Comencemos esta disertación con una analogía: Venezuela es como una familia grande, así como también una familia es como una patria pequeña. De allí se desprende que tanto una familia como un país, deben estar dirigidos por un presidente o presidenta y/o un padre o una Madre. Asumiendo esta analogía como una axioma, podríamos hacer un ejercicio de imaginación y, plantearlo de la manera siguiente: Sí un hijo le dice muy preocupado a su padre: Papá necesito, que me compres zapatos, mira, los míos están rotos.
La respuesta del padre no es una negativa a rajatabla a la petición del hijo, lo más probable es que le compre los zapatos de inmediato, pero sí no tuviera a su alcance la posibilidad de comprarlos, asumiría de una vez la prioridad de comprar los zapatos, o repararlos o paliar el problema de alguna manera, pero no se quedaría de manos atadas. Ahora sí trasladamos esa situación a la gran familia Venezuela, en cualquiera de las apremiantes situaciones que hemos estado viviendo en nuestro país desde hace 12 años, pudiéramos afirmar sin temor a equivocarnos que nuestro presidente Hugo Chávez Frías, actuaría como un autentico padre de familia. Como lo ha demostrado frente a los eventos apremiantes en los cuales nos ha puesto a prueba la Naturaleza y el infortunio, que casi siempre ha venido empujado por la mano de una canalla oposición.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que la gran aceptación y ascendencia que tiene el presidente Chávez en el pueblo venezolano obedece aparte de los meritos más conspicuos de los cuales el presidente ha dado muestra en todo momento, a su conexión filial con el pueblo soberano, ello le ha mostrado al venezolano, otrora excluido, una vinculación eminentemente familiar. En palabras llanas se puede e decir que el presidente ha sido y es como un padre para la gran familia venezolana, un logro, que no llegó a alcanzar, ningún presidente venezolano.
Lo decimos, porque un padre, es un jefe, un poder, un mandamás, que esta siempre listo, siempre accesible, o sea es el propio, y el presidente Chávez, siempre es ese padre al cual se accede con facilidad y si no podemos acceder a él por razones obvias, cuando habla para todos nosotros siempre nos sorprende gratamente cuando nos da respuesta o informa algo relacionado, con lo que la gran mayoría del pueblo quería decirle.
En este momento cualquiera pudiera decir que estoy exagerando o jalando, pero esto que digo, es cierto. El presidente Chávez se pudiera decirse que, interpreta al pueblo y, como conoce las necesidades y las preferencias del pueblo fácilmente se adelanta a las peticiones o anhelos del pueblo. También pudieran decirme que una parte del pueblo no cree en Chávez, eso también es cierto. Pero, también es cierto que esa opinión es fácilmente rebatible, porque las razones para abrigar esa forma equivocada de pensar, obedece a la aceptación como ciertas a una sarta de campañas mediáticas propaladas por los tanques de pensamiento o de excremento de la oposición. Que por cierto, esa mediática mentirosa tiene patas muy cortas, ya que a cada aparición de ellas, la simple acción correctiva normal de nuestro gobierno las desbarata o las desvirtúa. Por allí están rodando por el suelo, destrozadas, las profecías de los profetas del desastre de las viudas del fracaso, de los duendes de los malos deseos, las mentiras de los diputados elegidos en mala hora por los ingenuos oposicionistas, las campañas de globovision y asociados, la reciente y vigente campaña sediciosa basada en el motín promovido por la oposición en el internado del Rodeo.
Claro que siempre insistiremos ante una situación recurrente en una pequeña parte del pueblo venezolano, quienes se presentan como unos tontos parejeros quienes aun cuando reconocen las virtudes de Chávez, no dejan de referenciar los supuestos defectos con los cuales la canalla opositora ha venido descalificando al presidente. Como ejemplo de ello, citaremos un hecho que presencié en un consultorio de barrio adentro donde atienden los médicos oftalmólogos. En esa oportunidad, estaba yo esperando el turno, para hacerme mi examen de los ojos, cuando unas señoras cerca de mí, comentaban las bondades de la misión barrio adentro, en ese momento una de ellas dijo: -yo, antes pensaba que, este presidente todo lo haría mal-, pero -ahora tengo que convenir en que a pesar de sus defectos, Chávez tiene buenas ideas. Porque –insistió la señora- -en una óptica privada aparte de lo caro del servicio, no atienden tan bien como lo hacen aquí- y de paso gratis, -agregó.
Apenas oí a la señora, se evidencio en mi otra de mis dolencias, que es la diabetes enfermedad ésta la cual me provoca un humor de los mil diablos, y literalmente me tragué a la señora con solo dos observaciones, la primera fue: que sí, sólo tenia razones para agradecerle a Chávez la solución del problema que le aquejaba, ¿por qué tenía entonces la necesidad de sombrear el acierto del presidente, con la referencia hecha acerca de los supuestos defectos del presidente Chávez? La otra observación fue el llamado de atención sobre la descalificación de la condición humana del presidente solo por justificar las mentiras con las cuales le habían impregnado sus neuronas a la señora de marras.
Esta ejemplificación nos permite demostrar lo que queremos decir en este artículo, y es la diferencia entre lo que es, un revolucionario consustanciado con su líder, con quien interactúa constantemente. Prueba de ello es la paciencia amorosa que derrocha ese pueblo, cuando espera horas para ver su líder en el balcón del pueblo y, cuando se desplaza en el territorio nacional para tener un baño de amor con su líder, por un lado. Y por otro lado ese pequeño porcentaje de venezolanos que se han dejado manipular por las campañas mediáticas de la oposición todas basadas en mentiras, que sólo están interesadas en desmontar del poder al líder y, dar al traste con la revolución bolivariana.
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!
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