La gestión del equipo que desde Noviembre’2017 ocupa el PH de la Campiña, ha transcurrido su periplo entre declaraciones sin sentido, ofertas vacías, desaciertos y fracaso tras fracaso. Dicha gestión se ha traducido puertas adentro en una caída sin precedentes en la producción de crudo y gas de la nación desde su misma llegada, en un inédito derrumbe del nivel de utilización de nuestras refinerías, en el aumento exponencial de accidentes, incidentes, derrames y toda clase de ilícitos ambientales y destrucción de la poca infraestructura que queda en pie. Puertas afuera y como ministro, nuestra nación ha quedado prácticamente en ridículo ante el mundo, por la cada vez más notoria ausencia total de conocimiento, palpable en vacías declaraciones y una retórica repetitiva y sin sentido.
A pesar que las sanciones se activaron desde 2015, es a partir de Enero’2019 cuando se endurecen. Sin embargo el desplome de la producción viene desde mucho antes; desde las gestiones de Ramírez/Del Pino y ha sido independiente del numero de taladros y de la capacidad de inversión, sino más bien debido a la orientación del plan estratégico, ya que a pesar del inusitado aumento en la actividad visible a partir de 2008-2009 y de la expansión de la inversión en proyectos capitalizados como activo aunque a la postre no productivos, el derrumbe de producción se acentuaba de manera creciente, alertando con suficiente antelación las alarmantes consecuencias que hoy sufre nuestra industria.
Pero desde la llegada de Quevedo y su camarilla la industria entra en una etapa de nivel destructivo, promovida no solo por la aceleración de la caída de producción sino por el inusitado aumento del gasto producto de la galopante ineficiencia y del súbito incremento en importación de crudo y productos, llegando a superar este el 225% a partir de Q1’2018.
RIESGO TERMINAL:
La sum a de todo lo anterior ha terminado por derrumbar hacia afuera la percepción país-industria y hacia adentro, la moral corporativa, el orgullo y sentimiento de pertenencia de sus empleados, quienes han tenido que soportar los rigores de la escasez, el hambre y la miseria ante los deprimidos salarios y la desaparición de toda clase de estimulo laboral.
No existe liderazgo, ni direccionamiento. Son escasos los gerentes de primera y segunda línea con preparación técnica y experiencia real mesurable, ni se hable de los integrantes de la junta directiva, donde brilla por su ausencia la experticia, conocimiento en la materia petrolera y madurez gerencial.
¿Ha visto alguien el informe de gestión de PDVSA a partir de la llegada de Quevedo y su equipo en 2017; pregúntese porque?
Entre 2008 y 2015 la producción cedió a razón de 57.000 B/D por año. Entre 2015 y 2017 dicho desplome se acentúa hacia 423.000 B/D por año, para pasar a superar entre Octubre’2017 y lo que va de 2019 los 530.000 B/D por año (normalizado). El derrumbe de la volumetría se ha venido profundizando hasta producir al cierre de Agosto’2019 la cifra de 933.000 B/D, representando un desplome neto de 1.022.000 B/D desde Octubre’2017. Esa perdida no es de cualquier tipo de producción, sino precisamente del barril más importante; el mediano-liviano, el más apetecible en los mercados y el menos costoso de producir. Se ha destruido la poca producción Premium de lo campos tradicionales, hasta el punto que Occidente actualmente ronda los 180.000 @ 190.000 B/D cuando en 2005 producía sobre 1.270.000 B/D. En los activos tradicionales de Oriente solo se produce alrededor de 190.000 @ 200.000 B/D, siendo que en 2005 se producía sobre 1.640.000 B/D. La ausencia de mantenimiento proactivo ha impactado adversamente la infraestructura medular. Ha propiciado la destrucción de procesos críticos impulsando en picada el factor de utilización de nuestras refinerías por debajo del 20%, cuando apenas unos pocos meses atrás excedía el 50%.
