Primeramente, resulta muy interesante su “aporte” en pro de una mejor divulgación del Marxismo; lástima que muchas de las “contribuciones” que ha recibido la obra de Marx, han sido eso, muy “marxistas”, pero muy poco marxianas.
Importante también resulta el tema tratado por usted, y con él resulta curioso ver cómo se recicla la moda de las “revisiones”, “reformas”, “adaptaciones”, “actualizaciones”, “negaciones” y, por ahora, “reivindicaciones” o “reconstrucciones” de la teoría de Marx, la teoría de un científico cuyos aportes todavía no han logrado prender con la fuerza intelectiva, burguesa y proletaria que sobre el terreno de la explotación capitalista debería tener, y hacerlo con la mayor brevedad posible. Esta teoría sobrepasa ya la edad de 160 años.
También resulta no menos curioso que en la UBV(Universidad Bolivariana de Venezuela) aparezcan distinguidos invitados de otros importantes países, sin el debido concurso de todo el potencial de venezolanos que podrían, y con no menor derecho y suficiencia, participar en semejantes encuentros, a fin de lograse una mayor productividad teórica sobre tan delicado, vigente y acuciante tema, el tema del valor- trabajo, precisamente, por tratarse del pivote principal de toda la Teoría de Carlos Marx, habida cuenta que las versiones marxistas y marxianas que rijan en México y en otros países contemporáneos son exactamente mismas que han poblado el mundo, en ediciones propias de una mediática literaria coherente y defensiva con y de los intereses que El Capital punzó profundamente en sus sensibles extrañas.
Discusiones como las que usted señala y recoge son de gran peso teórico, ya que tocan un tema que ha sufrido los peores y más perversos detractores, y contado con los mejores apologistas y tarifados del burguesismo, sin que, a pesar de todo, ni los unos ni los otros logren debilitar la fuerza de la verdad contenida en las contribuciones de Marx a la solución del tema social más acuciante, perentorio y de mayor importancia económica, política, religiosa, sociológica y filosófica, cual es el precipuo tema del origen de la riqueza material de la sociedad, de porqué unos salen ricos de la fábrica, y otros, tan pobres o más como entraron en ella.
Es un hecho que de “discusiones” en discusiones (eufemismo de dilaciones) no ha pasado todavía la Teoría de Marx, mientras en paralelo el Capitalismo también lleva más de 160 años de agonía[1].Y por esa razón y otras colaterales también llama mi atención el soporte teórico que descansa en el piso y superficie de esta “reconstrucción reivindicativa” aludida por el señor Carlos Lanz Rodríguez[2], autor del artículo que estamos replicando, y conste que lo hacemos con la mejor de las intenciones didacticomarxianas, y muy no marxistas en su acepción filoburguesa, según venimos apuntándola.
Se trata de su apoyo sobre algunas definiciones antimarxianas, con visos de marxismo, de Claudio Napoleoni, autor del Diccionario de Economía Política, (Ediciones Castilla, Madrid, 1962). La definición que allí se recoge sobre la teoría del valor de Marx se suma a todas las pretenciosamente demoledoras versiones antimarxistas como la esgrimida por otro marxista: Paul Sweezy (Teoría del Desarrollo Capitalista, Fondo de Cultura Económica,-México, 1942, en inglés, y 1963, versión castellanizada -. como si el propio Marx y luego Lenin no hubieran nunca tratado semejante tema atinente al desarrollo de este sistema y de todos los que le precedieron en materia de explotación del hombre por el hombre -, y versiones antimarxianas emprendidas con menor fuerza por los quienes Sweezy evalúa y descalifica en su obra citada. Pero además sus soporte napoleoniano se suma a la versión burguesa más directamente editada por el Imperio capitalista en la persona de su primer nobelado, y de otros nobeles a quienes ex profeso vienen la academia Burguesa sueca y con igual finalidad en materia de Economía siguen premiando cada año de los que todavía siga reinando el sistema más perfectamente estudiado por Carlos Marx.
Hablamos del nobelado Paul Samuelson, a quien la alta burguesía mundial puso a decir que Marx valía a poco menos que un tarado (sic), un nobelado que tuvo el tupé - para eso le pagaron sus buenos dólares - el tupé, digo, de calificar a Marx como un vulgar alquimista o anticientífico, todo con la finalidad expresa de anular toda su obra. Es lo que se infiere de su negativa a admitir que, efectivamente, los valores, el valor-trabajo, estudiado directamente por Marx, y que lo hizo con las abstracciones que amerita una investigación de la naturaleza de la Economía, en la Sección Primera y en el último de sus caps. (Cap. (VI) del Libro I, El Capital.
Es que, según las versiones de estos críticos burgueses, y pretenciosamente demoledores de la teoría marxista y marxiana, la teoría del valor trabajo sería invalida, y precisamente, esto es lo que me preocupa del artículo de “aporrea.org que aquí estamos replicando.
Nos explicamos: Samuelson, Sweezy, Claudio Napoleoni y otros autores semejantes sentaron las bases de la impostura del famoso “Problema de la Transformación de los Valores en Precios”;[3], o sea, de la negación de la Conversión o concreción del teorizado y abstracto valor-trabajo, creado en las fábricas, en precios de producción, o valor de mercado.
De manera que los soportes reconstructivos de la teoría de Marx basados en criterios como los de Claudio Napoleoni no serían los más indicados para una mejor “reivindicación” de la teoría del valor de Marx. Precisamente, negar la “Conversión de los valor en precios de producción”, como lo hace Napoleoni y Sweezy y Samuelson, es negar la obra íntegra de Marx, ya que, si bien el Libro I de El Capital es un epítome extraordinariamente bien elaborado, los restantes libros, y particularmente el Libro III, son la mejor concreción de las categorías económicas básicas que son abstractamente manejadas en el Libro I, como un resultado imperativo que obliga a manejar la investigación científica con un método máximamente detallista, y la exposición de sus resultados con otro[4] en el cual puede prescindirse de algunas particularidades, sobre todo cuando se trata de una investigación y exposición de una temática tan valiosa como lo es el origen y la determinación de la verdadera fuente de la riqueza material burguesa.
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P.D.: Sin plusproducto no puede haber progreso material, lo contrario sería estancamiento productivo. Cómo sábese,lo que estaría en juego en un régimen socialista de transicón o comunista de arribo no es el valor ni la plusvalía, pero sí el producto y el plusproducto. Tampoco la mecancía está reñida con esos modos, sólo lo está cuando ella se capitaliza.
[1] Carlos Marx y Federico Engels, Contribución a la Crítica de la Economía Política Burguesa.
[3] Manuel C. Martínez M., El problema de la Transformación http://www.aporrea.org/actualidad/a37856.html
[4] Carlos Marx, El Capital, Palabras Finales de la Segunda Edición Alemana.