Al leer la prensa de la Revolución Bolivariana, no la otra, sobre el desarrollo de las elecciones primarias del PSUV en Caracas y otras localidades del país, se encuentran similitudes con lo ocurrido en Tovar.
El primer detalle a resaltar de estas elecciones peseuvistas, en Tovar, es la ausencia casi absoluta de propaganda, a tal punto que los militantes del partido carecían a la hora de acercarse al centro de votación, de los nombres de los candidatos a elegir. Todo ese decir por la televisión, de “visitas a la militancia de casa en casa”, en Tovar no la hubo. Ni una hojita ni un volante editado por el CNE ni por el PSUV ni por los propios candidatos. Algo digno de Ripley y su columna, “aunque usted no lo crea”: unas elecciones de carácter político nacional, sin propaganda. La “democracia participativa y protagónica” que establece la Constitución Nacional, quedó transformada en competencia de grupos o camarillas en disputa, no por los ideales de la Revolución Bolivariana, sino, por cargos, prebendas y amiguismos.
Para quienes no estamos en contacto cotidiano con estos dimes y diretes partidistas, ejercer el voto resulta difícil si no se tiene la debida información. Pero, nuestra trayectoria de más de cincuenta años en las luchas sociales del país, nos crea el compromiso moral de respaldo a la Revolución Bolivariana, de la cual, en el ámbito general, aplaudimos sus políticas en favor de las mayorías nacionales y su internacionalismo integracionista de extraordinarios éxitos; pero repudiamos la burocracia y la corrupción que anula, diluye, mata cuestiones fundamentales para el desarrollo del socialismo y terminan por ser “más de lo mismo” como muy bien lo ha dicho el general Müller Rojas.
¿Cómo ejercer el voto si se desconoce el nombre de los candidatos? En la entrada al centro de votación había varios toldos. Nos acercamos a uno y preguntamos por la lista de candidatos. –“No hay” - respondieron. -“Entonces por ¿quién votar?”- preguntamos. En forma solapada nos entregaron una tarjetica de presentación donde figuraba el nombre de un candidato que, por coincidencia, resultó ser el mismo del cual nos habían hablado colegas de la prensa, por cierto, el único conocido por nosotros, de vista, más no de trato y comunicación. –“Queremos saber los nombres de otros candidatos”. –“No se los puedo decir”- fue la respuesta. Entonces dimos el número de la cédula y nos indicaron el número de la Mesa. Allí, al momento de votar, conocimos que había seis candidatos. Consideramos que lo relatado, es “más de lo mismo”. Con mezquindades partidistas ¿Se puede hacer una revolución?
Es la eterna y mediocre disputa entre adecos y copeyanos trasladada al PSUV, aun cuando la Revolución Bolivariana hizo el milagro de unirlos y ponerlos en cargos públicos. Adeco y copeyano que no ingresa en el gobierno, pasa a formar la oposición llamada “escuálida”. Valga la comparación, pero, en Venezuela, Montescos y Capuletos son gobierno y oposición a la vez. El pueblo (Romeo y Julieta), sufre las consecuencias de la disputa.