La Cesta de Precios OPEP al cierre del lunes cayó hasta 24,72 dólares barril; 3,58 dólares menos respecto al cierre del viernes anterior y 27 dólares menos que el precio referencial a la fecha de la última reunión OPEP del pasado 5 de marzo. Las referencias para el crudo Brent y WTI aumentan en 2 dólares con 27,97 y 24,34 dólares barril respectivamente, en relación al cierre de ayer lunes.
Dentro de la misma tendencia a la baja, los marcadores del precio han experimentado leves subidas, como la experimentada el jueves anterior y el día de hoy, por las expectativas del mercado ante la aprobación de las medidas de apoyo económico que discute el Senado de Estados Unidos, de 1,8 billones de dólares que ha propuesto el gobierno para paliar los efectos económicos y la cobertura sanitaria en la crisis del Covid-19, así como el paquete de ayudas económicas que se han aprobado en la zona euro, en particular para auxiliar a la economía italiana y alemana ante los efectos del COVID-19
Igualmente el precio reacciona al alza luego que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) anunciara medidas para estabilizar el mercado, con la compra ilimitada de activos hasta que se estabilicen los mercados financieros.
Estos anuncios, sin embargo, no logran calmar las tendencias del mercado, ante la evidencia de una severa afectación a la economía real, sector industrial, manufactura y transporte.
Por ello, las alzas observadas en el precio del petróleo el jueves y el día de hoy, vuelven a caer, manteniendo la tendencia de precios bajos. Esto significa que el mercado, lejos de estabilizarse, seguirá afectado por la creciente volatilidad, debido a las incertidumbres respecto al verdadero impacto del COVID-19 en la economía mundial, la caída de la demanda de petróleo y el exceso de producción en el mercado, aunque al cierre de hoy los mercados cerraron al alza por la declaraciones del presidente D. Trump y la aprobación de 2.5 trillones de dólares para la economía norteamericana.
Aunque China, el principal importador de petróleo y segunda economía del mundo, comienza a dar señales de normalización al levantar la cuarentena en la provincia de Hubei y el anuncio de que pronto lo hará en la ciudad de Wuan, epicentro de la pandemia, otros países como Reino Unido y la India anunciaron severas restricciones al movimiento de sus ciudadanos, mientras que la Unión Europea ha anunciado el cierre de sus fronteras y la mayoría de los países miembros han incrementado las restricciones a movimientos y la cuarentena de sus ciudadanos.
Por otra parte, la rápida expansión del COVID-19 en los Estados Unidos, añade importantes elementos de incertidumbre de la afectación de la pandemia a la principal economía del mundo. El presidente D. Trump ha manifestado que su país se volverá a abrir al mundo en 15 días y no meses, como estimaba el equipo científico que lo acompaña.
Una alta expectativa se ha creado en el mercado petrolero por aparente la intención, no negada por el Secretario de Energía norteamericano, de que la administración norteamericana establezca contactos a nivel político y diplomático con el Reino de Arabia Saudita, para lograr acuerdos en la estabilización del mercado petrolero, lo cual abriría una importante brecha en cuanto a la efectividad de la OPEP para regular el mercado y un cambio estratégico en el mercado internacional, si a este propósito se une la Federación Rusa.
Venezuela
El principal elemento perturbador en el país, ante la pandemia del COVID-19 es, sin dudas, el colapso operacional de la industria petrolera que se expresa en una caída dramática de su producción. Algunas agencias estiman que caerá hasta 500 mil barriles días, lo cual priva al gobierno de recursos para hacer frente a la emergencia.
Otro factor que podría terminar de paralizar al país y llevar a la población al desespero, es la falta de combustibles, gasolina y gas, producto de la inoperancia del sistema refinador nacional, donde el Complejo Amuay-Cardón alcanza tan solo 20-30% de su capacidad, mientras que las refinerías de El Palito y Puerto La Cruz están paralizadas. Largas colas se observan, incluso en Caracas, para abastecer combustible, lo cual ha disparado el mercado de "bachaqueros" en las ciudades más importantes del occidente del país, donde una "pimpina" de gasolina, de 20 litros, se vende en 45 dólares.
El gobierno ha anunciado un paquete de medidas de aportes económicos para la población, pero cuyos recursos no tienen ninguna base en la realidad, toda vez que las reservas del BCV están cercanos a sus mínimos históricos y no los ingresos petroleros son mínimos. El gobierno insiste en anuncios efectistas en base a "dinero de monopolio", es decir, sin respaldo alguno, para mostrarse ante el pueblo, agobiado por una terrible crisis producto de su mal manejo de la economía y de la industria petrolera, como un gobierno que "protege" a la población.
Se han producido algunos episodios de saqueos y protestas en las zonas más pobres de Maracaibo y los barrios de Caracas, como una reacción a la escasez de alimentos y servicios básicos, como agua y energía eléctrica. Una reciente encuesta de la empresa Meganálisis, del 13 de marzo, señala que el 52,6% de la población hace compras diarias de alimentos y 26,3% lo hace una vez por semana, lo cual indica la dificultad de mantener a la población en una total cuarentena, como ha ordenado el gobierno.
Mientras tanto, en una de sus más recientes apariciones públicas, el presidente Maduro recomendó a la población tomar "medicinas tradicionales", básicamente bebidas de infusiones, para hacer frente al COVID-19, mientras hay cada vez mayores críticas a los números reales de la afectación de la pandemia en el país y dudas respecto a las capacidades del sistema de salud y las dotaciones de insumos médicos para hacer frente al virus.