Dice Horacio Medina, un miembro de gente de petróleo que participó activamente en el sabotaje petrolero de 2002, que ocasionó perdidas a la nación Venezolana por cerca de $20.000 millones y que llevó la producción instantánea de PDVSA en su momento, desde unos 2.900.000 BPD a alrededor de 180.000 BPD [https://www.costadelsolfm.org/2021/04/08/pdvsa-es-irrecuperable-y-la-privatizacion-petrolera-es-una-necesidad-no-una-opcion-dijo-horacio-medina/]; lo siguiente: "La apertura petrolera es una necesidad y no una opción. La participación masiva del capital privado es imprescindible. No hay otra forma de hacerlo…".
Creemos que con dichas declaraciones, Medina y el grupo que lo secunda más bien admiten su desacuerdo o quizá su incapacidad de producir ideas, propuestas, mecanismos y procesos, que conlleven a una solución sostenible por la vía del rescate de la institución, sin significar ello que en realidad no existan opciones viables y sostenibles tantas económicas como operacionales para tal rescate. La propuesta desgastada de la privatización total es solo una propuesta más, que debe ser cotejada con otras, en función del valor que pueda o no añadir.
Existen otras opciones sostenibles y viables, y así lo hemos hecho saber por múltiples vías; no desde ahora, sino desde mucho antes, habiendo hecho público cierto nivel de detalle dado lo estratégico del tema [https://www.aporrea.org/energia/a282589.html]. Por supuesto que hoy las condiciones iniciales y de borde se han venido complicando y ameritan cierto nivel de ajuste, pero aun esas opciones permanecen viables. Las circunstancias vigentes durante 2019 no son las mismas de hoy, precisamente por el desgaste de la industria ocasionado a raíz del endurecimiento de las sanciones impuestas, así como por los múltiples desaciertos propiciados desde el gobierno mismo de Maduro. Todo ello ha tornado el caso más complejo, aunque aun manejable.
Nuestra propuesta reposa en las potencialidades que aun posee PDVSA en los distintos segmentos de su cadena de valor; que son muchas. Pero pasa también por un "paraguas de acciones" que incluye el saneamiento del aparataje institucional y el rescate de la imagen política y social, con miras a reforzar la credibilidad de Venezuela más allá de sus fronteras.
En el tema del rescate institucional y de la necesidad de salir del "madurismo", coincidimos, pero no en la necesidad de una privatización masiva como única salida, ni en el retorno hacia ese tipo de gobierno complaciente, que ellos representan.
Esos que hoy intentan vender la esencia de la apertura a los capitales, son los mismos del guión fallido que intentaron imponer en Venezuela a inicios de la década de los 90 con la fracasada apertura petrolera. Apertura tan funesta, que es precisamente durante dicho periodo cuando nuestro país registra, el mayor nivel de pobreza extrema [https://commons.wikimedia.org/wiki/File:INE_Venezuela_poverty_rate_1990_to_2013.png] superior con cifras superiores al 44%. Un nivel de pobreza extrema jamás registrado previo a las sanciones de 2015 al 2020. Sanciones por cierto promovidas y respaldadas por ellos mismos.
La propuesta que hacen desde ese grupo que se hace llamar "ad hoc" no es nueva. Es un refrito fracasado que aplicaron en colombia, con graves componentes de fraude y estafa, que por esta vía hemos desnudado una y otra vez, y que hoy intentan reflotar los mismos factores [https://www.aporrea.org/energia/a292324.html] que hicieron aparición en el vecino país desde el entorno de 2007, cuando L. Giusti; el artífice del sabotaje petrolero y del fraude contra Alange Energy, fungía como "asesor" para la conformación de una nueva ley de hidrocarburos [https://settysoutham.wordpress.com/2011/01/20/alange-giusti-insider-ouster-story/], hecha a la medida para engañar incautos.
En colombia, los mitócratas hoy ungidos como promotores de la salvación de PDVSA por el clan del alicaido de J. Guaidó, resultaron ser mercaderes del engaño, de la destrucción y del saqueo de incautos inversionistas. Resultaron ser ineficientes operadores y peores gerentes petroleros que fracasaron una y otra vez. Hubo hasta alguno de ellos, como lo fue el caso de Luciano Biondi G., otrora directivo en tiempos de L. Giusti, que logró aparecer entre las lista de buscados por estafa por la Interpol [https://www.wradio.com.co/noticias/judicial/autoridades-colombianas-capturaron-al-empresario-petrolero-luciano-biondi-golinucci/20190110/nota/3848110.aspx].
Venezuela tiene como salir adelante y no necesariamente entregándolo todo. No todo esta perdido. La esperanza yace en que no existe "aun" provincia petrolera y gasífera alguna en la región desde el polo norte hasta el polo sur que haya sido descubierta, que compita en costos de producción con una industria petrolera Venezolana bien administrada y sobretodo bien manejada.
Una industria cuyo costo de producción entre 2003-2007, previo a la implementación del plan siembra petrolera no superaba $5.00 por barril con solo 38.515 empleados. Una PDVSA efectiva, productiva y eficiente pondría de rodillas la producción de todos esos países, viéndose estos obligados a negociar con Venezuela. Esa es la estrategia que como país debemos seguir.
Nadie se deje engañar, ni la opción que desde la extinta "mitocracia" proponen, ni ninguna otra tendrán efectos inmediatos; sino graduales. Ni la confianza en el país, ni la industria petrolera responden de manera instantánea a una determinada acción.
Pero ello ciertamente no puede lograrse con cualquier directiva; particularmente no con ninguna de las que ha habido desde 2016 e incluida la directiva actual. Directivas donde no existen estrategias conocidas ni plan de acción alguno orientado a salirle al paso a las sanciones y reflotarla de forma sostenible.
No puede lograrse mientras desde el gobierno se intervenga y utilice PDVSA para proselitismo y clientelismo político. No puede lograrse distrayendo el núcleo objetivo de la industria fuera de su función natural de explorar, producir, procesar y mercadear.
No puede lograrse sobretodo, con la desgracia de un país cuyos ciudadanos y políticos de ambos bandos, prefieren destruir nuestros recursos e industrias, que unir fuerzas manteniendo el bienestar y la salud de nuestra patria por delante