Una primera aproximación a las primarias del PSUV nos dice claramente que muchos alcaldes, gobernadores y autoridades del partido fueron indisciplinados y deshonestos, al poner en juego sus influencias, dinero y activistas a la orden de unas candidaturas específicas en detrimento de la mayoría. Esto nos dice que cada uno está tratando de crear grandes parcelas de poder, nucleando a su alrededor cuantos efectivos puedan. Así ha sido siempre, claro está, pero uno esperaba que el socialismo lo tuvieran, no a flor de piel, sino más profundo en el alma.
Otra de las lecturas de las primarias nos habla de la ineficacia y la injusticia de una campaña donde algunos estaban armados con cañones y otros con navajitas de cortauña. Si se cree en la participación popular, hay que darles a todos igualdad de oportunidades, no dejar inermes a algunos ante la avalancha de recursos de otros, apoyados por los "mandamases". Para futuras elecciones, por ejemplo, la de concejales, se debe reglamentar efectivamente la promoción de todos los candidatos por igual, sin trampas, y que se castigue a los quebrantadores de dichas normas. Si no, tendremos un partido cuartarepublicano.
La tercera consideración tiene que ver con la lección que el pueblo psuvista le dio a un alto número de diputados en ejercicio. Algunas informaciones hablan de 96 que no repetirán, otras de 72, pero el caso es que, aparte del buen o mal trabajo que puedan haber hecho, este resultado nos dice que estos "servidores públicos" estaban desligados de la comunidad que los eligió. Como muestra un botón: un diputado fue increpado a través de TVO, por un televidente que le reclamaba que no había hecho nada por su circuito. El politiquero respondió que para eso estaban las instancias locales, y él se ocupaba de las nacionales. ¡Madre mía¡ ¿Y quién lo eligió? ¿Y entonces cómo iba de nuevo a pedirle el voto? Es cosa de locos.
Y en cuarto lugar, quiero recordarle a Goicochea y su combo, aquel que fue a la asamblea nacional a montar un show mediático, que tuvo una oportunidad de oro para hacerle saber sus ideas al país, pero en cambio eligió salir corriendo con sus amigos. Allí hubo una juventud que sí le habló al corazón de numerosos venezolanos y hoy son candidatos a esa misma asamblea que él despreció. El otro resultado: a Goico le dieron una patada en un oscuro cenáculo. Lecciones que da la historia. Hay trenes que una vez que se marchan no vuelven nunca más.
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