Entre 2004 y 2013, H. Chávez directa y repetidamente amenazó los EEUU con cortarle el suministro de crudo, si la casa blanca insistía en su política de intervención [https://www.news24.com/World/News/Chavez-threatens-US-again-20050304] en los asuntos internos de Venezuela [https://www.sbs.com.au/news/chavez-threatens-us-at-opec-opening], así como también, en una cadena de eventos que incluían desde sabotaje político, hasta torpedeo financiero.
Ambos gobiernos tras bastidores preparaban acciones anticipando un futuro aun más complejo. Las amenazas de H. Chávez fueron tomadas seriamente por el gobierno de Bush. No era poca cosa; ya que para entonces en el entorno de 2004, PDVSA exportaba hacia el Golfo de México entre 1.100.000 y 1.500.000 B/D, los EEUU apenas producía 5.500.000 B/D y su dependencia del crudo importado excedía con creces el 50% de su consumo interno estimado en unos 10.200.000 B/D. En ese tiempo, Venezuela suplía cerca del 13% de dicho total.
Desafortunadamente ni H. Chávez ni su equipo anticiparon, sino que por el contrario, desestimaron la expansión de la producción de crudo de lutitas (shale oil) y jamás se esperaron el abrupto colapso del barril sucedido a mediados de 2014. Ambos eventos eran perfectamente predecibles y solo se explican por la torpeza y la ambición desmedida de países que aun en pleno siglo XXI, pretenden vivir de renta y no del desarrollo, rentabilidad y eficiencia en la explotación e industrialización de sus recursos naturales.
Objetivo, Debilitar PDVSA:
Entre 2008 y 2013 precisamente en el entorno del precio máximo del barril, arreció la destrucción de PDVSA, como resultante natural de una creciente e innegable corrupción, interferencia política y militar, ineficiencia operacional, erradas estrategias de negocio y peor aun, pésima e improvisada directiva y gerencia. El derrumbe de la producción nación fue inevitable, habiendo pasado de 3.260.000 B/D en 2008 a menos de 1.500.000 B/D actualmente, empujando las ya disminuidas exportaciones de crudo hacia EEUU al umbral de los 500.000 B/D (pre-sanción 2019/OPEP directo); un 6.5% de su nivel de importación total, cuando hoy los EEUU produce 11.900.000 B/D.
Lejos estaba H. Chávez de pensar en 2004, que las consecuencias de sus propias amenazas, de cortar suministros de crudo al país del norte, iban a caer 15 años más tarde sobre la cabeza de su sucesor, arrinconándolo y llevándolo a una situación práctica de inanición financiera, incapaz de tener acceso a dinero, ni financiamiento alguno; al borde del colapso, abriendo las compuertas hacia una inminente y total toma del segmento petrolero por intereses extranjeros. Desde 2015, las sanciones impuestas contra Venezuela se han radicalizado a medida que el gobierno y PDVSA se debilitan, cerrando con más dureza el acceso al flujo financiero. Dichas sanciones conservadoramente se han traducido en un daño patrimonial que bien podría exceder los US$32.000 millones entre 2017 y lo que va de 2019.
Luego del golpe de estado y sabotaje petrolero de 2002, H. Chávez radicalizó tanto su discurso como sus acciones. Quizá por la escasa visión de su equipo asesor en materia petrolera, erróneamente se enfocó en promocionar el alza del barril de manera poco previsiva. Olvidó que un barril excesivamente elevado, podría como en efecto sucedió, liberar desarrollos de reservas poco atractivas comercialmente, que pondrían luego en jaque su propia industria y su propio país. Sus propios y más cercanos colaboradores, en la persona de Ramírez y Del Pino por el contrario, alimentaban esa tesis.
A pesar de opiniones adversas, quizá promovidas por el revanchismo y el odio, la nueva PDVSA luego del sabotaje de 2002 fue sin lugar a dudas exitosa, al haber elevado producción desde menos de 650.000 B/D en 2003 a más de 3.270.000 B/D en 2005, con tan solo 38.518 empleados (2004). Esa PDVSA de entonces llego a percibir ingresos anuales brutos que excedieron los US$127.000 millones. Ahora, en 2019 apenas se estima sean percibidos en el mejor de los casos unos US$7.000 millones.
Pero al igual que todos sus antecesores, H. Chávez también decidió cabalgar en la renta petrolera y olvidó capitalizar dicha renta en beneficio de Venezuela; en la creación de riqueza sustentable. Se dedicó a ganar voluntades políticas a punta de “petrodólares”, a incentivar toda clase de acuerdos que a la postre demostraron haber sido desventajosos para el país. Fue pasivo con la corrupción y lo peor; olvidó mantener nuestro crudo fluyendo hacia los EEUU, mientras y hasta tanto, se consolidara la pluralización de los destinos de nuestros crudos, en la forma de penetración hacia los mercados asiáticos.
