han estado obteniendo fabulosas ganancias indebidas que, además, les ha servido para justificar y encubrir, aunque sin proponérselo, la explotación salarial o la ganancia derivada de la plusvalía.
En versiones anteriores dijimos cosas como estas:
Por definición, los medios de trabajo (mt) son aquellas cosas que el hombre interpone entre él y el objeto de su trabajo como conductores de su acción. Los mt pueden ser naturales o artificiales, según sean tomados directamente de la tierra, como esta los ofrece (minerales, hidrocarburos, frutos silvestre, agua…), o procesados previamente para servir como medios de producción en forma de nuevos objetos de trabajo (materia prima) o como medios de trabajo susceptibles de transformación en nuevos valores de uso con el empleo de la fuerza de trabajo.[1]
Cuando el capitalista lanza al mercado su producción ofrece valores de uso cargados de valor de cambio, y espera obtener en cambio otro valor de uso diferente, en este caso dinero. Ambas transacciones: la compra de medios de producción al lado de la de fuerza de trabajo productivo, y la venta de las mercancías producidas se rigen y tasan según sus respectivos valores de cambio, es decir, según la cantidad de trabajo que por término medio hayan recibido durante su elaboración.
Sobre esa bases, cuando compramos una mercancía cualquiera procedente de una fábrica movida por asalariados y capitalistas, esperamos recibir un valor de uso diferente al dinero que entregamos, pero al mismo tiempo esperamos recibirlo con un valor de cambio = al dinero que desembolsamos. En este sentido, mal podemos comprar total ni parcialmente los mt empleados por el fabricante ya que ellos agotaron su utilidad durante el proceso productivo, no menos total o parcialmente, y en consecuencia destruyeron su valor de cambio.
Cónfer: http://www.aporrea.org/ideologia/a126899.html
Súmese ahora las siguientes citas, tomadas de El Capital, de Marx, y que asimiladas a la letra han alimentado a una de las estafas contables más grandes que legalmente han cometido los capitalistas, a tal punto que hemos llegado a la conclusión de inferir, sin necesidad de detalladas cuentas, que los capitalistas han obtenido realmente del mercado más ganancias que de la propia plusvalía arrancada en fábrica, siendo esta la esencia misma de la explotación burguesa:
En general, en la producción de mercancías, el valor de uso no es algo que se quiera por sí mismo. Sólo sirve como portador de valor. Pero para nuestro capitalista se trata de producir primero un objeto útil que posea un valor cambiable, un artículo destinado a la venta, una mercancía. Además quiere que el valor de esta sea superior al de las necesarias para producirla, es decir, a la suma de los valores de los medios de producción y la fuerza de trabajo, por los cuales invirtió su adorado dinero. No sólo desea producir una cosa útil, sino un valor, y no sólo un valor, sino además una plusvalía. Cónfer: Obra citada, Libro Primero, Cap. VII, Subc. II.
Efectivamente, veamos esta otra cita:
“El tiempo de trabajo para producir los hilados abarca el necesario para producir su materia prima, el algodón. Lo propio ocurre con el tiempo necesario para reproducir los husos gastado12”.
En esa cita de la misma Obra citada y mismo Cap. se incluyó esa Nota 12 al pie de página que colocó Marx; ella dice así:
“No sólo afecta el valor de las mercancías el trabajo que se les aplica de modo directo, sino también el incorporado a los implementos, herramientas y edificios sin los cuales no sería posible llevar a cabo ese trabajo” (David Ricardo, Principios de economía política y tributación).
Como se observa, Marx deja una ventana abierta a la continuidad de la estafa comercial que hoy estamos denunciando de nuevo y que lanzamos al mundo por primera vez en la historia de la economía Política. El caso es que los defensores del modo burgués, desde los tiempos de David Ricardo, y de más atrás, ya definían la plusvalía como simple excedente numérico sobre el monto de dinero (capital) o inversión inicial realizada por algún empresario para financiar, comerciar o producir una mercancía.
Bueno, de aquella primera conclusión pasamos a pensar que los teóricos, apologistas, exégetas y panegíricos del burguesismo han estado preñados de buena voluntad y hasta les han asistido todas menos una razones del mundo para combatir de frente, solapada, descarada, cruenta y despiadadamente, el Comunismo, evaluado éste como un modo potencial de producción que definitivamente les truncaría toda esperanza de seguir obteniendo semejantes y cuantiosas ganancias, en este caso producto de estos cargos ilícitos, eufemismo de estafa, y que los capitalistas han podido hasta ahora realizar tan legalmente como lo son sus empresas jurídicamente establecidas para producir, comerciar y financiar toda la Economía de todos los países del mundo donde el modo burgués ha ido conquistando mercados.
