Es noticia vieja decir que el gobierno no pega una con la política comunicacional. Y que las instituciones del Estado en general fallan en esta área. No basta con la creación de emisoras de radio y TV, de periódicos o realizar monitoreos de información, para hacer una buena gestión. Si así fuera no habría pasado lo que pasó la semana pasada con la Exxon Mobil. Y lo que pasó con Alejandro Sanz. Y lo que pasó con la solicitud que hizo el presidente sobre el estatus político de las FARC… La forma y el fondo entrecruzándose. Apurruñadas. Tanto, que no se puede distinguir cuando una es más importante que la otra.
He tratado de ponerme en el lugar de un jefe de información, de un jefe de redacción o de un jefe de internacional e imaginar qué hubiese hecho con el cable de la AP que decía que "un tribunal" había "congelado bienes de PDVSA por 12 mil millones de dólares". Más imprecisiones, imposible. Pero, sin duda una noticia bomba. Y manipulada e inexacta. Es decir a la medida de los intereses de la Exxon y de Bush. Los periodistas "anclas" de derecha acá pusieron la fiesta, parecían de la oficina de Información del Departamento de Estado gringo. Muy triste.
Ahora, ¿qué pasó con PDVSA? ¿Que pasó con la información oportuna? El cable, los cables, eran lo suficientemente alarmantes como para que la petrolera venezolana, al menos, emitiera un nota de prensa esa misma noche. Se trataba de la petrolera estatal. Y del embargo de sus bienes. O amenaza de embargo de sus bienes. Una pelusa, pues. Bonos bonitos, rojos rojitos palo bajo. Pero la respuesta no llegó esa noche sino al día siguiente. Resultado: Venezuela abajo en las tarjetas.
Esto fue lo que soltó, entre otras cosas, Rafael Ramírez: "Nosotros ya teníamos información de estas acciones. Una vez que se producen fuimos notificados, pero por supuesto, no consideramos que fuera un tema más allá de lo que usualmente se intenta contra nuestras empresas". Luego se ha dicho que la información la conocían desde diciembre. ¿Por qué el silencio? ¿Por qué la respuesta reactiva? ¿Esa campaña contra Exxon no debió empezar antes del cable de marras? ¿El país no debió enterarse antes de la congelación de los 300 millones de dólares? La Exxon juega duro. Quiere arrodillar a PDVSA. Pero por Dios ¿hasta cuando el Estado venezolano los ayuda?.
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