Frente a los desafíos de un 2012 definitorio

“No podemos optar entre vencer o morir", ¡necesario es vencer!

El año 2012 se presenta cargado de enormes desafíos, todos los años en Revolución si esta es verdadera lo son, pero este período está cargado de serias amenazas para las cuales hemos de estar preparados. Siguiendo en la ruta de una revolución democrática el proceso debe ganar el favor popular en un torneo electoral al mejor estilo burgués hasta traducido en los millones de votos suficientes como para garantizar la continuidad de Chávez en el timón de la nave además de una aplastante mayoría de gobernaciones y alcaldías.

Imaginar siquiera el precio de una derrota debería ser razón suficiente para volcarse con todas las energías posibles en pos de la victoria. La unidad más absoluta de todas las fuerzas revolucionarias es la premisa imprescindible. Vacilar equivaldrá a perdernos. Los revolucionarios que respaldamos este proceso liderado por el Comandante Chávez –más allá del horizonte estrecho de pertenencia o no a partidos específicos- no tenemos otra opción que la victoria. “No podemos optar entre vencer o morir… ¡Necesario es vencer! No obtener la victoria, no sólo retrotraería el movimiento revolucionario a las cotas que poseía antes de la llegada de ese personaje marcado por el destino que se llama Chávez –si eso quedara hasta ahí sería un regalo de la providencia- sino que convertiría la patria en un campo de horror y muerte. No son profetismos desastrosos los que nos persuaden de ello es la historia. La historia de cuanto aconteció allí donde por errores propios y aciertos ajenos se perdieron procesos revolucionarios: La España republicana o el Chile de Allende están allí como recordatorio de ese horror. Las figuras tenebrosas de Francisco Franco y Augusto Pinochet se asoman al escenario cargadas de muerte. Los que secundaron con pasión aquellos procesos como los que contribuyeron a la derrota desde lo interno fueron igualmente masacrados. Otros de los más encendidos “revolucionarios” se convirtieron en verdugos. En verdad no fuimos capaces de desenmascararlos porque ¡Siempre lo fueron! De nada valdrán los lamentos o el rechinar de dientes de los bien intencionados. Si lo ocurrido en las elecciones legislativas se repitiera en las presidenciales la magnitud del desastre humano sería de incalculables dimensiones. Se perdería todo: patria, libertad, soberanía y la vida misma, además de la esperanza para una humanidad que pone sus ojos en nuestro proceso. Equivaldría al retorno de los brujos. Una suerte de tsunami social que todo lo arrasaría. Esto es bueno que se tenga bien presente al momento de priorizar acciones y medir cuanto decimos y hacemos en todos estos días. Dilemas como la culminación de obras de infraestructura, de casas, la transformación universitaria, la política petrolera u otras preocupaciones temporales serían poco menos que temas angélicos o discusiones bizantinas ante el zarpazo mortal de la derecha. Con todos los errores y defectos que tiene la revolución bolivariana, debemos estar claro, el dilema es simple: Patria o imperio, oligarquía o pueblo, todo lo demás son cuentos de caminos y ríos de hojas.

Es necesario ubicar claramente al enemigo. Atentos, alertas y decididos, hemos de no gastar ni un miligramo de pólvora en zamuros. Se han de seleccionar con claridad y objetividad los verdaderos enemigos del proceso revolucionario. Ordenar los objetivos a fin de priorizarlos. La Revolución es un proceso dialéctico. Es con paciencia y sabiduría que se irán logrando las transformaciones y los cambios cuantitativos en cualitativos. Aceleramientos impertinentes sólo nos dejarán como saldo la frustración y el desaliento. Paso a paso, sin carreritas engañosas, se debe alcanzar el objetivo. Ya está bueno de seguir empeñados en la búsqueda de objetivos parciales y subalternos. El primer y único objetivo ahora mismo es la reelección del Comandante Chávez por mayoría aplastante. Quien no tenga eso claro dolorosamente trabaja para el enemigo aún animado por las mejores intenciones que respeto pero en modo alguno comparto.

Nuestros enemigos históricos y de clase son: la oligarquía apátrida, una burguesía comercial inmoral, agringada y adicta a la renta petrolera, así como un aparato burocrático infestado de ideología burguesa. Todos los demás obstáculos son circunstanciales y responden a la coyuntura. Vencer estos enemigos no sólo es prioridad sino causa esencial y hasta única de la Revolución. Alcanzado el objetivo cardinal, eliminar todos los obstáculos intermedios será cosa del hacer cotidiano, de la limpieza y la profundización del proceso revolucionario. Hasta hoy, históricamente, la reacción ha sido más sabia a la hora de aunar esfuerzos y seleccionar sus objetivos que los sectores revolucionarios casi siempre heridos de vicios y protagonismo. El imperio y la oligarquía criolla lo tienen clarito: el enemigo es Chávez. Todo cuanto se interpone entre ellos y la recuperación absoluta de sus privilegios está personificado en Chávez. Saben que si logran eliminarlo -por la vía que sea- lo demás será coser y cantar… ¿o debo decir, matar, torturar y arrasar? Los sectores patriotas y revolucionarios al menos deberíamos reconocer lo que debemos defender como un solo hombre y una sola mujer con sólo mirar hacia donde apuntan los cañones de la reacción.

¿Qué faltan muchas cosas por hacer y mucha basura por barrer a lo interno? Quien lo dude es ciego o pertenece a la misma basura con boina roja que debemos purgar. La casa está muy sucia porque no podía ser de otra manera. ¿De que planeta llegaron estos revolucionarios químicamente puros? ¡Llegaron de un planeta llamado IV República! La mayoría eran adecos o copeyanos y si no lo eran portaban los mismos vicios. AD y COPEI, llegaron a tener el 90% del padrón electoral entre ambos  ¿No es suficiente ese dato? ¿No es esclarecedor que en la izquierda nunca llegamos a tener más del 7%? Todos sabemos que sí. Estos “revolucionarios” llegaron de ese “planeta” y esos partidos con todos los vicios y perversiones bien aprendidos. Están ahí, no se en qué proporción, pero están ahí, copando la burocracia, obstaculizando, proporcionando el peor de los ejemplos. Llenándose la bocota con declaraciones radicalísimas pero sustentadas en un mar de privilegios, de seguridades, de numerosos escoltas que los cuiden, porque… “defender la Revolución día tras día y noche tras noche –de lejitos y de boquilla- tiene sus riesgos”  Sin embargo… hemos de vencer al enemigo a pesar de ellos. Hemos de hacer triunfar la Revolución por encima de ellos, incluso hemos de hacer triunfar la Revolución con ellos. Representan un enemigo formidable pero circunstancial. Contribuyen con el enemigo real pero la coyuntura no debe cegarnos hasta perder de vista al verdadero enemigo. Si se alcanza el objetivo del triunfo de Chávez además de una inmensa mayoría de gobernaciones y alcaldías en Diciembre de 2012 sobrarán las oportunidades para barrerlos, o reeducarlos, o asimilarlos, o lo que sea ¡el tiempo dirá! Si se pierde esa batalla fundamental, con esas escobas barrerán nuestros huesos, barrerán la patria hasta hacerla desaparecer, extirparán todo cuanto pueda oler a nuestros sueños. ¡Que nadie tenga duda!, al modo del clamor bolivariano… ¡Vacilar es perdernos!

¡CHÁVEZ ES REVOLUCIÓN!

martinguedez@gmail.com



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Martín Guédez


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