Es reconfortante saber que 44 jóvenes del PSUV fueron seleccionados como candidatos para ocupar curules en la Asamblea Nacional que se elegirá el 26 de septiembre. Suponemos que el Presidente Chávez debe estar contento con esta decisión de la militancia de su partido, dada la importancia que para el proceso bolivariano ha venido dando a este estamento de la población a quien en un acto público llegó a proclamar como “vanguardia del proceso bolivariano”, planteamiento que recientemente –con motivo del Primero de Mayo- emparentó con la clase obrera, bautizando su gobierno como “obrerista”.
No sabemos cuál será la proporción de candidatos obreros y juveniles revolucionarios –del PSUV y PCV, por supuesto-que aspirarán curules en la nueva AN ni si en los 44 jóvenes psuvistas algunos son obreros; pero, como se trata de profundizar el proceso bolivariano rumbo al socialismo, lo más indicado es que así como en las fábricas del Estado y de producción social su control debe ir pasando –“sin prisa, pero sin pausa”- a manos de los trabajadores, igual debe ocurrir en una institución tradicionalmente instrumento del Estado burgués.
No vamos a dudar de la actual entereza revolucionaria de los jóvenes candidatos del PSUV –ojalá entre ellos muchos ó algunos sean obreros o de ese origen-; pero, ocurre que muchos jóvenes de la pequeña burguesía –especialmente del mundo estudiantil- a través de nuestra historia románticamente han abrazado el duro camino de la Revolución y algunos hasta han arriesgado su vida en ese romance; mas, llega un momento como de menopausia revolucionaria, les pasa el sarampión y algunos no solamente saltan talanqueras, sino que se convierten en los más rabiosos contrarrevolucionarios y en esto no tenemos para qué citar ejemplos…si están a la vista, por montón y, en especial, en gran parte de nuestro siglo XX y cuanto va del XXI, con gloriosas excepciones como los hermanos Gustavo y Eduardo Machado, entre otros.
Incluso, si en la actual Asamblea Nacional –con dominio chavista-, si la mayoría fueran proletarios con toda seguridad la prorrogada Ley Orgánica del Trabajo ya hubiera sido aprobada y estuviera en vigencia. Es cierto que un sector de la juventud siempre ha estado en la vanguardia de las luchas patrióticas; pero, el proletariado es la verdadera y segura vanguardia de la Revolución.
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