Estamos en medio de la confrontación de dos modelos, de dos tipos de sociedad, de dos visiones, de dos culturas. Las mismas en su esencia son antagónicas; por una parte esta lo social, lo colectivo, lo altruista, lo que recoge los principios de humanidad, el amor, la solidaridad, la hermandad, el deseo de preservación de la especie humana (El socialismo), en la acera de enfrente se planta lo nosocial, lo inhumano, lo individualista, lo ruin y soez, la mezquindad, la muerte, los instintos asesinos, etcétera (El capitalismo). Es el socialismo que nace y el capitalismo que se niega a morir, es la confrontación entre la vida y la muerte.
Lo que ocurre y seguramente ocurrirá con el lanzamiento en principio de la misión Agro-Venezuela y luego la Gran Misión Vivienda Venezuela es y será la confrontación entre dos modelos; el socialista con sus misiones, con su enorme carga de amor y solidaridad, igual como ha sido la misión Milagro, Barrio Adentro, entre otras muchas y la vieja cultura, llena de mezquindad, basada en el mercantilismo, en la manipulación ideológica y la cual por si sola no será desplazada, se requiere para lograrlo de una inmensa voluntad y una colosal fe y además de una poderosa herramienta organizativa que la impulse. El capitalismo, con sus artimañas, con sus slogans publicitarios, con su mensaje consumista, vacío, lleno de banalidades sin sentido pero con una gran influencia hará hasta lo imposible por evitar el parto del socialismo…es sorprendente como aún nos desvivimos por la novela o culebrón televisivo, por los programas en donde se coloca a la mujer como un simple objeto, en la simplonería con que la burguesía quiere convertir a la sociedad toda en una masa adormecida, es la cultura capitalista a la cual hay que anteponerle la cultura socialista en base al ejemplo y el desprendimiento.
Para la burguesía el circo capitalista forma parte de su herramienta más poderosa para sobrevivir, en ella se apoya, en ella cifra sus esperanzas de seguir manteniendo la hegemonía, nuestro reto es consolidar la hegemonía socialista que no es una receta preelaborada sino un constante actuar en función de principios de solidaridad y amor al prójimo. Pero no solo con esos mecanismos cuenta la burguesía, cuenta también con unos partidos que juegan el rol de distraer, de manipular, cuentan con periódicos, emisoras de radio y televisión y por si fuera poco cuentan también con el viejo estado burgués, lento y pesado, desarticulado y atomizado, lleno de contradicciones que urgentemente necesitamos controlar para desde el poder del mismo impulsar los cambios necesarios. En este marco surgen las misiones, la batalla del pueblo con su líder al frente, con un Chávez sembrado en el corazón de los venezolanos, con un liderazgo incuestionable pero con las falencias propias que adormecen muchas veces y nos genera dilaciones en el compromiso que tenemos enfrente: la construcción del socialismo.
El imperio y su poderosa maquinaria propagandística no escatima esfuerzos, hoy son los paros y las huelgas, mañana son las acusaciones de pertenecer al terrorismo y al narcotráfico, luego lo electoral, batalla que estamos obligados no solo a ganar sino a convertirla en una jornada memorable por cantidad y calidad, tenemos que aplastar al adversario en un mecanismo donde la burguesía y su poder mediático intentará en convertir todo esto en un circo…todo tiene un fin, acabar con Chávez, sacarlo del corazón del pueblo venezolano y nuestra obligación es sembrarlo incluso en el corazón de ese pueblo que por distintas razones hoy no nos apoya pero que sigue siendo pueblo humilde y víctima del verdugo mediático y el monstruo capitalista que convive hasta dentro de nosotros mismos. Al no poder acabar con Chávez físicamente la burguesía intenta hacerlo moralmente, esa es su estrategia y no podemos permitir que la misma triunfe.
