Todo el mundo sabe que el partido comunista de Lenín (1917) y el
reformista partido de Gorbachov (1986) no eran lo mismo y que a finales del
siglo XX fue ese último partido, bajo el mando de una cúpula farsante y
contrarrevolucionaria, quien llevó a la Urss al suicidio con la
Perestroika, usando las mismas siglas y la fraseología del Socialismo.
Dejando atrás el izquierdismo ortodoxo y sus rancias cúpulas
divorciadas del pueblo y en respuesta al llamado unitario del
Presidente Chávez, los revolucionarios asumimos la militancia en el
Psuv por ser la organización que más nos une con los explotados del
siglo XXI y más ayuda al actual proceso. Se trata del partido de la
Revolución Bolivariana de cuyas entrañas se decidirá el destino
político de la nación. Es un destacamento caracterizado por la
diversidad, lo que significa un escenario amplio de filosofías e
intereses, que al mismo tiempo es el fiel reflejo de la sociedad en
lucha de clases, y cobarde sería eludirlo, pues en definitiva será la
lucha política de todos los días la que determine que el control del
partido sea del colectivo revolucionario.
Quien suscribe considera que en Venezuela, el pueblo debe reconocer y
rechazar a quienes mediante falsas expresiones de compromiso con la
clase popular persiguen engañar al electorado y llegar a la Asamblea
Nacional para negociar privilegios, lograr cargos políticos y actuar
contra la unidad revolucionaria, lo cual en definitiva beneficia al
imperialismo y la burguesía. Ningún socialista debe olvidar que la
Perestroika fue la obra perversa de los neobolcheviques (nueva élite
privilegiada), quienes conformaron una aristocracia política que
criminalmente desplazó al pueblo y a los trabajadores en todos los
espacios de la vida nacional, fueron estos pervertidos “Cuasimodos de
Notre Dame” quienes destruyeron las grandes conquistas sociales y
económicas acumuladas luego de la Revolución Bolchevique (1917) y la
Segunda Guerra Mundial (1945). Fue a mediados de la década del 1970 y
durante los años ochenta que gestó la más brutal y acelerada
restauración de las relaciones capitalistas. Para nadie es un secreto
que la Perestroika dejó discípulos alrededor del mundo.
En efecto, si el Socialismo se basa en un sistema donde la clase
trabajadora asume el control de los medios de producción económica y
desde esa posición ejerce el poder político, entonces el colapso del
bloque socialista europeo fue el resultado de la desaplicación del
Socialismo, pues la Unión Soviética se desplomó sin ser defendida por
los trabajadores. Ni la gloriosa victoria contra el nazifascismo, los
notables avances científicos y técnicos, las armas termonucleares, las
reivindicaciones sociales y el acelerado desarrollo industrial pudieron
evitar su desintegración en aquel desdichado 26 de diciembre de 1991.
¿Qué debemos aprender sobre los estafadores de la Perestroika y sus
discípulos en Venezuela? Primeramente que el partido revolucionario
está siempre obligado a demostrar con la acción su lealtad a la
doctrina, por ello debe permanecer sujeto a la vigilancia de toda la
masa popular.
El partido jamás podrá ser un ente abstracto e inmaculado frente al
desempeño de sus miembros, sino que puede corromperse si existe
sumisión de los militantes y mucho más con el disfraz del dirigente.
Con toda certeza el partido, inevitablemente conducido por humanos,
puede en una etapa cumplir fines revolucionarios y en otra extraviarse
fatalmente, tal como sucedió en la Urss. Hoy, contra vetos, infundios y
divisiones ratificamos siempre que el auge y la depravación son
realidades dialécticas y factibles en todas las instituciones y todo
intento de silenciar ese debate autocrítico es un gesto que no
transmite transparencia.
Hoy más que nunca reivindicamos que la cualidad multitudinaria del
partido revolucionario es fundamental e implica un programa general de
penetración e influencia en los espacios económicos, sociales y
culturales de la sociedad, lo cual se concreta con la movilización de
toda una militancia consciente y organizada que sale al encuentro con
la población no militante, haciéndose parte de las masas, captando
nuevos adeptos y desarrollando eficazmente las tareas planteadas. Es
esa actividad partidista realizada por la generalidad de miembros la
que legítima al Partido como verdadero instrumento popular capaz de
impulsar transformaciones sociales. De ese proceso dialéctico, donde
convergen praxis social y ejercicio ideológico, surgirán los cuadros
políticos que el Psuv estará fortaleciendo.
* Constitucionalista y penalista.
* Profesor universitario.
* Correo: http://jesusmanuelsilva.blogspot.com