Sigamos con más citas de http://www.aporrea.org/ideologia/a126899.html :
Cuando compramos un traje, por ejemplo, este contiene toda la materia prima que requirió en forma de telas, botones e hilos de costura. También contiene el valor del trabajo aplicado por el sastre durante el tiempo medio de su fabricación. Pero, el traje no contiene un ápice del valor de uso ni, en consecuencia, del valor de cambio de la máquina de coser, de las agujas empleadas, de la mesa de trabajo del operador y ni de los demás medios de trabajo consumidos durante su confección. Por esta razón, ningún mt puede ser vendido o añadido al precio de venta, sin que esta transacción deje de ser cuestionada tal como ahora lo venimos haciendo.
Al consumidor de una mercancía le resulta indiferente si el traje es hecho totalmente a mano que con ayuda de mt, que el pan sea elaborado en un horno rústico o en un sofisticado horno electrónico, que las agujas de coser sean de oro o de acero inoxidable o de hojalata, porque el usuario sólo le interesa el valor de uso del pan, del traje, y para nada la forma de trabajo ni los medios con los que se ayudó el artesano del caso, con tal que su valor de uso sea igualmente satisfactorio.
Sábese que históricamente los medios de trabajo son los indicadores de la evolución experimentada en cada modo de producción, que tienen un valor económico en la propia construcción de la Historia de la Humanidad[2]. Ellos han marcado las distintas etapas de desarrollo económico, esclavismo, feudalismo y hoy burguesismo con sus subetapas e innovaciones técnicas de acelerada producción.
Las transformaciones de los mt y sus mejora en la productividad del trabajador han ido de la mano y en paralelo con las necesidades del hombre, antes atrapado pasivamente por las leyes naturales, y después de las manos del esclavista, del feudal y modernamente del capitalista que logró aislarlo de los medios de producción, de los objetos de trabajo, de los medios de trabajo y de la fuente primaria de todos esto medios de producción: de la tierra.
En este sentido, los mt son un gasto de pertenencia de los capitalistas y como tal intransferible, como valor de cambio, a la mercancía en proceso. Se trata de un gasto necesario para que logre incrementar la productividad del asalariado, de cara a mejorar su ganancia, y de esta perfectamente podría recuperar el valor de esos mt valor y conservar su capital, pero con fuerte apoyo teórico entresacado de la obra de Max, ha estado cargándolo al costo de producción de la mercancía y en consecuencia el valor ya consumido de esos mt reaparece “legalmente” en los precios de venta. Por eso no dudamos en calificar como estafa económica o cargo ilícito. No en balde, las legislaciones burguesas de los países mejor desarrollados son cautelosos y estrictos vigilantes del correcto monto cargable a los costos de producción por concepto de “depreciaciones, alquileres, gastos gerenciales y afines, cargos que si bien podrían ser reducidos a cero (0), viciosamente muchos empresarios inescrupulosos incurren en aberraciones contables y no sólo cargan estas indebidas inversiones al consumidor, sino que las sobrestiman.
Y repetimos: A la luz de estas denuncias económicas, debemos preguntarnos hasta qué punto el capitalismo podría sostenerse en pie sin esta venta indebida de los medios de trabajo. Creemos que sí puede hacerlo, y que sería una forma viable de bajar los costes de producción. Tal es la actual estructura de precios y costes burgueses, y mire que no se trataría para nada de actitudes comunistas ni socialistas.
P.D.: Creemos que Carlos Marx dejó pasar estas imprecisiones contables porque, ciertamente, sin la ayuda de los medios de trabajo la productividad del trabajo es muy baja, y porque desde un principio el hombre elaboró primero los mt y luego, con su ayuda, los bienes necesarios para su sustento. Esta deficiente y prematura apreciación sobre los mt ya la recogía David Ricardo, según la Nota 12 que hemos señalado arriba.
[1] Esa definición la tomamos de Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Cap. VII, (Cartago).
[2] Carlos Marx, Obra citada, Varios Capítulos.
marmac@cantv.net