En su lugar se dejó llevar por las ideas infundadas de R. Ramírez y Del Pino, comprando la especie, de que el barril se mantendría por encima de US$100 e incluso US$200. Con esa errada visión por delante, dio luz verde a la aventura de literalmente abandonar los desarrollos de las áreas tradicionales, para concentrar una gran tajada de los recursos propios a la FPO, llevando a PDVSA al rincón de la dependencia y anarquía en la que actualmente se encuentra.
H. Chávez fue convencido a comprometer producción futura para tener acceso a empréstitos realmente no requeridos para entonces. China y Rusia le dieron al gobierno de entonces la zanahoria y ese gobierno erróneamente la compró. Como consecuencia de tales torpezas, nuestra industria permanece hoy prácticamente sin producción propia y empeñada, con una deuda financiera que ha escalado US$2.3 MMM en 2005-2006 a más de US$46 MMM en 2014; un incremento de alrededor del 2.000 %. Se estima que para el cierre de 2018, la deuda financiera de PDVSA se encuentre en el entorno de US$32.3 @ US$32.8 MMM.
Aunque H. Chávez advirtió de la existencia de poderosos intereses que pretendían poner sus manos sobre los inmensos recursos hidrocarburíferas y minerales del país, cometió una seguidilla de equivocaciones y errores de fondo, incluidos la proliferación de enemigos múltiples e innecesarios, aliados deshonestos y sobretodo, malos consejeros. Es así como en el caso petrolero, esos mismos que el consideró aliados estratégicos para entonces, han sido en cierta forma, los promotores de la destrucción de lo que hasta 2008 fue conocida como la empresa que no sucumbió al sabotaje petrolero de 2002. Erróneamente pensó que el golpe de estado del 11/04/2002 concluyó 3 días después, cuando realmente nunca dejó de existir.
Pero probablemente su peor error fue haber puesto a PDVSA en las manos equivocadas. Era nada más y nada menos que la empresa que suplía el chorro de dólares; una empresa necesaria y vital para la supervivencia del proceso revolucionario. El fin era predecible, era solo cuestión de tiempo y ese tiempo arribó 12 años después del golpe de estado, en Junio 2014 con la profunda y vertiginosa caída del barril.
Aceptando que la guerra contra el socialismo del siglo XXI nunca se detuvo, el sucesor de H. Chávez; el obrero N. Maduro, fue objeto desde su arribo a Miraflores del “apreciamiento” de ese golpe continuado, haciéndose evidente a partir de 2015, toda vez que sus adversarios ya estaban convencidos de la erosión y estado de debilidad estructural de un gobierno que a todas luces Venezuela le quedó grande. La mesa estaba servida; un barril alicaído, una PDVSA debilitada y penetrada, y un pueblo insatisfecho y hambreado, eran sinónimo de un gobierno ya pendiendo de un hilo. Era el momento de arreciar el ataque.
Coincidencia o Bien Maquinado?:
No pareciera ser coincidencia. Todo se reduce al control e influencia de las cada vez menos abundantes fuentes de energía en el mundo. Se trata de posicionarse un gran paso delante de sus adversarios comerciales, geopolíticos y potencialmente sedientos de energía en un futuro no muy lejano y reconociendo que sus propias reservas se agotan aceleradamente en menos de dos lustros. Se trata de tomar ventaja de gobiernos y sociedades poco previsivas, poco inteligentes y sobretodo de países con una marcada animadversión y enfrentamiento político y social. Países donde el sentido de patriotismo de su gente prácticamente no existe, sino por el contrario, abunda una especie de adoración hacia fuera; unos basados en el hoy ridículo y extemporáneo “slogan” de la hermandad bolivariana y otros en una extraña adoración por el norte. Ese país es Venezuela.
Todo se inicia “coincidencialmente” alrededor del mismo tiempo; entre 2002-2004, con la invasión de Irak y el fallido golpe de estado en Venezuela. Para el caso de Irak, el conflicto continuó por cerca de una década, aunque hoy sufre las consecuencias de un país literalmente destruido, en guerra interna, aun a pesar de tener una industria petrolera privatizada en su casi totalidad, constituyéndose en uno de los países con la mayor suma de inversión foránea en materia petrolera del mundo. Mientras ese país y su pueblo sufren escasez y repetimos; una intensa guerra interna, las empresas operadoras foráneas continúan llevándose su gran tajada sin dejar nada a cambio.