La intensidad de los accidentes, incidentes, derrames e ilícitos ambientales se ha catapultado a niveles insospechados a un promedio de al menos uno (1) por semana, siendo el más reciente la explosión ocurrida en Amuay, donde se destruyó el 70% de un proceso critico en la producción de derivados [https://www.elimpulso.com/2019/09/20/video-se-registro-fuerte-incendio-en-la-refineria-de-amuay-en-paraguana-20sep/].
Todo ello ha incidido directamente en el incremento sustancial en los costos y gastos, promovido por una creciente importación irracional y peligrosa dependencia de crudo y producto importado, cuando antes la mayor porción de estos eran producidos en el país. Ante toda esa cadena imparable de desaciertos y ruina, el gobierno no parece tener la voluntad real de cambiar y reconstruir PDVSA, sino más bien de correr la arruga.
PDVSA GAS ANACO:
De particular interés el alarmante caso de PDVSA GAS ANACO, por el singular valor estratégico implícito en el gas; su principal producto. El gas no solo es vital como reemplazo de diesel termoeléctrico de elevado costo relativo, sino en la función originaria de ese recurso tácito en la ley de hidrocarburos gaseosos, como promotor en el apalancamiento de la industrialización del país y la liberación de segregaciones de crudo para exportación. Durante el sabotaje petrolero PDVSA Anaco Gas llegó a producir unos 856 millones de pie cúbicos día (MMPCD) con cerca de 8.000 B/D de crudo asociado. Para 2006-2007 ya producía sobre los 1.680 MMCPD con sobre 37.000 B/D de crudo producto del esfuerzo de verdaderos patriotas. No solo se había recuperado sino superado la mayor producción de gas previo al sabotaje, ostentando por dos años consecutivos record nacional. A partir de 2008 PDVSA Gas Anaco ha sufrido un desplome sostenido que la ha llevado a producir hoy 415 MMPCD y 8.400 B/D. Entre 2008 y lo que va de 2019 han desaparecido 1.272 MMPCD y sobre 28.000 B/D; un derrumbe sobre el 75%. Las causas de tal destrucción contemplan fallas operacionales, falta de conocimiento del activo, ausente experticia técnica, corrupción despiadada, juntas directivas no aptas para el cargo y cuyas credenciales nada tienen en común con la descripción del cargo que se supone deben ejercer. Una patibularia circunstancia sin doliente.
Cuando antes de 2008, el éxito operacional excedía el 90% @ 94%, hoy no supera el 30% @ 35%. Cuando antes, se perforaban en ese distrito unos 40+ pozos/año, hoy no supera los 7 @ 10 pozos. Cuando antes, se intervenían como RA/RC/Otros sobre los 90 pozos/año, hoy no excede los 40 pozos. La explicación a tal desviación se traduce en un sensible retroceso en materia operacional y sobretodo, en una ausencia notoria de estrategias, de madurez gerencial, de insumo tecnológico y conocimiento.
LOS NUMEROS:
Tomando como referencia el informe de gestión al cierre de 2016 se muestran los resultados de divergencia del ingreso bruto bajo dos escenarios; Caso a) producción y barril real; caso b) producción sostenida al nivel F/A’2016 con barril real. El propósito es comparar los ingresos brutos dejados de percibir a consecuencia del diferencial de producción acumulado desde el cierre de 2016 en relación al nivel actual. Los resultados para el segundo caso sugieren que el derrumbe de producción acumulado entre 2016 y 2017 ha ocasionado una perdida de ingreso bruto por el orden de $6.850 millones. A partir de la llegada de Quevedo el 26/11/2017 y el cierre de 2018 la merma en los ingresos brutos asciende considerablemente desde entonces hacia unos $26.720 millones. Esa brecha se ha expandido durante 2019 hasta acumular solo entre Enero-Agosto alrededor de $34.500 millones, mientras continua cediendo la producción y expandiéndose el gasto.
