El reto que enfrentará
la nueva Asamblea Nacional no es cualquier concha de ajo. Se trata del
grupo legislador que enfrentará el reto de crear las bases jurídicas
para el socialismo.
Ya hemos comprobado que la
Constitución de 1999 contiene , por obra del miquilenismo, algunos
elementos oscurantistas que impiden que continúe la lucha victoriosa
por la independencia. Es sabido también que muchas leyes fundamentales
se encuentran frenadas en la Asamblea. Por medio del lobby de las empresas
transnacionales, que utilizan tramoyas minuciosamente urdidas, otras
leyes completamente neoliberales, como la del libro y la ley antequera
de Derechos de Autor, permanecen impunes, en tanto que quienes hemos
luchado fuertemente por derogarlas, al no tener el apoyo en los altos
mandos, de hartos funcionarios que desobedecen e “interpretan”,
a conveniencia de las corporaciones, los mandatos presidenciales que
son, sin embargo, claros y raspados a favor de nuestra Soberanía.
La promisora juventud de muchos
de nuestros candidatos y nuestras candidatas a la Asamblea, nos llena
de esperanzas en que se generalice el avance, se abran caminos y se
derriben obstáculos jurídicos puestos por los vendepatria contra el
proceso revolucionario.
Por eso hay que votar por las revolucionarias y los revolucionarios a la Asamblea, no para mantener el status quo actual, sino para avanzar, progresar en el empeño que nos conducirá, un día que esperamos no sea lejano, escalones más elevados en la transformación social. Más profunda. Con más poder popular, porque de verdad verdad, la lucha por la verdadera independencia debe continuar, a pesar de las derrotas temporales y en espacios parciales que podamos sufrir, que no hacen más que enseñarnos nuevos caminos.
andrea.coa@gmail.com