Hasta ahora, los conatos socialistas han venido confrontando un modo de producción a otro, concretamente, el burguesismo posmedieval corrió paralelo al feudalismo, y el conglomerado soviético lo hizo al lado de los imperios capitalistas.la China maoísta siempre mantuvo un cordón umbilical capitalista con su arrendamiento de Hong Kong.
Se infiere que se ha tratado de una lucha leonina en favor del capitalismo. Efectivamente, este ganó la contienda, apenas Cuba supuestamente supo mantenerse en sus trece al precio de la pobreza que sigue imperando en la isla luego de medio siglo experimental socialista.
Hoy coexisten imperios capitalistas en franca lucha competitiva comercial entre sí. Sólo algunos países latinoamericanos se muestran riesgosamente partidarios de un “socialismo”, debilucho, timorato, y que andan a gatas frente a un entorno industrial de auténticos devoradores de asalariados, de recursos naturales, energéticos y afines.
La dominación diplomática apenas representa el comienzo de un sometimiento general a favor de unos imperios capitalistas que ora compiten entre sí hasta cierto límite, ora saben balancear sus poderosas fuerzas económicas a fin de repartirse el botín de esta América Lantina todavía virgen en recursos materiales, y países que geoeconómicamente se hallan justo equidistantes de los imperios orientales y occidentales. América, en general, está siendo atacada por el Oeste y por Este con la complicidad servil de una América Norteña más al servicio de los intereses europeos, mismos que hoy sucumben ante el poder de los imperios orientales, como China y Japón. Esos imperios en pugna también pretenden repartirse mejor sus respectivos asalariados a quienes están decididos a empobrecer, según los nuevos paquetes neoliberales en pleno proceso de ejecución.
Ahora bien, toda competencia comercial resulta simétrica o desemboca en monopolio; se trata de desequilibrios oxigenantes cumplidos periódicamente, según el curso de sus fases de apogeo, decadencia y recuperación. Esa simetría es la que estamos observando en la presente competencia entre países altamente desarrollados y que lejos de recurrir a las tradicionales guerras políticas y belicosas, vienen optando por negociar entre ellos cual simples patronos que confederados siempre han estado de acuerdo cuando se trata de sobrevivir y seguir explotando sus cuotas de proletarios.
Esa a simetría económica la observamos cuando vemos una lucha diplomática que busca ablandar una China superpotenciada que ahora humilla y hace bajar la cerviz a los infatuados de siempre, como EE UU. Sólo así China podrá desarrollar endógenamente su propio modo de producción socialista, puesto que ya no se trata de una puja entre dos modos de producción desiguales o asimétricos, sino entre dos gigantes simétricamente capitalistas.
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