En la II Guerra Mundial fue muy importante la refinería de Rose Bluff ubicada en las afueras de la conocida zona de Lake Charles, Luisiana. Era la base de operaciones que utilizó los diseños de producción de carburantes elaborados por Cities Service y Kellogg Co, quienes un mes antes que las tropas aliadas estuvieran aterrizando en Francia ya refinaban suficiente gasolina de cien octanos para abastecer diariamente a más de mil bombardeos.
Esa empresa de la II Guerra Mundial conocida como Cities Service y Kellogg Co., hoy es CITGO. Por eso en la Casa Blanca junto a El Pentágono, más su Departamento del Tesoro han cambiado de estrategia con Venezuela. Necesitan petróleo para su nueva proyección de guerras que van a desarrollar en el nuevo periodo 2025—2028.
Por eso la corporación petrolera CITGO es estratégica pues la misma comprende un grupo de refinadoras de petróleo y comercialización de gasolinas, lubricantes y petroquímicos, productos convertidos en el verdadero dolor de cabeza para Estados Unidos. De no llegar a acuerdos con Venezuela el corredor energético conformado entre Houston, Texas y Luisiana entrarán en una verdadera desintegración y esto será fatal para Joe Biden.
La venta de Cities Service y Kellogg Co., fue concretada entre 1986 y 1990 en dos partes iguales de cincuenta por ciento y la misma comprendía ocho refinerías, sesenta terminales y 14.885 estaciones de servicio.
Para Estados Unidos es importante lo jurídico allí priva su interés nacional. Por eso en una subasta el valor de las licencias de CITGO sería lo más rico en un negocio llevado a cabo por un grupo de venezolanos en combinación con el Departamento del Tesoro el cual aún conserva los restos de los Republicanos.
Ahora, Horacio Medina es una especie de presidente Ad—Hoc, una figura inexistente, irregular, propia de un intruso con deudas hacia la justicia venezolana por los deleznables sucesos del paro petrolero y golpe de Estado del año 2002.
Pero Horacio Medina acaba de sufrir un revés al rechazar la petición para que la subasta se consuma inmediatamente. Por los momentos un tribunal superior al de Delaware ha congelado la decisión de la subasta, mientras la misma Corte de Delaware que les había servido ahora han decidido abrir una averiguación por la pérdida de cuentas millonarias las cuales forman parte del patrimonio de CITGO y por ende son propiedad del Estado venezolano, esta suma asciende a treinta y siete billones de dólares. Este personaje ha quedado representando el papel de un mequetrefe estafador.
Pero Estados Unidos no va permitir que un grupito de venezolanos exiliados y con solicitudes por parte de Venezuela por terroristas lleguen a tener de la noche a la mañana sumas de dinero tan poderosas. Por un lado, la pérdida de treinta y siete billones de dólares y por otra parte la subasta por veinte mil millones de dólares más. Con esto entre otras cosas financiarán a los enemigos de los Demócratas antes de las elecciones de noviembre de 2024.
Se abre un nuevo juicio y la risible historia se repetirá. Aquellos venezolanos de oposición y otros que se han incorporado a ella con dineros robados al Estado Venezolano serán encarcelados para verse obligados a entregar estas fantásticas sumas de dinero al entorno de los Demócratas. Ahora será un grupito de gringos millonarios a costa del erario venezolano.
Como durante décadas CITGO fue el secreto mejor guardado para los venezolanos, allí sus anteriores presidentes y directivos —todos venezolanos— de la noche a la mañana se convertían en norteamericanos y desde campañas presidenciales financiaron tanto a Demócratas como a Republicanos.
Para Norteamérica dueña de más de ciento treinta refinerías en sus casi diez millones de kilómetros cuadrados su tema energético no está del todo controlado, y este fracaso podría dejarle los días contados a Jon Biden quien no logra recuperarse de la tragedia armada por quienes dejaron de ser sus rivales para convertirse en sus enemigos; los Republicanos.
Por eso Joe Biden lanza un salvavidas a Venezuela. Comienzan conversaciones entre ambos, y uno de los puntos más importantes en la agenda venezolana es CITGO. Con esto, entramos en un escenario estratégico para Venezuela pues la delicada situación en Norteamérica los coloca en un privilegio al momento de reclamar lo que legalmente les pertenece.
Si la tesis de la pírrica subasta hubiese tomado cuerpo hace rato este complejo refinador hubiese sido subastado. Pero el proceso a cada rato se detiene cuando sus negociantes alertan estar listos para la subasta. Como si las diferencias con el gobierno venezolano les dieran derecho a robarse lo que pertenece a la nación.
Si Joe Biden permitiese la venta de CITGO sería derrocado. El petróleo derroca a los gobiernos productores, pero también pone en serios problemas a un consumidor exagerado como EE. UU.
Por esto un gran negociador resulta ser el petróleo y prueba de ello será lo que hasta hace poco parecía imposible; ambas naciones abrirán sus embajadas y consulados. En política lo que hay son intereses económicos.
Aun cuando la propiedad de CITGO es netamente del Estado Venezolano, seremos llamados a participar con un porcentaje accionario el cual no irá a niveles mínimos, pero tampoco a niveles superiores. Posteriormente con habilidades energéticas esto permitirá un aumento progresivo hasta más allá de un cincuenta por ciento a favor de Venezuela.
Hasta más pronto…