El precio de la cesta OPEP al cierre del 24 de marzo fue de 26,53 dólares barril, con un aumento del 7% en relación a los 24,72 dólares que cotizó al inicio de esta semana. La referencia del BRENT se cotizó en 24,50 dólares barril, un incremento del 3% respecto al inicio de la semana, sin embargo, el WTI, siguió cayendo hasta 21,03 dólares barril.
El precio del petróleo sigue en niveles bajos desde que la falta de acuerdos en la última reunión de los países OPEP y No-OPEP del pasado 6 de marzo, coincidiera con una caída de la economía a nivel mundial por los efectos de la pandemia del COVID-19, a raíz del cual el precio se desplomó desde los 51 dólares el barril a los precios actuales.
Sin embargo hoy, al cierre de los mercados en Europa, los indicadores muestran una leve alza, el Brent a 27,4 dólares el barril y el WTI a 24,4 dólares el barril, reflejando el mismo comportamiento al alza de todas las bolsas de valores ante el anuncio de acuerdo entre la Casa Blanca y el Senado norteamericano de aprobar 1.8 trillones de dólares de ayuda para la economía que, como lo han calificado los legisladores, significa una “ayuda de guerra” para el país; esto en adición a los anuncios del presidente Trump de que levantaría las restricciones de movimientos para la primavera, ha provocado una respuesta al alza de los mercados bursátiles.
Sin embargo, los indicadores de la economía real, cierre de grandes sectores industriales y de manufactura, la afectación a las cadenas de suministro de insumo, el creciente desempleo, las olas de despidos masivos y las crecientes medidas de restricciones a los viajes y cuarentenas en Europa y Asia siguen ensombreciendo las perspectivas económicas.
Mientras Europa aún no logra un consenso para una respuesta de ayudas en bloque, donde Alemania y Holanda se oponen a la creación de una línea de crédito destinada a un fondo de rescate económico, la India entra en cuarentena total y el Comité Olímpico Internacional pospuso hasta el año que viene las olimpiadas de Japón 2020.
En este escenario de incertidumbre para la economía mundial, el mercado sigue inundado de petróleo, con Arabia Saudita decidida a producir al máximo y sin acuerdo con la Federacion Rusia.
Mientras, sigue tomando fuerza el anuncio hecho por el presidente D. Trump de alcanzar un acuerdo con Arabia Saudita que estabilice el mercado: el día de hoy un vocero del Departamento de Estado confirmó conversaciones entre el Secretario de Estado Mike Pompeo y el príncipe Saudita Mohammed bin Salman el día martes.
Venezuela
Mientras tanto, en Venezuela, sigue la virtual paralización de PDVSA y se observan graves problemas de abastecimientos de combustibles en el país, donde los expendios de gasolina están cerrados o controlados por fuerzas militares, sin el suministro de combustible mínimo para afrontar una emergencia sanitaria, tal como la del Covid-19.
Las refinerías de Venezuela, sacudido por 6 años continuos de cambios y remoción de su personal técnico y gerencial, además de la desviación de los recursos para sus actividades operacionales, enfrenta severas dificultades para abastecer mínimamente el mercado nacional de combustibles.
Finalmente la agencia de noticias Reuters informó que el crudo Merey, la segregación petrolera más importante de exportación en el país, llegó a cotizarse en 7,82 dólares barril, con una reducción de 80% en relación a los 44 dólares barril que se cotizaban en fechas previas a la reunión de la OPEP. Situación que, aunado al desplome de la producción petrolera, acentuada a partir de la militarización de la empresa, el desmantelamiento de las capacidades propias de comercialización de PDVSA y las sanciones norteamericanas, continúa complicando el panorama de la profunda crisis económica del país.
Desde la semana pasada comencé a distribuir mi Boletín Petrolero, un esfuerzo editorial digital para informar y analizar la coyuntura del mercado petrolero y su impacto en la geopolítica mundial y en Venezuela.
Mi presencia en la última reunión de la OPEP a principios de marzo en Viena, me llevaron a identificar esta necesidad. La debacle de los precios del petróleo, el debilitamiento de la organización en detrimento de las posibilidades de desarrollo de los países productores, me motivaron a documentar y analizar su impacto en el nuevo mundo que se configura, especialmente a raíz del impacto de la pandemia del COVID-19.
Venezuela nunca ha estado en peor situación para librar los retos que traerá el nuevo orden del mercado energético. Al desplomarse su producción gracias a la catastrófica gestión que para el país ha representado Nicolás Maduro, el rol de Venezuela en los mercados internacionales se ha desvanecido. Por eso mi Boletín Petrolero incluirá información exclusiva sobre el desarrollo de la industria petrolera venezolana, como parte de un esfuerzo por develar la opacidad con la que se está manejando la empresa y de aportar soluciones para emprender el rumbo de su recuperación.
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