Escudriñar en las opiniones de exfuncionarios que por años estuvieron bajo cobijo del chavismo, me da derecho -a despecho de mi falta de conocimientos energéticos-, a suponer que me equivoco con lo aprendido por cultura general y mediante oír y leer expertos, o a los que se la dan de expertos mientras ocupan tremendos cargos, o a escribidores que recibieron loas y ayudas oficiales, por favorecer la revolución.
En todo caso informo mi correo, luissanchezibarra@hotmail.com por si damas o caballeros especialistas petroleros, ingenieros, profesores o súper enterados en la materia, pueden rebatirme y enseñarme, por favor, acataré su argumento o reprimenda, nunca la insultocracia, investigando naturalmente. Lo que me parece inaceptable son los simples reconcomios porque él o ella, ella o él, hayan gozado las mieles del poder en cargos oficiales y ya no, se dediquen a llamar la atención criticando despiadadamente, lo que no es mi caso.
He estado siempre en desacuerdo con aquellos que le hacen el juego a la contrarrevolución, son "chavistas" y se dicen socialistas mientras no les toquen sus intereses y ganancias. Quizá no miden el riesgo de situaciones delicadas en la geopolítica y se autosatisfacen con críticas ultras al exitoso plan internacional y endógeno del modelo socialista venezolano, presidido por el obrero Maduro, seis años Canciller de Chávez, a quien le he dedicado sensatas críticas, y tengo testigos de haber desechado cargos.
Me resulta muy cuesta arriba en materia de credibilidad aceptar la presunta destruccción de PDVSA, por quienes afirman "yo la mantuve a flote", o "yo opiné tal o cual", o "yo advertí esto y lo otro". A Nicolás Alejandro Maduro Moros, a quien sospechosamente no llaman presidente haciéndole la cama a los opositores que hablan de Maduro o de Nicolás, sin anteponerle presidente o Jefe de Estado, le deseo éxito. No logro entender a esos "de izquierda" cuando sin advertir que dependíamos de gringolandia en materia de supervivencia de PDVSA para gasolina, gas y derivados, no hicieron nada más que loas a Chávez y Maduro desde sus cargos, o en sus artículos de opinión, y ahora hablan peor que la oposición.
Frente a los deseos del capitalismo salvaje y sus lacayos por intervenir el país, no los oigo ni leo condenar amenazas extranjeras, tal vez por temor a que les pase igual que a cierto personaje muy allegado a Chávez, que en salto informativo de talanquera, en el monstruo de la TV privada hizo un comentario de crítica a la oposición radical sin favorecer al Ejecutivo en el caso de la gasolina persa, y a pesar de culpar al gobierno por lo de Directv, el canal privado lo sacó de pantalla, tras haberlo acostumbrarlo a ser divo, que "se viste en", "se calza en", "sus corbatas son de", o disfruta en tales y cuales restaurantes de lujo. La vanidad es tentáculo del capitalismo, y la cultivan a placer como tentación, los reyes capitalistas del consumismo.