Han pasado las elecciones y cada actor hace evaluaciones trazando horizontes de acción política. El Presidente Chávez no es la excepción. Como corresponde a su liderazgo y responsabilidad como máxima autoridad de la sociedad y el Estado, ha expresado sus puntos de vista y ha indicado rutas de trabajo para consolidar y profundizar las reformas y cambios de la nación en la perspectiva del bienestar y la equidad entre los venezolanos. En su nota ¡Salve, oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria!, el Primer Mandatario ha vertido su percepción sobre el sentido de las cifras electorales y las representaciones obtenidas por cada agrupación partidista.
Veamos el alcance de las tesis formuladas:
Primero. El proceso electoral y las elecciones han mostrado nítidamente la naturaleza y esencia democrática del sistema político nacional. Ese hecho desmiente la falsa retórica de los opositores escuálidos que presentan una imagen del Estado venezolano como si fuera una cruel dictadura totalitaria y caudillezca, con pretensiones de entronizar un sistema comunista gobernado por déspotas militaristas, dueños de un irracional fanatismo ideológico. Más de cinco millones de votos por la oposición y cerca de 65 diputados son una contundente descalificación de la mentirosa cantaleta de los caprichosos voceros de la decadente burguesía, resistentea perder sus bochornosos privilegios sociales y económicos. Venezuela es una democracia moderna, donde se respetan las libertades, los derechos y las expresiones múltiples y diversas de toda la nación. Decir lo contrario es una miserable distorsión de los hechos y una mentira cargada de intenciones politiqueras que desenmascara la falta de ética de sus pregoneros. Son unos verdaderos tahúres del engaño y la confusión, que se aprovechan de sus posiciones privilegiadas en los medios de comunicación de masas para confundir y desorientar al ciudadano común. La pregunta obligada para los señores de la oposición es la siguiente: ¿Qué dictadura en la historia moderna de la humanidadpermite, dando todas las garantías,que voten contra ella cinco millones de personas y elijan un importante bancada legislativa, al tiempo que disponen de centenares de medios de comunicación donde fabrican mentiras a diestra y siniestra para desprestigiar y derrocar a un gobierno legitimo?. Ninguna, debe ser la respuesta, si la honestidad intelectualprevaleciera en la conducta de los opositores.
Segundo. El Sistema Electoral Venezolano es una institución moderna, autónoma, independiente, eficiente, transparente y garantista al extremo para todos los actores que participan del juego político. Recientemente hemos sido testigos de fraudes, compra de votos, compra de curules, robo de votos, manipulación de escrutinios en otros estados avalados y elogiados a rabiar por los opositores de acá. ¿Acaso no fue eso lo que ocurrió en las últimas elecciones legislativas colombianas plagadas de la peor porquería clientelista, en la que los resultados se conocieron 4 meses después de cerradas las urnas? ¿Se les olvida acaso el monstruoso fraude que rapo la presidencia de la república a López Obrador en la república mexicana? ¿O la manera como fue impuesto Bush en los Estados Unidos quitándole los votos a A. Gore? ¿O el elitista sistema electoral chileno que ha condenado por años a la exclusión a importantes partidos de izquierda?. Descalificar la autoridad electoral y desconocer su impecable y eficaz gestión es una necedad que cuestiona la seriedad y sindéresis de los jefes de la oposición puntofijista. Sus infamias e injurias simplemente se las lleva el viento porque Venezuela, en el marco de la República Bolivariana, ha estructurado un sistema electoral que concurre a la construcción de una nueva subjetividad ciudadana con todos los derechos y garantías como no nunca ocurrió antes en la historia de esta nación.
Tercero. Con todas las dificultades y sorpresas, pues cinco millones adversos no son poca cosa ni se trata de simples ignorantes, y desastres como los del Zulia, Táchira, Anzoátegui y Sucre, evidencian que no todo es color de rosa, los resultados marcan una nueva frontera en el proceso político de la nación. Aparece un nuevo horizonte que indica cuál será el contenido de esta segunda década del siglo XXI y del tercer ciclo (2009-2019) de la revolución bolivariana. Hay una nueva correlación de fuerzas que obliga a sopesar los pasos y las acciones futuras. Ha dicho el Presidente que seguiremos avanzando y construyendo el socialismo, al ritmo y a la velocidad que impongan las circunstancias, entendidas estas como la síntesis entre las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas. Nada de extremismo, ni de posiciones delirantes. El discurso radical de algunos sectores expresa el infantilismo y la estupidez de quienes asumen los desafíos de la historia como un juego de niños. La transición al Socialismo no puede ser el fruto del aventurerismoni de maximalismos absurdos, que finalmente terminan tributandoa la estrategia de la contrarrevolución.
