Enrique Dussel
en su libro “20 tesis de política” y que más adelante lo
desarrolla ampliamente en “la política de la liberación, Arquitectónica”
ganador del premio libertador al pensamiento crítico del año 2.010
recomendado por el propio comandante de la revolución Bolivariana,
expresa que existen tres determinaciones de poder: la primera la voluntad
de vida (el querer vivir), la segunda la inter-subjetividad pública
por tanto el acuerdo de convivencia para poder vivir en comunidad y
finalmente una tercera sobre las disposiciones de los medios técnicos
para que esa comunidad pueda vivir de la forma racionalmente acordada.
Así mismo
Dussel nos habla del poder a través de las instituciones políticas
(que pueden ser materiales, de legitimidad o factibilidad) las cuales
son ejercidas por personas que delegadamente participan en dichas instituciones
de tal forma que el poder obediencial es referencia fundamental
como ejercicio delegado del poder en el planteamiento del propio Ejército
Zapatista de Liberación Nacional de mandar obedeciendo, esto sin duda
subyace en lo representativo dado a instituciones políticas que sean
de participación y no de representación de un grupo que desconoce
el poder popular como el único protagonista en la toma de decisiones.
De tal manera
que sobre este enunciado se plantean las dos formas de democracia, la
participativa y la representativa que se deben a instituciones políticas
de participación, por lo que vale la pena hacer una referencia al artículo
5 del libro rojo del PSUV que dice: “Para la toma de decisiones y
elecciones internas el partido podrá utilizar diversos métodos: elección
directa, universal y secreta; cooptación, elecciones de primero, segundo
o tercer grado; opinión y consenso, los cuales se determinaran por
las diversas instancias de dirección de acuerdo a las condiciones políticas”,
de la cual se experimentó en una primera etapa del nacimiento del partido
a través de la elección directa universal y secreta, la cual no fue
del todo un ejercicio democrático del poder ya que quienes tenían
mayor cantidad de recursos y capacidad de movilización fueron quienes
mayor participación tuvieron en cada uno de los procesos de elecciones
internas, esto sin duda dejó un precedente que Dussell plantea como
el momento en el que las clases políticas con mayor capacidad no se
bajaron al nivel de las bases, lo cual originó un aplastamiento de
las mismas.
De tal manera
un nuevo proceso de selección de representantes políticos se está
dando, de allí provienen los equipos políticos Estadales, Municipales
y Parroquiales designados con el método de la cooptación, en una suerte
de enmendar los errores de la práctica previa, y que sin duda aunque
permitió el reconocimiento de líderes que fueron dejados a un lado
por las prácticas de aplastamiento de quienes ostentaban la capacidad
de movilización y maquinaria, también permitió recurrir a viejas
tácticas de incluir representantes que provenían de una línea política
específica dada su corriente ideológica o la propia fracción del
partido a la que pertenecía, de esta forma encontramos por ejemplo
miembros de los equipos parroquiales que nunca han pertenecido o realizado
trabajo de base en ese espacio geográfico, en una suerte de acomodamiento
en detrimento de líderes populares oriundos que quedaron desplazados
por la misma dinámica.
Esto nos debe
llevar a la reflexión dado que el partido en concordancia con la segunda
línea estratégica de acción política plantea “Convertir la maquinaria
en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo”, por
lo que el partido debe en su accionar ir evolucionando como institución
política de participación y que el poder dado a los representantes
que ocupan posiciones de importancia del partido sean el reflejo real
del ejercicio delegado de poder del pueblo.
“En el
ámbito interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia
por lograr la democracia interna, en cierto modo, han sido frustradas
por algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales
manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades
personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales
a los principios revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda
revisión de los mecanismos de selección de nuestras autoridades y
de nuestros candidatos y poner en una balanza sus ventajas y desventajas”.
(Segunda línea estratégica, Documento de las 5 líneas estratégicas
de acción política del PSUV).