El 28 de julio de 1978 (cuando Chávez cumplía 24 años) decenas de miles de jóvenes de más de 100 países, marchábamos por la Habana hacia el Estadio Latinoamericano gritando a todo pulmón: ¡CUBA SI, YANKI NO! Se daba inicio al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, levantábamos las banderas “por la solidaridad antiimperialista, la paz y la amistad”.
Contagiados como estábamos, con el heroísmo, la resistencia, honor y dignidad del pueblo cubano, soñábamos con la revolución en Nuestra América, juramos ante el pueblo cubano y compatriotas de Nuestra América: ¡jamás abandonar la defensa de Cuba, la lucha contra el imperialismo y alcanzar el socialismo en nuestras respectivas patrias!
La Revolución Cubana sembró la esperanza y dio nueva vida a los sueños; millones de conciencias en el mundo vimos esa luz en la tormenta: el faro de la Revolución. Dos días antes, en Santiago, a propósito del 25 aniversario del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio, Fidel Castro en un discurso memorable nos daba la clave:
“¿Cómo logramos esta victoria los revolucionarios cubanos? Con la firmeza, la lealtad a los principios, la estrecha vinculación a las masas, la absoluta confianza en la justicia de nuestra causa y el espíritu de sacrificio, heroísmo y las virtudes de nuestro pueblo; con la solidaridad internacional, la cooperación del movimiento progresista, la comunidad socialista y especialmente de la gloriosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”
Le correspondió a la generación de Fidel continuar la lucha de sus próceres y triunfar.
El 19 de abril de 2011 fuimos testigos del retiro oficial del Comandante de los siglos Fidel Castro Ruz de la dirección del Partido y el Estado, diciendo: “No me despido de ustedes. Deseo sólo combatir como un soldado de las ideas”, nosotros decimos: Comandante de las ideas.
oliva2021@gmail.com