Para el caso Venezolano, aunque inicialmente fallido, el golpe de estado y sabotaje petrolero iniciado en 2002, nunca se ha detenido. Esa especie de organismo se ha readaptado buscando el verdadero punto neurálgico, tomando ventaja del socavamiento ético y moral del ciudadano, del gobierno y de sus instituciones.
Desde que en 2004 H. Chávez comenzó a endurecer el tono hacia el norte, el espectro energético doméstico y global ha acusado cambios profundos. Hoy Venezuela depende exclusivamente de las exportaciones de crudo y recién, de sus reservas de oro. Pero hoy, a diferencia de ayer, los pocos barriles que se producen ya están comprometidos antes de salir del pozo. El resto de esos pocos barriles permanece seriamente restringido por las crecientes sanciones del norte.
Hacia Dónde Vamos:
A partir de 2004-2005, la producción de lutitas experimentó un notorio crecimiento, al pasar de unos 5.5 MMBD al nivel actual de 11.9 MMBD. Muchos son del pensar que los EEUU están realmente flotando en petróleo, sin darse cuenta que a menos que se incorporen nuevas reservas, tan solo le restan entre 7 y 9 años de reservas probadas al nivel de producción actual.
Es por ello que hoy por hoy, occidente mantiene control directo o indirecto sobre el 60+% de las reservas de crudo del orbe. De anexar eventualmente a Venezuela, le significaría el control sobre el 80+% de las reservas y oferta global, con potencial de aumentar significativamente dicho nivel.
Seria impensable imaginar una economía como la estadounidense, sin reservas y sin producción de crudo; literalmente dependiente en su “casi totalidad” de la energía importada (excepto biomasa, solar, nuclear). El cataclismo financiero seria de proporciones inimaginables y consecuencias impredecibles. Lo anterior nos lleva a postular una próxima pregunta; que tan sostenible es en realidad su producción de crudo?
Si examinamos la información histórica disponible (IEA), es posible identificar algunas variables, que pudieran ayudar a dar respuesta a dicha interrogante. A pesar de la abrupta caída en los barriles producidos por cada taladro-día activo, al haber variado de alrededor de 3.900 B/D por taladro-día activo a mediados de 2016, a menos de 2.000 B/D por taladro-día activo en la actualidad y aun en presencia de una menor cantidad de taladros activos, la producción aun se muestra al alza.
La respuesta pudiese encontrarse en la “oportuna entrada” de los crecientes inventarios de pozos perforados pero no completados (DUC). El uso de este tipo de pozos, junto al uso del factor de utilización de refinerías, constituye pieza clave, en la distorsión de las señales provenientes de los mercados energéticos, con el único propósito de desvirtuar la función y sobretodo, los efectos de las acciones provenientes desde la OPEP, al manipular tanto el rendimiento real de su producción, como los niveles de sus inventarios. Dicha estrategia arrancó precisamente durante 2016, a la par de la primera decisión de la OPEP de detener el avance de la producción de crudo de lutitas. Hoy existe un inventario de alrededor de 8000 @ 8500 pozos DUC, desde donde los operadores extraen o colocan pozos convenientemente en función de precios, mezclándolos con la entrada natural de pozos perforados para reducir su exposición financiera. El efecto en el mercado se traduce en una ilusión de alta eficiencia donde realmente no existe.
Pronóstico Reservado:
Aquellos que aun dudan que las acciones que hasta ahora han surgido desde el equipo del joven Guaido, nada tengan que ver con todo lo anteriormente expuesto, deberían meditarlo nuevamente. No cabe la menor duda que son el resultado de negociaciones que no parecieran haber sido recientes sino de larga data. Negociaciones que han incluido desde gobiernos, hasta organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial. Aun no se han montado en el poder y ya han negociado nuestros recursos de espaldas al país y su gente. Negociaciones que han tenido en la mira la entrega de recursos hacia nuevas manos, de manera inconsulta por grupos políticos igualmente radicales, como si se tratara de su propiedad. Nada distinto a lo que han criticado al gobierno actual.
Los recientes nombramientos en el ámbito petrolero incluye elementos que en su inmensa mayoría poseen una muy limitada exposición al negocio en si, con curriculums algunos alterados/truqueados, personajes que en el pasado tuvieron cuentas pendientes con las justicia y en otros casos, elementos que representan el capital e intereses transnacionales. Ojala y estemos errados, pero de la manera que pinta, luce nuevamente poco halagador el futuro de Venezuela, de consolidarse o arraigarse en el poder esta nueva ola política.