Ya voy dándole los últimos toques a mi teoría que califico de chimba y acomodada. Antes de pulirla epistemológicamente, creo necesario lanzarla al ruedo para un reforzamiento, si es que alguien puede compartirla.
Como sucede en el mundo real de la ciencia, mi teoría no se fundamenta en la evidencia empírica. Su sustento está en la sospecha y esto la hace muy vulnerable, pero esto no debería ser un impedimento para compartirla, porque hoy en día, un twitter que coloca en la red cualquiera persona hasta con errores ortográficos, ya es verdad y hasta los medios de comunicación la difunden como verdad. No veo entonces, impedimento para que la sospecha no reúna la calidad para soportar una teoría.
La sospecha no es siempre infundada. La sospecha se soporta en una evidencia empírica. Un sospechoso o sospechosa no sale de la nada. Una sospecha tiene un pasado y un sospechoso o sospechosa también lo tienen. Ese pasado reúne años, meses y días y es observable en conductas y mañas. Un sospechoso o sospechosa tiene una forma de decir las cosas y esa forma de decir, puede contarse o registrarse. El conteo produce Empíricamente datos duros.
En la redes sociales puede contabilizarse los días de gozos que han tenido profesionales "twiteros" de la oposición por el apagón. Además del gozo, que ha sido como una cosa esperada y deseada, puede establecerse que matemáticamente hay una relación de causalidad entre apagones en Venezuela y caos. La casualidad, le ha roto la cabeza a la ciencia. El apagón era o pudo ser una apuesta al caos total
El silencio de la oposición también puede contabilizarse. El silencio es un dato duro como el gozo. Puede hacerse un registro muy bien detallado, de las veces que personeros del gobierno de Trump han dicho y repetido más de una vez, que todas las cartas sobre Venezuela están colocadas sobre la mesa. Estas sospechas que no son tan sospechas, envían un claro mensaje sobre una alta probabilidad de un sabotaje eléctrico por parte de los Estados Unidos, porque muy bien pudo ser una de las cartas.
Paralelamente a este incuestionable comportamiento, tenemos también otra situación que bajo la lupa de la sospecha abona a la construcción de una teoría chimba y acomodada sobre el sabotaje eléctrico. En este caso, debo agregar que más que un sabotaje, es preferible hacer uso de un término más preciso: autosabotaje.
Si le meten coco a la acción del gobierno, podrán darse cuenta que la cosa que más resalta como política pública el ejecutivo, incluye la palabra recuperación. Gran parte de los grandes actos del gobierno son para recuperar algo que se abandonó.
Recientemente, en un acto público el gobierno recuperó una empresa básica en Guayana. Esto ha sucedido más de una vez con estas empresas. Hace ya años, el gobierno recuperó para luego abandonar muchos fundos zamoranos. Antes de anunciar la recuperación de la empresas básicas en Guayana, vimos en un acto público, la recuperación de galpones que debían estar criando pollos pero no la hacían. Se desarrolló una política de recuperación.
No hubo tiempo para recuperar plantas termoeléctricas construidas o en proceso de construcción, que fueron planificadas para no depender tanto del sistema Guri. No se aplicó en este caso, ninguno de los objetivos históricos del plan de la patria.
Así pues, que estamos en un caso –y esta es parte de mi teoría- que me lleva a tener como un importante sustento, la física y la matemática.
El episodio del apagón lo ven desde arriba o desde abajo y esas miradas reflejan consciente o inconscientemente una inclusión de la física y las matemáticas: Cóncavo y convexo.
Pero esto de cóncavo y convexo es un simple adorno de esta teoría chimba. En foco de mi teoría, existe la idea-tesis que Trump es el mejor aliado de Maduro. Todo lo que hace directa o través de sus operadores externos internos, atornilla a Maduro. Hubo sabotaje porque es parte de los que saben hacer los gringos. El sabotaje desnuda en algo lo vulnerable del gobierno con los servicios básicos y coloca un retraso en la política pública extraordinaria de recuperación que aplica el gobierno, que nunca comienza de verdad y nunca termina de verdad. Es decir, el gobierno por no comenzar nada en serio y terminarlo en serio se auto sabotea.
La soberanía alimentaria nunca ha comenzado y menos ha terminado. A veces hay recuperación que no terminan y comienzan de nuevo con una recuperación. Los gringos lo saben y han aplicado una política y esa política que nos mata de hambre por ahora favorece increíblemente a Maduro y a los bachaqueros. Los motores económicos no comenzaron y así, se produce una gestión de auto saboteo que los gringos intentan aprovechar pero –por ahora- son más torpes que el gobierno.