA de hoy se trata de sobrevivir, más no de recuperar.
Advertimos en múltiples oportunidades durante 2017 y 2018 [https://www.aporrea.org/energia/a257542.html], que esa empresa se dirigía hacia una privatización segmentada, que hoy es ya una cruel realidad. Cruel porque desde el mismo gobierno, a través de esas manos irresponsables e ignorantes que han colocado al frente de la misma, la han llevado a un nivel de deterioro y destrucción sin precedentes. Un vil entreguismo de soberanía sin percibir riqueza sustentable, sino más bien migajas que por el contrario extienden la asfixia y alargan el sufrimiento.
Las empresas foráneas se están tornando cada vez más influyentes. Estimulan la dependencia de PDVSA para posicionarse sobre sus activos bajo condiciones de desventaja relativa. Están apretando el torniquete, llevándola lenta pero irremediablemente a separarse de sus bienes, mediante un endeudamiento autoinflingido; "propagado" como onda expansiva por una ignorancia e ineficiencia, que esta haciendo metástasis en ese cuerpo moribundo y aniquilado desde adentro mismo.
El gobierno que sea; bien sea este o cualquier otro, debe meterse en la cabeza que no existe militar, ni político improvisado que pueda sacar a PDVSA del hoyo en donde se encuentra. Tampoco opinadores y autodenominados expertos sin experticia, de esos que abundan en nuestro país. No existe recuperación posible de nuestra industria mientras los candidatos a dirigirla no posean la experticia, la tradición petrolera, el conocimiento y el amarre tecnológico necesario; y eso estimados políticos, obreros y militares, no se consigue en los partidos políticos, no se consigue en los cuarteles, no se consigue en los sindicatos, ni tampoco en las calles. Se consigue con estudios, con un riguroso y calificado entrenamiento y con una amplia exposición en un ambiente de alta demanda.