Hemos afirmado en artículos anteriores que la formación social capitalista dependiente fraguada en Venezuela, como modelo de sociedad, fue concebida para otras realidades. He allí la razón originaria de su fracaso.
Razón que nos lleva a afirmar, de igual manera, que la edificación de la formación social socialista que nos proponemos construir –el Socialismo del Siglo XXI- debe ser diseñada a partir de nuestra propia realidad, debe ser originario. Su fraguado debe ser correspondiente con nuestra idiosincrasia y circunstancias reales de pueblo.
Proceso de transformación que debe superar cualquier visión inmediatista, No se trata de derrotar el capitalismo y después veremos que hacemos. Precisamente, el análisis del proceso histórico venezolano nos dice que allí se encuentra uno de los errores fundamentales cometidos por las fuerzas revolucionarias en 1958, luego del derrocamiento de la dictadura perezjimenista. En aquel entonces no se tuvo un modelo alternativo frente a la “modernización capitalista”.
En esta oportunidad la situación es radicalmente distinta. Aun cuando, el Socialismo del Siglo XXI es un modelo en construcción, es nuestro gran sueño y, ello, nos impulsa a entender la necesidad de construir un modelo de sociedad postcapitalista.
Nuestra propuesta socialista debe construirse a partir del establecimientos de nuevos elementos y nuevas conductas que le impriman su sello de originalidad.
Los venezolanos podemos exhibir el carácter pacifico que caracteriza a nuestra revolución. La misma se desarrolla a partir de la profundización de los principios de la democracia. La democracia participativa y protagónica, supera cualquier otro modelo de democracia. Nunca antes como ahora los venezolanos habíamos disfrutado de tanta libertad.
Hemos socializado la riqueza nacional. No resulta ninguna casualidad que Venezuela sea reconocida como la sociedad más equitativa del hemisferio y una de las más equitativas en el mundo.
Avanzamos en la conformación de un modelo de generación de riqueza alternativo. Nos hemos propuesto superara el capitalismo rentístico, como única forma de generación de riqueza. El Socialismo del Siglo XXI tiene que ser diferente a la estructuración capitalista, en la relación empresario-trabajador. Tiene que ser más eficiente que el capitalismo en la generación y distribución de la riqueza nacional; en tal sentido, debemos partir del hecho de que lo que hace atractivo al socialismo es, precisamente, la justicia distributiva.
El nuestro, si en verdad quiere ser socialista, tiene que ser profundamente democrático en lo político, económico, social y cultural. Para usar una frase del Maestro Orlando Fals Borda, debemos edificar un “Socialismo raizal y una Democracia radical”.
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