Cuarto. No habrá pacto con la burguesía ni habrá desenfreno revolucionario. Que no quiere decir ausencia de dialogo inteligente. El dialogo y la transacción civilizada la ha impedido la intransigencia sectaria de los conspiradores golpistas empecinados en la claudicación del proyecto socialista porque su dogmatismo le impide reconocer el fiasco del modelo neoliberal y del Consenso de Washington en sus distintas versiones, ampliamente rechazado por los pueblos. Será inevitable la concertación con aquellos que respeten y se acojan a las reglas de juego del texto constitucional que acompaña y sirve de soporte a la República Bolivariana. Los culpables de la polarización, de la insidia, de la incertidumbre, de la zozobra, de la anarquía, de la inseguridad, son los ultras del escualidismo que pretenden el regreso al siniestro capítulo de la cuarta república puntofijista. Y, eso, por supuesto no tiene cabida en un escenario de respeto y buenas maneras en el ejercicio de la política.
No habrá desenfreno revolucionario, lo afirma el jefe de Estado. El sabe cuáles son las circunstancias en que transcurre el mundo de hoy, en pleno apogeo de una globalización capitalista que impone una articulación plena de todas las formas de producción preexistentes a los valores de cambio. Desde luego, en un panorama planetario de múltiples resistencias y una insurrección generalizada contra la hegemonía imperialista norteamericana, que en su declive, protagoniza actos demenciales como guerras, invasiones, atropellos y golpes de Estado. Sabiendo, por lo demás, que el bipoder de las multinacionales es resistido por la biopolitica de las masas, con un conjunto de saberes, técnicas y tecnologías que convierten la capacidad biológica de los seres humanos en el medio por el cual un Estado democrático alcanza sus objetivos principales.
Quinto. Frente a los resultados, que no son los mejores, se impone la autocritica honesta y sincera. Hay que señalar claramente los errores y falencias puestas en evidencia, especialmente en aquellos puntos del Estado donde las bases del socialismo han mostrado, por múltiples medios, las más reprochables irregularidades. Francamente que lo del Táchira, el Zulia, Anzoátegui y Sucre es bochornoso y no admite dilaciones en los correctivos correspondientes e inaplazables. Dejar eso como esta es imperdonable y una conducta contrarrevolucionaria de la peor calaña.
Sexto. Hay que revisar, rectificar y relanzar; las 3R pero al cuadrado, 3R2 es la consigna indicada. Que los responsables de los baches asuman su responsabilidad, que corran cabezas si es necesario, pero sin cacerías de brujas, ni acciones precipitadas. Hay que permitir que los inculpados también puedan exponer sus puntos de vista pero corrigiendo y permitiendo el ascenso de otros liderazgos, más frescos y audaces, pensando en las elecciones del 2012, a la vuelta de la esquina. El socialismo no puede permitirse la licencia de la demagogia de ciertos burócratas que se aprovechan de sus privilegios para enriquecerse y manipular al pueblo. Eso hay que extirparlo definitivamente y en tal procedimiento es crucial la potencia del liderazgo del Presidente Chávez.
Séptimo. La etapa que viene vera crecer dificultades. La derecha recalcitrante e irresponsable va a seguir con su agenda golpista y conspiradora; van a usar sus espacios en la Asamblea, con el único objetivo de sabotear y desestabilizar; la guarimba será su herramienta preferida para impedir la gestión del gobierno. Frente a ese despropósito se hace necesaria la más amplia participación de las masas populares en todos los escenarios de la lucha política. Así es que marcha la historia y no al ritmo de los caprichos de camarillas retrogradas enemigas del progreso y los derechos del pueblo. En eso no debemos equivocarnos.
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