No es que no entiendan, es que no quieren entender. Intereses y concepciones los han “moldeado” así.
No desean comprender que las izquierdas, en tanto fuerzas transformadoras, no deberían parecerse a las derechas, copiar sus métodos y sus formas de hacer política: ni en lo electoral ni en ningún otro escenario de lucha y competencia.
Las experiencias acumuladas en el siglo XX deberían servir a esa necesaria diferenciación.
No es cuestión de simple electoralismo, sino de suma y combinación de combates.
No se trata de formar un “partido”, “movimiento” o “frente” para que fulano sea su jefe y su candidato.
No debería ser asunto de “casarse” con éste o aquel personaje egocéntrico y distanciarse de los/as optan por forjar liderazgos colectivos y propuestas democráticamente legitimadas.
Tampoco es cosa de decretar programas, despreciando su construcción desde abajo. Ni de resignar propuestas y rebeldías para hacerse “potables” a los “dueños” del sistema y aceptar sus reglas de juegos.
Ha sido infecundo pactar con facciones del orden dominante para lograr regidurías y diputaciones que tiende a parecerse a las de las derechas o a silenciarse frente a los grandes desafíos.
Es triste callar fechorías a cambio de dinero procedente de lumpen burgueses impenitentes (verbigracia los nuevos mega-ricos de Santiago)
Pero no solo. . . . .
-Obstruir luchas contra Barrick-Uni Gold y paralizar foros y referentes del combate social.
-Persistir en el autoritarismo y en el verticalismo
-Desconocer la izquierda social, cultural, intelectual y política sin partidos.
-Abrazarse a la “conexión Marbella” sin arrepentimiento alguno, disponiéndose a pactar de nuevo con cosas parecidas.
-Entender la alianza con sectores “moderados” como forma de parecerse a ellos y perder identidad revolucionaria, avergonzándose de ser lo que se ha sido.
-Entender la amplitud como renuncia de valores.
-Alabar a Obama sin retractarse del desatino.
-Tramposear, simular y dedicarse a buscar cuotas y ventajas para personas y “aparatos”.
Pienso que esas no son las “izquierdas” que este país en crisis necesita.
Por el contrario, este proceso demanda izquierdas capaces de actuar al revés de la “derecha–derecha” y de la “derecha” de la izquierda.
Y con claro posicionamiento alternativo y vocación transformadora, en actitud de alianza con todo lo social, cultural y político de avanzada, sin renegar de identidades propias y de estrategias revolucionarias bien definidas.
narcisoisaconde@gmail.com