Por el lado del ingreso bruto proyectado sustrayendo el componente consumo interno-merma y el entregado en envíos-pago por adelantos tanto a China como a Rusia, se estima estaría rondando hasta finales de Agosto’2019 unos $4.500 Millones. Esta proyección créalo o no ha mejorado hasta el momento como consecuencia de la decisión de China de no aceptar envíos criollos, ya que ha liberado volúmenes hacia otros destinos con pago inmediato "on the spot". Adicionalmente experimenta con "cryptos" como manera de incentivar el flujo financiero; una manera irrebatiblemente novedosa y sagas. De acá en lo adelante es complejo predecir cual será el destino final de la producción liberada de continuar China con la misma política. Sin embargo y según información no confirmada, la deuda financiera de PDVSA para Q2’2019 se habría reducido sustancialmente hacia el entorno de los $11.500 @ $12.500 millones, lo que daría mayor grado de libertad para buscar rutas alternativas.
ENDEREZAR EL ENTUERTO:
Las sanciones no pueden ser la excusa para que se cobije la ineptitud debajo de ella. Ciertamente las sanciones asfixian PDVSA con más fuerza a partir de Enero’2019, pero el desastre viene creciendo desde mucho antes. La destrucción se inicia con el plan siembra petrolera, se consolida con Del Pino y se exacerba drásticamente con Quevedo.
PDVSA debe dedicarse a explorar, producir, procesar y comercializar crudo, gas y convertirse en fuente de ingreso seguro y confiable para el único beneficio de nuestra nación. Aunque técnica y financieramente puede sin lugar a dudas ser resuelto y revertido, el cuello de botella de tal destrucción esta en lo cultural, lo político y lo institucional. No será fácil, por las implicaciones políticas que podría acarrear la indispensable toma de decisiones y cambios poco ordotoxos y sobretodo ingratos aunque imprescindibles.
Producto de la superpoblacion, la politización y la ausencia de filosofía corporativa de trabajo, la motivación se desvaneció de los pasillos y las oficinas de PDVSA. La destrucción de los incentivos salariales, la desaparición del reconocimiento, la consiguiente desmoralización del personal y la ausencia de un liderazgo respetado y reconocido ha llevado la situación laboral a niveles críticos donde abunda la indolencia. Esa superpoblacion, esa politización y ese irrespeto hoy institucionalizado hacia la línea supervisaría donde no se reconoce autoridad, hay que erradicarlos. Ese abandono del campo por empleados y fuerzas de seguridad de apoyo (PCP/GN), que se supone deben resguardar; los primeros el blindaje de las operaciones y los segundos los activos de la nación hay que rescatarlos. Esa corrupción hoy institucionalizada de arriba abajo y desde adentro hacia afuera por empleados de cualquier nivel y por contratistas de toda naturaleza, hay que erradicarla.
PDVSA no puede ser puesta en manos de aprendices de ninguna naturaleza, bien sea militares, políticos o paracaidistas. La cabeza de la industria debe y tiene que ser seleccionada en base a su lealtad al país, a sus meritos y sus credenciales. No puede seguirse manejando de manera irresponsable, cambiando de presidente, ni directiva de forma imprevista sin considerar las consecuencias en si misma y en los mercados. La sucesión deber ser planificada y finamente concebida.
PDVSA debe rescatar su perfil de remuneración y beneficios, los cuales deben por derecho ser superiores a toda otra actividad local dada la importancia relativa e impacto aguas abajo en la economía y el gobierno. No hacerlo estimularía la corrupción, fuga de talento y el bajo rendimiento. Debe desprenderse de al menos el 70% @ 75% de su fuerza hombre que hoy ronda los 150.000 empleados pésimamente remunerados, precisamente como consecuencia misma de esa indolente política populista iniciada en 2005-2006 y robustecida en 2009 con la expropiación y absorción de empresas de servicios hoy destruidas.
PDVSA debe rescatar su imagen internacional y eso solo se logra con resultados y crecimiento. Con cohesión y respeto interno; con cohesión y respeto entre ella y el estado. Debe rendir cuentas periódicamente por lo menos dos veces al año y de forma transparente. Debe tener un mecanismo auditor verdaderamente blindado tanto interno como externo. Debe responder a las directrices políticas y escrutinio del MENPET y por lo tanto su cabeza no puede seguir ejerciendo a la vez la función de ministro de petróleo.