Al pueblo no le queda otra que seguir avanzando en su revolución y para lograrlo se requiere de un inmenso trabajo de unidad, de hermandad; con modestia pero con firmeza. En este contexto nacen las misiones, nace la moral de un pueblo, nace el desprendimiento, nace un comportamiento social, colectivo y basado en principios y valores altruistas, si no marchamos hacia allá estaríamos “arando en el mar”.
En lo referente a la Misión Agro Venezuela, si bien es cierto que el ensayo de elegir voceros por parroquia sin duda no es algo acabado y que podamos pretender que rinda sus frutos inmediatamente, no obstante, se presenta como la gran oportunidad de consolidar un poderoso movimiento social que sea capaz de trascender y empujar hacia la construcción del socialismo. Es entonces donde se requiere una vanguardia política lo suficientemente sólida para avanzar a estadios que superen la imaginación de lo común y rutinario apoyado en el acto creador del poder popular y esto involucra no solo a la parte política, al partido y los movimientos sociales sino fundamentalmente a los servidores del estado.
Como es normal muchos serán presa del temor, el temor a lo nuevo, a lo desconocido, a lo no convencional, es por ello que se requiere que el equipo de gobierno que esté al frente de estas responsabilidades en la misión Agro Venezuela, también la misión vivienda y todas las subsiguientes sea capaz de interpretar el momento histórico que se afronta: nada más y nada menos que construir la nueva sociedad, la sociedad socialista.
En toda revolución surge de las entrañas del pueblo actos llenos de mucho heroísmo, también desde las distintas trincheras en donde se libra la batalla, como también lamentablemente hay quienes no aguantan los procesos desencadenados y se desencantan o atemorizan terminando arrollados por la fuerza telúrica de dos poderes que se confrontan, el socialismo y el capitalismo.
Una vez más surge el ejemplo de este y de otros pueblos del mundo, sobresalen por sus grandezas ante las miserias humanas regadas en un mar de confusión y desesperanza sembradas por la cultura capitalista, sin embargo, a pesar de todo el pueblo se levanta, lo humano se erige por encima de las pequeñeces y se logra “tomar el cielo por asalto”, ese es el inmenso reto que tenemos por delante.
Así como en la misión vivienda surgen actos de heroísmo basados en el trabajo voluntario debe ocurrir en la misión Agro Venezuela, la oportunidad se presenta con el plan cayapa; son sorprendentes las proyecciones, unas obras que con contrataciones con las empresas capitalistas cuestan casi 400 millones de bolívares se reducen a nueve con el plan cayapa. El plan cayapa no es otra cosa que el esfuerzo colectivo de un pueblo, sacando de su trabajo y su fuerza creadora las herramientas para lograr una gran gesta. Lograrlo requiere de mucha unidad, de mucha comprensión y de mucho desprendimiento, no será fácil porque con ello estamos revirtiendo la cultura capitalista que arrastra toda su podredumbre al resto de la sociedad, la instiga a ser corrupta, la hace individualista y la desvía de la senda sanadora, para usar una frase prestada del Tobi Valderrama en su grano de Maíz, es allí donde debe prevalecer una vanguardia cívico-militar que predique con el ejemplo y trascienda viejos paradigmas para impregnar con lo nuevo el camino a recorrer por un pueblo triunfante.
El pueblo está convocado a una gran batalla, sin duda la más trascendente, solo comparable con la gesta de la independencia, solo comparable con la gesta de Abril de 2002, esta vez la única opción es vencer, no hay otra y tenemos la seguridad que este pueblo podrá vencer a esta rancia oligarquía, a ese imperialismo sátrapa y se impondrá el amor por encima de todas las cosas.
Todo aquel que crea estar haciendo una labor en función de esta gran batalla debe tener muy claro el panorama, la batalla es por el socialismo, la batalla es contra el capitalismo, es por ello que en el tiempo y espacio debe estar claro el objetivo, no hay marcha atrás, tampoco hay espacio para la duda, para la vacilación, es momento de ir a fondo, es momento de preguntarse en cada acción ¿Dónde está el socialismo?
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